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No todo vale en política

No todo vale en política

domingo 16 de febrero de 2014, 10:35h

A estas alturas de la película uno no pone la mano en el fuego por nadie y menos por aquellos que se las dan de vengadores justicieros, de honrados a carta cabal, de íntegros y después, a la hora de la verdad, se venden por un plato de lentejas o por un sillón en el Consejo de Gobierno. Me refiero, naturalmente, al vicepresidente de la Junta y consejero de Administración Local y Relaciones Institucionales, el comunistaDiego Valderas, quien va a ser investigado por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil por órden de la juez Mercedes Alaya por una supuesta  denuncia del ex director general de Trabajo, Francisco Javier Guerrero, ya saben uno de los personajes clave en la trama de los EREs fraudulentos, el de los gin tonics y la coca. Según Guerrero, tanto Diego Valderas como el presidente de la Diputación sevillana, el socialistaFernando Rodríguez Villalobos, habrían mediado en la concesón de una serie de ayudas relacionadas en los famosos EREs. 

De momento, la juez ha cumpldo con su obligación y ha hecho lo que tenía que hacer, es decir, ordenar a la Guardia Civil que investigue si hay algo de cierto en dicha denuncia antes de citar a Valderas Villalobosaunque sea meramente en calidad de testigos, como quería el abogado de Guerrero, pero, claro, en Andalucía están las cosas de la corrupción como están, con diez años de fraudes institucionalizados y cualquier nombre que salga a la palestra en un auto de Mercedes Alaya cae en el terreno de la sospecha. Y no me digan aquello tan repetido de que todo el mundo es inocente mientras no se demuestre lo contrario porque en este país nos estamos acostumbrando a condenar a cadena perpétua no ya a los imputados de un supuesto delito, sino hasta los que acuden en calidad de testigos.

Y no es eso, no es eso. Reitero que aunque no pongo la mano en el fuego por Valderas y su honrada integridad, y a algunos recientes hechos de deshaucios de vecinos me remito, me parece que un individuo de la calaña del tal Guerrero merece credibilidad cero. Porque siguiendo esta tesis podemos caer en la tentación de que algunos de los pringados en la trama de los EREs, que suman ya casi los ciento cincuenta, pueda comenzar a aplicar el ventilador de la mierda a diestro y siniestro para intentar desviar la atención y ¡vive Dios! que conseguiría cientos de titulares en algunos medios de comunicación, avidos de enfangar aún más si cabe el panorama político del bipartito que nos gobierna.

Por todo ello convendría que el nuevo lider el PP andaluz, Juan Manuel Moreno, recién llegado a estas tierras que ya comienza a recorrer como había prometido, no abusara de coletillas que no le han funcionado demasiado bien a sus predecesores. Eso de pedir la dimisión de Susana Díaz por la corrupción es un argumento tan manido y utilizado que ha perdido bastante valor. Y no porque la tal Susana Díaz no tenga alguna responsabilidad en la trama de los EREs, que por acción u omisión seguro que la tiene, sino porque ya se sabe que la gente lo de "dimita señora Susana" le suena a aquello que repetía Aznar en la tribuna del Congreso del "váyase señor González". Y González no se fue hasta que lo echaron las urnas. Lo mismo que Susana no se irá a no ser que los andaluces decidan, por primera vez en la historia de la democracia, que el PSOE abandone por fin el Palacio de San Telmo al que tanto gusto le ha cogido. Se puede pedir la dimisión de Susana por cosas más graves incluso que la propia corrupción de la Junta y es el atraso de nuestra comunidad, el paro o el fracaso educativo.

Sin duda alguna, Juan Manuel Moreno le ha puesto entusiasmo, empeño y ganas a su nueva misión y aspira, como no podía ser menos, a volver a ganar las elecciones andaluzas superando los logros de su mentor Javier Arenas, pero hemos de reconocer que lo tiene complicado, muy complicado. De momento tiene un partido desmotivado, disgregado, falto de ideas y bastante apático que está pensando más en lo que ocurre en Madrid que en buscar soluciones a los graves problemas por los que atraviesa Andalucía. En el Congreso de los días 1 y 2 de marzo, el nuevo presidente del PP-A debe esforzarse por dar una imagen de unidad que ha quedado muy tocada y dejarle claro a los militantes y sobre todo a los votantes que dejar a la sin par Susana Díaz contra las cuerdas no es una misión imposible aunque, dadas las actuales cicunstancias, sí que se podría comparar con los Doce trabajos de Hércules.

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