Nativel, una de las grandes, en pleno Sevilla
sábado 17 de mayo de 2014, 09:34h
Asistí en el patio de El Alcázar
de Sevilla a la entrega del premio Fernando Lara de novela. Allí estaban Susana
Díaz, y el alcalde de la ciudad, Zoido, y el 'todo Sevilla', que no
es poca cosa, como todo el mundo sabe. El 'tout Sevilla', que diría
Antonio Burgos, con Curro Romero incluido -¿qué se da este hombre, que siempre
parece que tiene cincuenta años?-, mezclado con la muy catalana, que no catalanista,
editorial Planeta, y la internacional aseguradora Axa, que patrocina sabiamente
la cosa. El resultado de todos estos ingredientes suele ser cada año -era
la primera vez que yo acudía-una cena amable, de la que a veces han
salido premiadas buenas novelas e insignes autores, y no entremos en
disquisiciones sobre jurados -allá estaban Pere Gimferer, Fernando
Delgado y Ana Ruiz Tagle- selecciones de premiables, que eso nos
llevaría muy lejos. El caso es que este año premiaron a Nativel.
Nativel Preciado, que es el
resultado artístico de un nombre más largo. Compañera del alma, compañera. No
sabía, francamente que anduviese en esto de escribir otra novela, que esta
mujer siempre anda en algo grande. Pero me muero desde ya por leer este 'hilo
rojo' (así se presentó en la plica, ahora cambiará de nombre). Porque
seguro que algo interesante tendrá: Nativel es una de las grandes, en lo suyo y
en otras muchas cosas. Tiene talento, a veces algo escondido porque ella jamás
deja que brille para el sarcasmo, ni para el alfilerazo ácido. En periodismo,
que es de lo que uno va entendiendo poco a poco, es de lo mejor: nunca ha hecho
una putada a nadie, jamás ha renunciado a estar donde siempre ha estado, no ha
hecho ni una concesión a los protocolos, a la vanidad, a las convenciones. Por
eso ha vivido duro, se la ha jugado muchas veces y nos ha dejado el testimonio de
quien, como dijo Wilde, puso talento en su obra y genio en su vida. Y, de paso,
va infundiendo una sensación de paz a su alrededor.
Ignoro quiénes eran los otros
aspirantes al premio. Desconocía a quienes se presentaban con su nombre
verdadero, y, claro, también ignoraba yo quiénes se escondían tras la plica.
Pero estoy seguro de que, si alguien se merece el premio, es esta colega. Seguro
que Nativel ha pasado a formar parte destacadísima de ese club de
periodistas-novelistas que tan buenos frutos da, desde Arturo Pérez Reverte y
los dos hermanos Martínez Reverte, Javier y Jorge, hasta Marta Robles, que fue
el premio Lara del año pasado con una muy buena novela centrada en la figura de
una amante de D'Annunzio.
Tuve el privilegio de dar a
Nativel la enhorabuena abrazándola personalmente en la terraza de una noche
sevillana que miraba hacia la Giralda, nada menos. Me alegró saber que ella,
que tanto ha sufrido por tantos conceptos, se sentía en esos momentos
serenamente feliz.