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La rubia de la cuarta fila

La rubia de la cuarta fila

martes 10 de junio de 2014, 07:46h
Ha llegado, por fin, el ocaso de los dioses políticos. Ya era hora. Ni Wagner, ni Billy Wilder ni Luccino Visconti lo podían haber retratado mejor. En Andalucía, enterrados por fin los eternos Chaves, Griñán, Zarrías, Arenas o Valderas, y teniendo el PSOE sólo a Felipe González como referencia histórica de un tiempo pasado que esta vez sí que fue mejor, el relevo generacional lo han asumido mujeres y hombres que rondan los treinta y pocos años y han desembarcado con fuerza arrolladora en los órganos del poder. Las últimas elecciones europeas han dado el pistoletazo de salida a una nueva hornada de jóvenes líderes que serán quienes cobren protagonismo en los pròximos años. El único que ha ganado algo ha sido el chaval de la coleta, el tal Pablo Iglesias de "Podemos", pero es que la gran mayoría de esos nuevos líderes, al menos al Sur de Despeñaperros, han heredado digitalmente, a dedazo limpio, el cargo de sus mayores sin que los andaluces hayamos dicho aún esta boca es mía. Porque por más que sus equipos nos vendan que los resultados obtenidos en los últimos comicios respaldan su gestión, el hecho es que ninguno de ellos, ni Susana Díaz, ni Juanma Moreno ni Antonio Maillo formaban parte de las candidaturas que votamos el pasado 25 de mayo. Así que habrá que esperar a que la presidenta de la Junta adelante las elecciones andaluzas al otoño para comprobar si, efectivamente, los nuevos protagonistas políticos concitan las adhesiones que, como en la mili con el valor, todos les presuponen.

Hay que reconocer que, de momento, quien se está llevando el gato al agua es la rubia de Triana. Esa "rubia de la cuarta fila" que cantaba Joaquín Sabina que ha pasado de la noche a la mañana y como por arte de magia a ser la protagonista indispensable y fija en cualquier tertulia política y a ocupar la tribuna y el podio de los vencedores. Susana Díaz y sus asesores de marketing les ha comido el coco a sus compañeros de partido colocándola como referencia de futuro para el PSOE. Hasta ahí era de esperar porque los socialistas estaban bastante huérfanos y con su actual líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, cosechan derrota tras derrota sin levantar cabeza. Les es imprescindible encontrar cuanto antes una nueva cara que nos haga olvidar a todos la desastrosa era de Rodríguez Zapatero. Que se hayan fijado en Susana, que es la única que mantiene un gobierno regional con la bandera del puño y la rosa y conserva ese granero de votos que le es necesario para tener alguna posibilidad de ganar, es bastante lógico. Lo que ya no lo es tanto es que hayan sido capaces de venderle al resto de los españoles, incluído al todavía Rey, Don Juan Carlos I, que Susana es la gran esperanza política, la figura que necesita España para acabar de una vez con estos años de recortes, paro y miseria a los que nos condenó su antecesor.

Me preocupa, de verdad que me preocupa que los españoles, en el muy posible caso de que finalmente Susana Díaz, sea la candidata del PSOE a la Presidencia del Gobierno, volvamos a repetir lo que ocurrió con Zapatero, dándole un cheque en blanco para que dilapide lo que nos ha costado conseguir con tanto sacrificio. De momento ha dado un paso atrás y ha retirado su candidatura a la Secretaría General del partido quedando a la espera de futuros retos. No quiere quemarse en unas primarias que podrían salirle rana. Ya veremos si opta a la candidatura a la Presidencia del Gobierno o, tal y como adelanté hace meses, prefiere esperar mejores tiempos que le ofrezcan mejores oportunidades que le den opciones a alcanzar la Moncloa. Y lo digo con conocimiento de causa. En estos momentos se está demostrando fehacièntemente que a Susana le importa un pito esa Andalucía que tanto dice defender en sus discursos. Y que lo que le preocupa de verdad es su vertiginosa carrera política hacia Madrid. Está en su derecho, desde luego. Como los demás estamos en nuestro derecho a que no nos engañen.Porque somos muchos los andaluces que estamos ya hartos de que el PSOE utilice esta comunidad como laboratorio de experimentación y trampolín para lanzar a sus dirigentes sin que ninguno de ellos (o ellas) se preocupe lo más mínimo de buscar soluciones que coloquen a Andalucía en el lugar que se merece y que no es, desde luego, en el furgón de cola de Europa.

Me parece bien que Susana Díaz juegue sus bazas políticas para hacerse un hueco en la dirección del PSOE y en su carrera hacia la Presidencia del Gobierno. Antes deberá ganar una elecciones en Andalucía que ratifiquen su cartel, algo que aún no ha conseguido. Todavía es joven y tiene una brillante carrera por delante. Quizás en el futuro nos sorprenda a todos, incluso a mí, y tenga que reconocer que me equivoqúé. Ojalá. Mientras tanto como andaluz que soy, seguiré pensando que, como decía Sabina en su canción: "Rubia de la cuarta fila, carterita para el buen ladrón, lagrimón de cocodrila, juego de Dalila con Sansón". Pues eso.  
 

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