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Foros de paz: ¿por qué no el Príncipe de Asturias?

Foros de paz: ¿por qué no el Príncipe de Asturias?

jueves 04 de septiembre de 2014, 13:44h
Ahora que está reunida la OTAN para adaptarse al lenguaje inevitablemente guerrero con el que nos ha advertido durante todo el verano su secretario general, Anders Fogh Rasmussen, también convendría, pienso, hablar de foros de paz. Reconozco que el tema se me ha ocurrido al ver que mi colega -con cuánto orgullo lo digo-la periodista congoleña Caddy Adzuba ha sido galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, por su lucha contra la violencia que se ejerce contra las mujeres en su país.

Y ¿qué tiene que ver la 'cumbre' de la OTAN con este premio? Pienso que mucho. El mundo está cada vez más necesitado de concordia, de voces de paz. En el orden de género y doméstico, como es el caso ejemplar de la campaña de Caddy Adzuba, y en el ámbito internacional, como es el combate contra esa violencia, que también es racista y sexista, además de religiosa, que se ejerce desde el Estado Islámico. Sospecho que en una reunión de los jefes de Gobierno que integran la Alianza Atlántica, que es una organización defensiva, no se va a hablar precisamente ni de concordia ni de paz, sino todo lo contrario, y conste que admito que la irracionalidad yihadista y, en otro plano, las ambiciones expansionistas de Putin, necesitan una respuesta global y, de alguna manera, contundente. Dejo a cada cual el debate acerca de si nuestro país debe o no enviar armas y monitores para armar a los kurdos, como se ha propuesto desde la UE: personalmente, no creo que esa sea la solución, y escucho con alegría que esa parece ser la posición oficial de nuestro Gobierno. Pero, desde luego, no soy sino un mero observador de lo que está ocurriendo, de lo que 'nos' está ocurriendo, no un experto estratega en cuestiones militares, Dios me libre.

Sí pienso, en cualquier caso, que la humanidad, ahora que la ONU parece haber hecho dejación de sus funciones -que esa es otra--, está pidiendo urgentemente foros sinceros de buena voluntad, en los que se hable de tolerancia, de progreso, de acuerdo, de paz, de cooperación. Puede que esos foros, tengan el carácter que tengan, sean mucho menos ejecutivos que una fuerza de intervención rápida de la OTAN o que un contingente de 'cascos azules' de las Naciones Unidas, suponiendo, ya digo, que la ONU se sintiese alguna vez concernida ante tanto foco de serio conflicto en el planeta; se me ocurre, sin embargo, que plataformas como los premios Nobel, o nuestros premios Príncipe de Asturias, pueden contribuir a hacer que cada año sea algo mejor, y no mucho peor, para el género humano, como parece que va ocurriendo en esta época en la que todo se nos va en recuerdos, que a veces parecen más bien advertencias, para aniversarios de guerras mundiales.

Creo que los Premios Príncipe de Asturias, que este año estarán protagonizados por el Rey Felipe VI, obtienen un porcentaje de aciertos bastante considerable en la concesión cada año de sus galardones, siempre dentro del espíritu de ir hacia la superación del los 'conflictos de civilizaciones' al que antes me refería. Me pregunto, ahora que ha concluido este año el proceso de nominaciones de premiados para la tradicional ceremonia de finales de octubre en Oviedo, si ediciones futuras no deberían ser aún más ambiciosas en la persecución de estos objetivos. No es, desde luego, solamente una cuestión de sacar brillo a la 'marca España', por la que indudablemente estos premios hacen mucho: es una cuestión de dejar a nuestros herederos un mundo un poco mejor de lo que nosotros lo encontramos. ¿No es esa la tarea sublime ante la que se enfrenta cada persona?

El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>
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