Última reunión de 2014
El BCE acapara la atención del mercado, que prevé compras de deuda soberana en el primer trimestre de 2015
jueves 04 de diciembre de 2014, 10:29h
El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) se reúne este
jueves en medio de una gran expectación de los mercados sobre la
posibilidad de que la institución presidida por Mario Draghi ofrezca
detalles sobre un programa de compra de deuda que se espera para el
primer trimestre de 2015.
Los analistas creen que en esta reunión,
"muy probablemente el evento de mayor impacto en los mercados para lo
que queda de 2014", las expectativas en torno a la intervención de Mario
Draghi son muy elevadas después de las intervenciones de los miembros
del BCE de los últimos días.
Desde Bank of America Merril Lynch recuerdan que Draghi transmitió
en un discurso reciente un sentido de urgencia para hacer frente a la
baja inflación, mientras que Benoit Coeuré y Vitor Constancio apuntaban
la discusión de un programa más amplio de compra activos en el seno del
BCE.
El estratega de mercados de IG, Daniel Pingarrón, coincide con el
banco estadounidense en que lo más probable es que el BCE no anuncie
ninguna medida adicional este jueves ni profundice en detalles sobre las
que pueda adoptar próximamente, pero sí mantendrá la idea de que
podrían anunciarse en las reuniones de enero o marzo.
En este sentido, añade que los mercados descuentan "con cierta
claridad" que a corto plazo el BCE va a ampliar sus programas de
compras, por lo que es necesario que Draghi mantenga un discurso
parecido al de los últimos días y no reduzca la contundencia mostrada
recientemente para no decepcionarlos.
El analista de Self Bank Felipe López-Gálvez también cree que el
anuncio del programa de compra de deuda soberana en el primer trimestre
de 2015 es "el escenario más probable" para los mercados, ya que, a
pesar de que el último dato de IPC sitúa la inflación en un bajo 0,3%,
se esperará a ver cómo resulta la segunda ronda de financiación TLTRO
prevista para el próximo jueves día 11 de diciembre.
A este respecto, recuerda el poco éxito de la subasta de
septiembre, en la que los bancos solicitaron poco más de 80.000 millones
de euros, por la cercanía de los test de estrés, y prevé que en esta
segunda las entidades soliciten más fondos.
Entre las razones que López Gálvez cree que instan al BCE a poner
en marcha el programa de compra de deuda menciona el empeoramiento de
las perspectivas de inflación, que ya no puede achacar sólo a la caída
de los precios energéticos; el hecho de que los gobiernos de países como
Francia e Italia no estén haciendo sus deberes, y que el programa de
compra de activos iniciado hace un mes no esté teniendo el efecto
deseado.
Respecto a la inflación, los analistas de BofA Merrill Lynch
añaden que el bajo dato de noviembre y el descenso de los precios del
petróleo hacen que las previsiones ronden la "peligrosa barrera del 0%"
en los próximos meses y generen un periodo de baja inflación más
persistente.
POSIBLES DETALLES DEL PROGRAMA.
El analista de XTB Javier Urones considera que la posibilidad de
que el BCE se lance de una forma directa a comprar deuda soberana
europea como hiciera hace años la Fed estadounidense con su programa de
compra cuantitativa (QE) supone un "punto de inflexión" en la política
monetaria del organismo.
En concreto, se decanta por un programa con un importe de 500.000
millones de euros al menos durante un año, y cree que una cifra por
debajo de ese nivel, o incluso un retraso en su aplicación, sería "muy
mal acogido" por las bolsas, que corregirían con fuerza.
"Si por el contrario el BCE aumenta el tamaño de compra tendríamos
probablemente el efecto contrario y podría suponer perfectamente un
punto de inicio para un hipotético rally de fin de año", añadió.
Asimismo, cree que el BCE comprará deuda con vencimientos
inferiores a diez años, ya que es la que menor riesgo de impago presenta
y contribuiría a diferir el vencimiento medio de la deuda soberana,
dando más margen de tiempo a las economías de la eurozona para su
recuperación.
En esta línea, considera que no discriminará por países y comprará
deuda de todos ellos, incluido Grecia, aunque con una mayor ponderación
hacia aquellos que presentan unos balances más saneados y que más
pueden contribuir al crecimiento de la región el año que viene, como
Alemania, España, Francia y, en menor medida, Italia.