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A mí tampoco me ha tocado

A mí tampoco me ha tocado

martes 23 de diciembre de 2014, 08:35h
No, no ha sido usted el único que llevando seis o siete décimos de distinta terminación no ha cogido ni una pedrea ni un mal reintegro. Como usted estamos la gran mayoría de los españoles que, un año más, comprobamos cómo este famoso sorteo es de los más cicateros y rácanos de los cientos que hay durante todo el año. Porque, al fin y al cabo, el resto del año siempre hay en la Lotería Nacional de jueves y sábados dos reintegros y numerosas terminaciones de dos y tres cifras que te salvan los muebles y te dan una alegría de vez en cuando, pero este de los Niños de San Ildefonso, además de soplarte veinte euracos como mínimo, que es una pasta, te deja siempre con la miel en los labios y no entiendes, con la de cientos de números que cantan los chavales durante las casi tres horas que dura el sorteo, cómo es posible que ninguno sea uno de los diversos que guardas en la cartera. Está visto que no. Y ahora, además, vienen los ciezos de siempre, los aguafiestas con aquello que "la mejor lotería es el trabajo y la economía". Vamos, anda, La mejor lotería es la que te toca, no te jode. Como para hacerle tragar sin agua todos los décimos que has mirado y remirado primero en Internet y después en la lista oficial y comprobado que, efectivamente, sigues siendo pobre, quizás cien euros más pobre que el pasado domingo.

Y es que esto de la lotería es un timo institucionalizado. Una estafa gubernamental que todos aceptamos encantados de habernos conocido. Es la estampita del Gobierno, de todos los gobiernos sean del signo que sean. Se gastan una pasta para venderte por la tele el anuncio de los buenas personas que somos todos, echan el resto para que todos los medios de comunicación, prensa, radio, tele e Internet, nos machaquen un día sí y otro también con la perra lotera y, al final, picas, vaya que si picas, y te gastas un pastón que te hubiese podido costear una opípara cena navideña a base de mariscos y jamón de pata negra. Para colmo, como te toquen más de tres mil euros ya estás en busca y captura por y sus muchachos de Hacienda. Eso sí, ¿se han dado cuenta de que siempre, siempre dicen aquello de que el Gordo ha estado muy repartido y, como si fuese el Santa Claus albañil de Famobil, ha servido para tapar un montón de agujeros? Este año ni he visto el sorteo con su monótona y pesada cantinela ni, por supuesto, las clásicas imágenes posteriores de los afortunados brindando con cava, diciendo chorradas y creyendo que esos cuatrocientos mil euros del gordo (que no son tales, sino 320.000 tras pagar a Hacienda) le van a solucionar la vida al afortunado y a toda su familia. Pobres ilusos. A quien de verdad le solucionan la vida es al Gobierno, de cualquier Gobierno que, en sólo un día y sin mover un dedo (solo mueve un par de bombos) se embolsa cientos de millones de euros por la cara poniendo de pantalla a los pequeños huérfanos.

Si yo fuese el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que evidéntemente no lo soy, incluiría en mi programa electoral un sorteo de Navidad popular y anticasta a euro el décimo. Y con premios millonarios. Ya verían como los ciudadanos (y ciudadanas) arrasaban las administraciones durante todo el año. Porque, otra cosa no, pero a los españoles nos gusta esto de la lotería y de conseguir dinero sin que os cueste el más mínimo esfuerzo, más que a un tonto un lápiz. Será por eso por lo que los políticos son tan dados a la corrupción y a trincar la pasta que se les pone por delante. Para ellos, el que te den un cargo en un Ayuntamiento, en una autonomía, en el Parlamento o en el Gobierno, es como haber comprado una docena de décimos. Y ahí sí que no hay reintegros ni pedreas. Ahí casi son todos premios gordos comparables a los del 22 de diciembre. Solo hay que echar un vistazo a lo que nos rodea para comprobarlo. Que sean felices en lo que resta de año. A ver si hay mejor suerte en el sorteo de el Niño.
 
 
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