Pero esa entrada en el mercado común se produjo en paralelo a la
introducción de un nuevo sistema fiscal, que muchos españoles sintieron
abusivo. La relación con Andorra cambió y pasó de ser comercial a ser
financiara. Muchos contribuyentes vieron en el país vecino un paraíso fiscal en
el que podían dejar su dinero burlando así a la Hacienda pública española. Los
bancos andorranos recibían sus ahorros encantados y estaban sólo a un par de
horas de Barcelona por carretera.
Los viajes en coche a Andorra con los maleteros llenos de dinero no son una
leyenda urbana, son algo habitual. Los más sonados son quizá los que
presuntamente realizó el primogénito de
Jordi Pujol,
Jordi Pujol Ferrusola, con
su ex novia María Victoria Álvarez. Según ha relatado la propia Álvarez ante
los jueces, el joven
Pujol entraba en Andorra con bolsas llenas de billetes de
500 euros.
La versión de
Álvarez, publicada por la prensa de Madrid, había sido puesta
en entredicho en Barcelona, pero cobró visos de realidad cuando el pasado mes
de julio, Pujol padre confesó que tiene cuentas en Andorra desde los años 80
como consecuencia de una herencia de su padre, que olvidó regularizar. El
testamento no ha aparecido y la justicia investiga ahora de dónde proceden esos
fondos guardados durante tantos años a buen recaudo andorrano.
Pujol, su esposa,
Marta Ferrusola, y tres de sus siete hijos declararán el
próximo día 27 por este asunto, que seguramente tardará en esclarecerse. Pero
no son los únicos. La soprano
Montserrat Caballé llegó hace escasas semanas a
un acuerdo con la justicia. La cantante también tenía su dinero en Andorra,
aunque vivía en Barcelona y debería haber tributado en España. No irá a
prisión, pero pagará una buena multa.
El motorista Marc Márquez aseguró en diciembre, entre lágrimas, que no ha
fijado su residencia en Andorra para pagar menos al fisco español, que su
cambio de domicilio obedece al cariño que siente por el paisaje pirenáico y que
seguirá tributando en España. También los ahorros de la tenista
Arantxa Sánchez
Vicario pasaron por Andorra... La lista es larga.
Hoy Mariano Rajoy viajará a Andorra y mañana se reunirá con el presidente de
este país,
Antoni Martí. Ambos jefes de gobierno firmarán un convenio de doble
imposición con el que se pretende paliar estas prácticas de evasión fiscal a
las que han recurrido tantos españoles en los últimos años. Además, Rajoy, que
viaja acompañado del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, buscará que la
información tributaria entre ambos países fluya. Se trata, pues, de intentar
que el fisco español pueda saber quién tiene cuentas en los bancos andorranos.
Seguramente, ese pacto no será más que un paso hacia la transparencia, pero
eso se sabrá mañana tras el encuentro entre Rajoy y Martí. Hoy el presidente
español iniciará su recorrido en La Seu D'Urgell. Será su segunda visita a
Cataluña tras el sucedáneo de consulta del pasado 9 de noviembre. Pero, en
realidad, Rajoy sólo pisará suelo catalán de paso, un poco por casualidad,
porque el aeropuerto de La Seu es el de Andorra.
Para Mocloa, éste es un viaje al extranjero. No se espera, por tanto, que
Rajoy aborde el asunto catalán. El presidente ya decepcionó el 29 de noviembre,
cuando aterrizó durante dos horas en Barcelona para dar un mitin y explicar su
punto de vista sobre las tensiones separatistas que se viven en esta comunidad.
Rajoy no anunció nada nuevo, no propuso pacto ni acuerdo y se mantuvo en sus
trece: no habrá referéndum legal mientras él sea presidente de España. Tampoco
se le vio abierto a propiciar una reforma Constitucional como propone el líder
del PSOE, Pedro Sánchez.
La visita de Rajoy a Cataluña no aportó nada nuevo, pero también es cierto
que desde entonces, el independentismo se ha enfriado o ha entrado en una etapa
latente como consecuencia de las tensiones entre
Artur Mas y Oriol Junqueras.
No hay manera de que ambos políticos se pongan de acuerdo y eso está retrasando
la convocatoria de unas elecciones anticipadas que podrían reanimar el sentimiento
independentista y que, esta vez sí, supondrían un verdadero reto al Estado y un
auténtico quebradero de cabeza para Rajoy.
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