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Lole Montoya, del duo 'Lole y Manuel': 'La raza gitana hace cuatro o cinco palos flamencos como nadie'

Lole Montoya, del duo 'Lole y Manuel': "La raza gitana hace cuatro o cinco palos flamencos como nadie"

> Entrevista con la que fuera pareja artística del recién fallecido Manuel Molina 
>  El 26 de mayo hará una  sola actuación  en Madrid, en el Teatro Compac Gran Vía.

miércoles 20 de mayo de 2015, 10:06h
El cantaor y guitarrista flamenco Manuel Molina ha muerto.  Padecía un cáncer terminal que decidió no tratarse. Durante años  fue la pareja artística y sentimental de Lole, con quien Diariocrítico ha hablado hace tan solo unos días. 
Mediados de mayo. Tarde calurosa en Madrid. La hermosa galería  que da a la calle de Alcalá del antiguo teatro Alcázar -hoy sede también del grupo de comunicación Smedia- es testigo de nuestro encuentro con Dolores Montoya Rodríguez, cantaora, bailaora y compositora gitana, conocida mundialmente con su propio nombre artístico de 'Lole' (barrio de Triana, Sevilla, 1954). La gitana, belleza serena, aspecto tranquilo y porte elegante y sencillo, discretamente   vestida (combinando pantalón y blusa negros con chaqueta ligera de color blanco), y pelo negro como la noche, recogido en la nuca, se sienta frente a nosotros con una pequeña mesa por medio, esperando  paciente a que le lancemos la primera pregunta, una vez pasadas las presentaciones y el saludo  de rigor.

Junto a Manuel  Molina (el padre de su hija Alba Molina, también artista, ¡cómo no!), Lole revolucionó el patio flamenco hace ahora 40 años. Bastaron la música de Manuel, los poemas de Juan Manuel Flores y la voz cristalina, afinada y emotiva de Lole para marcar un antes y un después de su irrupción en el mundo del cante jondo.

¿Qué piensan los puristas del flamenco de Lole, 40 años después?, preguntamos a la artista gitana, y ella, reflexionando brevemente,  alterna su mirada entre el interlocutor y un punto fijo de la calle al que acude, como buscando la película de todos estos años: "Cada uno traemos unas vivencias. Cuando yo era niña y adolescente, oía  la música que ponía mi tía y que iba desde Ella Fitzgerald hasta Otis Redding; escuchaba aquello y me gustaba porque siempre he sido una persona abierta a todo tipo de músicas... Tú me preguntas ahora qué piensan los puristas del flamenco de mi música... Cuando empezamos Manuel y yo decían que  eso era muy nuevo, y después fueron viendo cómo el público también entraba a ese nuevo sonido del flamenco. Gentes como el mismo Antonio Núñez, 'El Chocolate', que era un cantaor de toda la vida, que ya murió, pensaba que nos estábamos confundiendo. Pero el público  siguió sin creer que eso fuera así. Y los puristas seguían yendo a escucharnos allá por donde  íbamos. Veían en nosotros algo fresco, una nueva musicalidad, un nuevo sonido que venía a rejuvenecer  algo que, hasta ese momento era más un lamento, un quejío, un sufrimiento. Nosotros entonces vimos esa puerta abierta dentro del flamenco y seguimos decididos a transitar por él. Los cambios, a pesar de los puristas, tienen que producirse siempre desde dentro".

Hija de 'La Negra', cantaora, y el bailaor Juan Montoya, Lole tenía  18 años cuando  comenzó su carrera profesional formando parte del dúo 'Lole y Manuel', todo un icono del flamenco vanguardista  durante más de 20 años. Incluso hoy, sus letras y su música son consideradas como una de las cimas más altas del flamenco. Pero todo comenzó cuando el padre de Lole decidió  llevarla, en Sevilla, a la academia de Enrique, 'El Cojo': "Era un hombre muy gracioso -comenta Lole-. Allí empecé montando mis primeras coreografías, unos bailecitos por   seguiriyas (ya sabes que, junto a la soleá y la bulería, la seguiriya forma la  columna vertebral del cante flamenco), y unas alegrías, de estas en las que una doblaba la cintura y todo eso... De allí pasé a bailar en algunos tablaos, Los Gallos en Sevilla, y, un poco más adelante, aquí en Madrid, en Las Brujas. Después ya vino mi primer disco, junto a Manuel, 'Nuevo día' (1975)...".

Nueva época

Sí, allí nació el nuevo flamenco, impregnado también de ciertas y reconocidas influencias hippies que pueden apreciarse en los temas  de sus letras, llenas de alusiones al amor, la paz y las flores, que el dúo mezclaba también con sonidos de la cultura árabe (la madre de Lole nació en Argelia y la Montoya hoy entiende y habla el idioma con  fluidez). Estuvieron juntos hasta 1993, fecha en la que se deshizo el tándem, pero dejando tras de sí álbumes emblemáticos en la historia del flamenco: 'Pasaje del agua' (1976),  'Lole y Manuel' (1977), 'Al alba con alegría' (1980), 'Casta' (1984), 'Lole y Manuel cantan a Manuel de Falla' (1992),  'Alba Molina' (1994) y 'Una voz y una guitarra' (1995). 

Mujer profunda, nada superficial, que se sabe respetada, apoyada y entendida por su madre, Lole se toma la vida en serio y tiene muy claros sus  principios y sus prioridades: "Yo, antes que nada, soy mujer; luego, madre y después cantaora. Lo de la música es una añadidura". Y la sevillana añade que "los músicos, los artistas, los poetas, los líderes, deben de ser como nuestros padres, nuestros guías. Blas Infante lo fue para Andalucía...".  Y, a renglón seguido  añade que " me gusta la música, mi profesión, pero no la vida del artista: yo no trasnocho, ni bebo, más allá de alguna cerveza con amigos, y soy una enamorada de la belleza".

Para Lole, desde su atalaya de los 60 ya cumplidos, "la mujer es un ser que, cuando encuentra su posición, es invencible". Y piensa que   "cualquier edad es bonita para hacer cosas...  Lo que pasa es que nunca nos satisface nada".  Y continúa   adentrándose en caminos  aún más  serios: "Antes temía a la muerte, pero ahora no le tengo ningún miedo. No, porque ya sé que es lo que hay después... Dioses tenemos por un tubo, de todas clases, pero la religión no tiene nada que ver con la relación personal con Dios, a quien tú puedes llamar Padre". "El Señor puso eternidad en el corazón del hombre -concluye contundente-. Pero me gusta mucho que Él no te obligue a nada. Te muestra su diseño, pero eres tú quien elige...". Y, más radical  aún, enuncia sin ambages dos  ideas que, seguramente,  comparten con ella todos los cristianos: "La verdad es la que nos hace libres" y "El ser humano no es feliz hasta que no se da a los demás".

Flamenco... y mucho más


Profanos como somos del cante flamenco, preguntamos a Lole si, para ella, el flamenco es esencialmente o exclusivamente gitano. Ella nos responde, como siempre, después de pensárselo unos instantes: "Han metido todo dentro del flamenco y, sobre todo, en estos últimos años..., desde que se declaró patrimonio inmaterial de la humanidad... Desde luego,  los gitanos hacen cuatro o cinco palos como nadie. Cada raza es diferente, y tiene su forma de vestir, su música, su cante, su comida,  tienen su forma de ver la vida y eso es muy bonito, impresionante. Lo que no es de los gitanos es la minera o la cartagenera...  En la mina no verás tú ni a un gitano... (Ríe abiertamente...). Es verdad que Camarón hacía unas  grandes mineras, pero lo hacía con su carisma... Y, después, hay muchos castellanos (sic) que cantan también  estupendamente, quizás porque se han criado con los gitanos. Yo misma me he criado junto a los payos... Y es lógico que todos aprendamos de todos".

Visto con la perspectiva que dan los años, es verdad que el sonido de Lole y Manuel se adelantó decenios a aquel tiempo. Sus canciones hoy suenan absolutamente  actuales, como si se hubieran grabado ayer. Queremos, para ir terminando nuestra charla con Lole,  conocer, si es que lo hay, el secreto de esa misión visionaria del artista. Ella sigue reflexionando pero no duda la respuesta: "Fue algo  casi profético... Comenzamos con la transición, en la época de Adolfo Suárez y Felipe González. Entonces, los poemas estaban solo  en los libros. En el flamenco, prácticamente no había poesía. Y, en general, el único músico que fundía la poesía con su cante era Joan Manuel Serrat, pero no era flamenco. Que nosotros diéramos con el camino de fusión de la poesía y el flamenco, yo creo que eso estaba escrito en el libro de la vida".

En los últimos años, Lole ha desarrollado su trabajo en solitario, y ha dejado huella indeleble de él en discos como 'Liberado', 'Ni el oro ni la plata' y 'Metáfora'. Ahora está preparando un nuevo disco "inspirándose" en las obras de grandes figuras de la música internacional: "Fue un proyecto que me ofrecieron hace ya unos años, con letras y arreglos muy bonitos. Lo hago porque me apetece, pero no únicamente porque sean músicas estándar. Con ellas o con  mis canciones, lo importante es que sea yo misma cantando. Yo hago mías esas canciones. Sus letras son también muy bonitas, (y tararea   así, de improviso..."qué difícil es secar la fuente..."). Que sean  músicas estándar no  significa necesariamente que tengan que ser malas". 

Después de ocho años sin pasar por Madrid, la cantaora sevillana se sube al escenario para dar un único concierto en Madrid el 26 de mayo. Acompañada por su hija Alba Molina, Manuel Morao, Manuel Moreno y Ricardo Moreno, dará un repaso a canciones de su viejo  repertorio combinándolas también con sus nuevas incursiones en el flamenco y en los estándar. A Lole no le asusta nada, ni hay límite  que quiera poner a la belleza -ya lo ha dicho ella-, de modo que  mientras viva seguirá dando sorpresas estéticas con sus  composiciones y con sus interpretaciones. Y, para los curiosos, ya saben dónde buscar para beber del mejor y más valiente flamenco de los últimos decenios.


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