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¿Qué saldrá de todo esto?

jueves 25 de junio de 2015, 13:50h

Resultaba más o menos previsible -para qué engañarnos- pero, pese a todo, los medios fans de Podemos y el PSOE, andan como despistados intentando encontrar razones convincentes para que sin dar su brazo a torcer, admitan la realidad que se va imponiendo. En la derecha pasa un poco lo mismo pero con matices, porque si bien UPyD fue maltratada por los afines al PP, y no digamos por el presidente Rajoy, contra Ciudadanos sólo hubo reproches con la la boquita pequeña porque algo había que decir en campaña y se cuidaron más la formas.

Pero en las filas del PSOE las cosas se complican y se complican aún más en las de Izquierda Unida, tanto que ya ni se sabe si hay o no filas que sigan a Garzón. Pero es que ahí están los archivos y si antes hacía falta ir a la hemeroteca y rebuscar entre periódicos del último año, hoy basta con un “clic” en cualquier ordenador casero para que aparezcan no sólo las citas textuales en boca de los protagonistas sino hasta el solemne tono con que se dijeron en unos tiempos, ay, tan cercanos que no vale siquiera la famosa “descontextualización” a la que siempre se agarran como un salvavidas etéreo los que por una razón u otra dijeron cosas de las que hoy se arrepienten. Todos tenemos un pasado, es cierto, pero algunos se conservan sin caducar en “youtube” como en la mejor de las neveras y de la misma forma todos somos dueños de nuestros silencios pero también de nuestros “tuiters”.

La solemne promesa del secretario general del PSOE afirmando tajante que “Podemos es populismo y jamás, ni antes, ni durante ni después de las elecciones (pasadas) pactaremos con el populismo” se disuelva hoy en la realidad de municipios y comunidades como, por otra parte, no podía ser de otra manera. Lo malo es que con la gente de Podemos han sido los palmeros del PSOE los más beligerantes y ahora se enfrentan a una situación verdaderamente incómoda. Carmona, que sobre todo es un buen tipo, está entre la espada y la pared, entre la sonrisa que debe poner por imperativo electoral y la que de verdad le saldría si pudiera elegir. Y no sé si me equivoco mucho si afirmo que algo así también le pasa a Carmena cuando ven desde la soledad de sus casas cómo ha quedado el gobierno de la capital. Claro que tanto el uno como la otra podrían dimitir, pero no es fácil decir con Ortega “no es esto, no es esto” y salir de naja. Bueno, decirlo, sí, pero lo de salir ya es otro cantar.

Y lo peor de todo es que Podemos negocia, pacta, habla desde una presunta superioridad que no le dan los votos sino la situación. Y eso duele aun más en un PSOE al que le pesan sus siglas centenarias, su propia hermosa Historia que Zapatero se encargó de desnaturalizar sin que nadie se lo pidiera. Y algo parecido la pasa a IU, que no deja de ser el viejo comunismo pasado por el euro primero y por el Euro después. Pues si nadie lo remedia está a punto de desaparecer como desaparecen los pequeños comercios fagocitados por las grandes superficies.

La pregunta es qué saldrá de todo esto. Porque a Podemos (como le empieza a pasar a su espejo griego) le van a pedir/exigir sus bases promesas que no puede cumplir. Y en el PSOE mucha gente está por la labor de no rendirse a los recién llegados y diferencian entre evolucionar y contradecirse. Aunque en el reino de la contradicciones ya está instalado por derecho propio el PP de Rajoy que antes parecía que sabía pero no contestaba y ahora ni sabe lo que sabe y contesta sin saber lo que contesta; son los daños colaterales de una renovación que nunca existió.

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