Seguramente sin caer del todo en la cuenta de lo que significa, algunos titulan sus crónicas del día de ayer en Grecia refiriendo un “retorno a la normalidad”. Seguramente no les falte razón, porque al menos los bancos abrieron el lunes y Grecia, tras recibir una transferencia de emergencia de 7.000 millones, pudo ponerse al día con sus acreedores y pagar –perdón por el eufemismo- al FMI y al BCE. Quizá porque hablamos de miles de millones de euros pueda sonar verosímil, pero siendo honestos, lo que Grecia ha cogido con una mano lo ha pagado con la otra y todos contentos. Ciertamente en finanzas tampoco estamos libres de la estupidez. El caso es que la prueba crítica está superada porque sin pagar al BCE el lio hubiese sido enorme. Si la pregunta es que va a pasar en los siguientes vencimientos, eso tiene más difícil respuesta, pero si atendemos a lo que señalaba en su artículo el columnista estrella de Financial Times, “El Grexit sigue siendo el resultado probable de este lamentable proceso”. Así las cosas, no hay demasiados motivos para que las compras de euros desaten mucho entusiasmo, de modo, -y no es poco- que el día de ayer transcurrió sin grandes cambios en los mercados de divisas. Es verdad que había sido festivo en Japón, pero es una excusa tan buena como cualquier otra, no peor que la que refiere que el mercado está entrando en el sopor previo a las vacaciones de verano. ¡Ojalá! En la situación que se han quedado los mercados, la única razón que tienen para no moverse mucho, es que no saben para dónde tirar, pero como encuentren una excusa vamos a acordarnos del que hablaba del sopor del verano.