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Estamos en las horas decisivas

domingo 06 de septiembre de 2015, 14:20h

Bueno, pues ya estamos en la recta final. Ya tenemos a Rajoy, a Sánchez, a todos, en campaña catalana. El próximo domingo asistiremos a la Diada y al comienzo oficial de la campaña electoral más virulenta, controvertida y, quizá, decisiva que hayan vivido los catalanes en tres cuartos de siglo. Una campaña que puede cambiar la vida a los habitantes de Cataluña e influir en la de los del resto de España, porque ese resto es cada día menos insensible a lo que pueda pasar con su integridad territorial.

Veo los resultados de algunas encuestas, ajustadísimos a favor del ‘sí’ a la independencia, y peligrosos, sobre todo, porque en el campo del ‘no’ a la secesión hay de todo. Como en el del sí’; lo que pasa es que a Artur Mas, que es un mal gobernante, hay que reconocerle el acierto, aunque sea meramente coyuntural, de haber elaborado una candidatura única en la que caben las posiciones políticas, sociales y económicas más dispares: a ver cómo gobierna luego, en el caso de que las urnas se lo permitan, con Romeva, Muriel, con las monjas díscolas, con el cantante y el entrenador en retiro… Y con la sombra de una clase política corrupta, no solo por las comisiones del tres por ciento. Y, sobre todo, a ver cómo gobierna el conservador Mas con Oriol Junqueras, a quien, entre todos, y al margen de sus dicen que no muchos méritos como político ‘de raza’, hemos encumbrado hasta donde se halla encaramado. A ver, en suma, cómo se forma un Govern tan heterogéneo como el que representan quienes firman manifiestos en los periódicos como el que este domingo suscribían Mas, Junqueras, Romeva, Forcadell, Muriel Casals. Lluis Llach…Mal andan las cosas cuando los mensajes hay que enviarlos a través de cartas abiertas en los medios: es, simplemente, que no hay diálogo político, ni institucional, ni personal. Mal asunto.

Junqueras es el gran desconocido en Madrid, no como sus antecesores inmediatos Carod-Rovira y Puigcercós, que frecuentaron el Congreso de los Diputados y tenían sus anclajes en la política nacional. Junqueras fue diputado del Parlamento Europeo por España, y ese es casi todo su recorrido fuera de Cataluña. Está claro que no es ni Maciá ni, sobre todo, Tarradellas; ni siquiera es Companys, que tantos errores cometió. Pero no es mucho más lo que, en el fondo, sabemos de Junqueras; lo mismo que él de sus compatriotas españoles. Ese desconocimiento mutuo, que comparten otros integrantes de la lista ‘junts pel sí’, tiene su importancia: se ha fomentado desde las instancias oficiales en Barcelona y se ha permitido, por negligencia, por las mismas instancias en Madrid. Por eso mismo, porque reconozco mi desconocimiento del personaje, me abstengo de valorar a fondo la personalidad del líder de ERC. Pero sí conozco a otros, a Artur Mas por ejemplo, y puedo decir que, no hace tantos años, me declaró que él no era independentista. También me lo dijo, hace más años, Pujol. Luego vinieron los desengaños con los tripartitos de Zapatero –que, sin duda, mintió a Mas-- y los desplantes de Rajoy. Y el propio mesianismo del personaje Mas, que, hace un par de ‘diadas’ se dio cuenta de la potencialidad que tenía el secesionismo en el ánimo popular y del desprestigio de la clase política nacional.

Entonces, hace apenas un par de años, tres a lo sumo, aún hubiese sido tiempo de negociar, de pactar plazos, actitudes, hojas de ruta. Hoy, el mismo Mas, en sus entrevistas para medios, sobre todo catalanes, rechaza cualquier componenda, según viene a decir. Lo peor es que nadie se la ofrece. Y a Junqueras ni siquiera le ha llamado institución o político alguno a Madrid para conocer más de cerca a quien, desde la sombra, va a precipitar unos acontecimientos que, todos se lo dicen, pero la Generalitat y quienes la apoyan no se lo creen, van a resultar muy nocivos para los catalanes. Y para el resto de los españoles, claro. Pero bueno, Sansón hundió, al fin y al cabo, el templo con él mismo dentro, con tal de que los filisteos también resultasen aplastados: ni templo, ni filisteos, ni Sansón. Hoy no tomo el rancho, hala, que se fastidie el capitán. Justo el clima que propicia el choque de trenes. O el hundimiento de los templos más sagrados.

Ahora, en los días inminentes, viene la guerra de cifras. Cuánto cuesta, en realidad, la independencia de Cataluña. Y su salida del euro (esto no puede discutirse, aunque desde la Generalitat se trata de minimizar las declaraciones contrarias a la independencia de los antes ejemplares Merkel y Cameron. Y los que vengan). Se acerca el apogeo de la guerra de declaraciones, las tomas de posición de unos empresarios, de unos artistas, de unos comunicadores, frente a otros. La ruptura de la sociedad catalana, en suma. Las encuestas: puede que el ‘junts pel sí’, más la CUP, que tanto asusta a las clases medias, hagan que el independentismo tenga ese escaño más que les dé mayoría absoluta; pero no ocurrirá lo mismo con al porcentaje de votos. Y con menos de un cincuenta por ciento –e incluso con algo más-- ¿se puede dar un paso que tanto va a afectar a tantos como declarar de manera unilateral una independencia que, visto todo lo que hay que ver, va a ser imposible?¿Se puede llevar a un pueblo o, para ser exactos, a una parte de él, a un destino más trágico que la frustración? ¿Se le puede seguir contando una Historia falsificada, se le pueden seguir suministrando cifras voluntariamente erróneas, se pueden seguir pidiendo abucheos populares y mediáticos para quienes, como Felipe González, o Josep Antoni Duran, o el propio Aznar, tratan de aportar visiones nuevas, desde el campo no independentista, al debate?

Esto es lo que vamos a ver en los próximos días, hasta que lleguemos a la ‘fiesta popular’ –siempre me han dado miedo estas fiestas populares, o lo que sean—del próximo domingo, como primer hito, y hasta las urnas del 27-s, en segundo (¿y definitivo?) lugar. Los errores de Artur Mas se centran en el corazón. Frente a ellos, el Estado, que somos todos, hasta el propio Mas, debería actuar con cabeza. No lo está haciendo, hasta el momento. A ver esa campaña…

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