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Diálogo e innovación política

sábado 26 de septiembre de 2015, 13:32h

Sea cual sea el resultado de las elecciones autonómicas de este domingo en Cataluña, el mínimo común denominador indica que cuando menos habrá diálogo e innovación política en España. Habrá que repensar el Estado, lo cual exige consenso político, como ya sucedió cuando se elaboró la Constitución de 1978.

Si el Estado de las autonomías se hace más federal o no es una de las grandes incógnitas, del mismo modo que la concepción de un nuevo Estado plurinacional. Los detractores de este tipo de planteamientos políticos, dominantes por cierto en los países más prósperos de América (EE UU) y Europa (Alemania), suelen descalificarlos con el argumento de que no son una prioridad ni sirven para resolver los problemas reales de la gente, como el paro, la economía, la sanidad o la educación. Lo primero siempre cabe discutirlo, ya que cada persona tiene sus propios tempos, pero lo segundo denota un desprecio de sistemas políticos ensayados con gran éxito en países que son vanguardia del mundo y que, por tanto, tienen bien resueltos los problemas del paro y la economía, entre otros muchos. El autogobierno no es una abstracción política sino una forma de construir el bienestar y de resolver los problemas de la gente.

Lo sucedido en Cataluña en los últimos años -no sólo en esta campaña ni en estas elecciones- exige una respuesta política, más allá del resultado de los comicios autonómicos, hábilmente transformados en plebiscitarios por los abanderados de Junts pel Sí. Y esa respuesta, obviamente, no debe estar pensada sólo para el futuro de Cataluña, sino para el de toda España. Con serenidad, transparencia y sin sobresaltos. Asuntos de este tipo difícilmente se pueden abordar y menos aún resolver en medio de una campaña electoral apasionada y crispada. Pero sí se pueden encauzar desde las instituciones, con respeto a todas las sensibilidades o al menos a las dominantes que constituyen la centralidad del país.

Un nuevo Estatuto catalán -incluso un nuevo Estado catalán- podría dar forma al futuro de Cataluña, pero no al de España, si ésta no afronta en paralelo la actualización de su Constitución. Dicho en palabras más llanas: el actual problema político no es sólo de Cataluña sino de España.

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