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Susana Díaz arruina el guión de Pablo Iglesias para evitar nuevas elecciones

> La presidenta andaluza prefiere a Sánchez en la oposición antes que aceptar un gran acuerdo con Podemos y los nacionalistas para reformar la Constitución

miércoles 23 de diciembre de 2015, 07:31h
Así como quien no quiere la cosa, seguramente nos esperan otros seis meses de Gobierno de Mariano Rajoy, ese mismo que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias quieren desalojar de La Moncloa. Una obviedad por imperativo legal en el caso de que no prospere ningún pacto y se repitan las elecciones, un escenario que no le conviene a ninguno salvo al candidato del PP. Estaría en funciones y con muchas manos atadas, pero seguiría presidiendo el Consejo de Ministros, que es lo importante. Iglesias ha movido ficha con su referéndum, un guiño a los nacionalistas que podría acabar en un pacto con Sánchez para reformar la Constitución como pide el líder del PSOE. Pero no Susana Díaz, que también ha marcado sus líneas rojas: no a Rajoy, no al PP y no a Podemos. Y a ver quién se atreve a decirla que no a la ‘mala’ de la película. ¿O es la buena?
Susana Díaz arruina el guión de Pablo Iglesias para evitar nuevas elecciones
(Foto: EP)

Por supuesto, para los votantes del PP, y no sólo ellos, todo el tiempo que Rajoy siga siendo presidente les parecerá una bendición del cielo, en funciones eso sí, que garantiza que los indicadores económicos no se tuerzan en exceso en el caso de que los analistas de las agencias de calificación decidan simular un ataque de pánico. Puro teatro especulativo porque si algo han demostrado este país y sus líderes políticos es sensatez cuando había motivos -cinco millones de parados- para liarla parda, un concepto que probablemente no entiendan en Wall Street.

Los perjudicados son sus adversarios, profundamente reacios a repetir las nuevas elecciones, ni siquiera a Pablo Iglesias, de nuevo en la cresta de la ola de la simpatía popular. El líder de Podemos ha quedado como vencedor del 20D pese a quedar tercero, jugárselo en las urnas sería una sandez política a pesar de sus prisas por dibujar una línea roja con su referéndum catalán imposible de aceptar por Pedro Sánchez -y Susana Díaz- en esos términos.

¿Acaso Pablo Iglesias se ha puesto él mismo la soga al cuello? Sabe que el socialista jamás aceptará el referéndum -como tampoco que el presidente sea él-, por lo que o cede, o se la vuelve a jugar en las urnas, porque sin Podemos y aledaños no hay nada que hacer. Como tampoco sin los nacionalistas catalanes y vascos. El resto de alternativas posibles rozan el absurdo (a día de hoy).

A ellos, a los ‘separatistas’ es a los que realmente va dirigida su línea roja, un guiño descarado a ERC y, de paso, al PNV. Ahora, Iglesias debería de, con el otro ojo, engatusar a Sánchez y, finalmente, organizar una fiesta a mayor gloria de una reforma constitucional y un nuevo modelo de Estado a la que estarían todos invitados, incluso el PP y Ciudadanos, que seguro que se apunta.

A Albert Rivera lo último que le conviene ahora es otra campaña electoral y corre el serio riesgo de quedarse fuera de juego si no se apunta al bombardeo. Se puede interpretar como otro alineamiento más con el PP.

Con un pacto para reformar el modelo de Estado, y unas cuantas cosas más, se conseguiría aparcar el problema como mínimo un año -el trámite parlamentario correspondiente-, tras lo cual habría un referéndum nacional, la tesis de Pedro Sánchez, al que seguiría otro en Cataluña, la tesis de Iglesias, y sin duda en alguna otra comunidad autónoma para reformar sus Estatutos.

Y, luego, más elecciones, claro. Esta solución permitiría salvar la cara a todos los implicados en un hipotético gobierno alternativo al de Rajoy, desde Pedro Sánchez a Oriol Junqueras, que no será diputado pero será quien lleve la voz cantante por los republicanos en unas no menos hipotéticas negociaciones.

Sánchez, Iglesias, Rivera, Junqueras, Mas, incluso Garzón, todos ellos ganan un tiempo precioso para reorganizarse, como poco hasta ya entrado 2017. También al PP, donde la presión para celebrar el congreso “abierto” que reclama José María Aznar sería insostenible si Rajoy no supera la investidura como presidente del Gobierno. Además, según Susana Díaz, no bastará con presentar otro candidato, es decir, a Soraya Sáenz de Santamaría, el PSOE votará no al PP. Lo ha dicho alto y claro.

¿Y mientras tanto quien gobierna? Faltan piezas en el puzzle, evidentemente.

La principal, que nadie lo niegue, es quién sería el presidente. Dada la diferencia de escaños entre PSOE y Podemos (20), lo previsible en un político elegante como Pablo Iglesias es que no pusiera reparos a que fuese Pedro Sánchez. Ello implicaría que si respeta la filosofía de Podemos, no entraría en ese Gobierno en el que, por supuesto, controlaría los hilos de todo lo que se moviera, igual que sus héroes de las series de televisión. Salvo que sería en la vida de real.

Un guión demasiado previsible. Casi no da ni para una temporada y en algún canal de segunda. Iglesias queda como el salvador de la patria y deja gobernar a Pedro Sánchez en solitario y, cuando ‘llegue el invierno’, dejarle caer. Los catalanes, que se arreglen como puedan. El fallo es que lo de ser líder de la oposición sonaría un tanto raro…

Quizá pueda salvarlo la ‘mala’ de la película. Susana Díaz ha puesto también sus líneas rojas casi antes de que Pedro Sánchez se pronunciase. No, no y no. No a Rajoy, no al PP y no a Podemos. A la oposición.

Da la sensación de que a la andaluza no le han gustado nada las prisas de la actual dirección para decretar un aplazamiento del próximo congreso de PSOE y en anunciar que el actual secretario general optará a la reelección. En Madrid, por cierto, quedan ‘minutos’ para que estalle una revuelta interna, como era de esperar.

A ver quién es el ‘guapo’ que se atreve a llevarle la contraria a la presidenta de Andalucía.

La 'peli' de los pactos empieza a cobrar interés, pero de momento se han acabado las palomitas.

Continuará…


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