Aunque Irán, miembro de la OPEP, ya adelantó que no aceptaría congelar su producción y que no participaría en el encuentro de ayer en Doha, había algo de optimismo de que se lograse un pacto para congelar el bombeo a los niveles de enero del 2016. Pero no pudo ser. Los países productores miembros y ajenos a la OPEP fracasaron ayer en su intento de alcanzar un acuerdo para congelar la producción. Los productores de la OPEP han dicho a los países de fuera del cártel que primero debían llegar a un acuerdo en el seno de la OPEP, posiblemente en una reunión en junio. Después de esto, el grupo podría entonces invitar a otros productores a unirse. A lo largo de la semana pasado las dificultades para un acuerdo fueron haciéndose evidentes, sobre todo después de la advertencia de Arabia Saudita el sábado. El máximo funcionario del petróleo en este país y segundo en la línea de sucesión del trono, declaró que solo reduciría su producción si los demás grandes productores, incluido Irán, hacían lo mismo. Incluso llegó a señalar que podría impulsar su producción de inmediato y casi duplicarla en el largo plazo, un comentario que poco o nada ayudaba para firmar un acuerdo horas después. Así pues, se vuelve a repetir lo ocurrido en el encuentro del cártel en diciembre, cuando Irán y Arabia Saudita se enfrentaron sobre la política de producción. Desde hace tiempo Irán viene anunciado que su objetivo es elevar su producción y su cuota de mercado hasta los niveles previos a las sanciones internacionales que sufrió. No estaba dispuesta a recortar el bombeo en diciembre ni lo está ahora. ¿Por qué lo iba a estar el próximo junio? En el mercado de materias primas, la reacción ha sido inmediata: la falta de acuerdo ha provocado un descenso en los futuros del Brent de un 4%.
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