La familia de Murtaza Ahmadi, el niño afgano que atrajo la atención mundial por llevar una bolsa con el nombre de Messi a la espalda, ha tenido que huir del país después de recibir amenazas de muerte, según ha revelado el padre, que ha evitado señalar el origen de estos avisos.
Cuatro meses después de esta revolución mediática, la vida de la familia dista mucho de la alegría que fue ampliamente compartida en redes sociales. El padre, Arif Ahmadi, ha confirmado al periódico británico 'The Daily Telegraph' que han tenido que mudarse a la ciudad paquistaní de Quetta con unos familiares.
"Cuando Murtaza se volvió famoso, recibí amenazas de diferentes grupos, entre ellos terroristas, criminales y señores de la guerra. Tenía miedo de que (Murtaza) pudiese ser secuestrado para pedir un rescate y, por su seguridad, nos hemos ido a Pakistán", ha explicado.
El padre también ha lamentado que, a pesar de las promesas de la federación afgana de fútbol, su hijo no ha podido conocer personalmente a su ídolo. Arif aún confía en que Messi pueda ir donde esté la familia o que su hijo viaje hasta España.
La historia de Murtaza Ahmadi dio la vuelta al mundo a principios de 2016, a raíz de la difusión en Internet de una imagen en la que este niño afgano de cinco años vestía una bolsa de plástico con el nombre de su ídolo, el futbolista Leo Messi.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) confirmó que Murtaza había cumplido uno de sus "sueños" al recibir la equipación oficial de la selección argentina firmada por el futbolista. "Quiero a Messi y mi camiseta dice que Messi me quiere", ha celebrado el niño, según la agencia de la ONU.
La difusión de la imagen con la bolsa llevó a varios medios internacionales a indagar para tratar de localizar al menor y conocer su historia. Miembro de una familia pobre, residía en la provincia afgana de Ghazni, en el distrito de Jaghori, según la BBC. Su historia, sin embargo, es una más dentro de un contexto de conflicto aplicable tanto a Afganistán como a otros países del mundo. "Murtaza es uno de los 43 millones de niños atrapados en situaciones de emergencia. Como tantos otros, tiene derecho a desarrollarse, jugar y practicar deporte", ha subrayado UNICEF.
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