La época de los discos sorpresa: de Beyoncé a Radiohead

La moda de lanzar tu disco sin anunciar una fecha, y sin apenas promoción anterior, parece ya totalmente consolidada entre las grandes estrellas de la música. En 2016 hemos visto la aparición de discos sorpresa de David Bowie, Kanye West, Kendrick Lamar o Rihanna, pero han sido los últimos días los más emocionantes con la aparición de tres grandes discos como el 'Lemonade' de Beyoncé, el 'The colour in anything' de James Blake o el 'A moon shaped pool' de Radiohead. Fueron precisamente los de Thom Yorke los que iniciaron esta moda cuando en 2007 Johnny Greenwood anunció en el blog de la banda: "el nuevo disco está terminado, saldrá en 10 días, lo llamaremos 'In Rainbows'". Tan impactante como ese anuncio fue la forma de venderlo, con la banda inglesa poniendo a su disco en venta por Internet por lo que quisiera pagar cada uno. Aunque en aquel momento fue esto lo revolucionario lo que ha prendido ha sido la forma de presentarlo casi sin promoción. Nueve años después de aquel disco los creadores de 'Ok computer' han presentado su nuevo disco, 'A moon shaped pool' (lea la crítica de 'A man shaped pool'), presentando dos vídeos 48 y 24 horas antes de su publicación online. Ahora mismo se puede decir que la sorpresa hubiera sido que lo hubieran anunciado con antelación.

Y es que dos semanas antes de su edición ya había aparecido, también por sorpresa, 'Lemonade' el esperadísimo nuevo trabajo de Beyoncé. La todavía esposa de Jay Z fue la que convirtió el fenómeno de los lanzamientos sorpresa en tendencia con la publicación de su anterior trabajo en 2013, 'Beyoncé'. Aquel disco no solo supuso un tremendo éxito comercial sino que puso a la ex Destiny's Child como la figura que cambió la opinión de la industria sobre los lanzamientos sorpresa. Cuando al año siguiente el 'Mesías negro', D'Angelo, sacó por sorpresa su primer disco en 14 años, le dijeron que se estaba haciendo 'un Beyoncé'. También en 2014, pero de una manera mucho más desafortunada, fue el lanzamiento sorpresa del 'Songs of Innocence' de U2 que se instaló gratuitamente a todos los clientes de Apple. La jugada les salió mal a los de Bono que vieron como mucha gente reaccionó de manera negativa al hecho de que se le descargara automáticamente en su dispositivo. Lanzamiento sorpresa sí, método intrusivo, no.

Mucho más lejos de todo esto lo ha llevado Kanye West que no solo ha estado jugando con la fecha de edición de 'The Life of Pablo', un disco que parecía que iba a aparecer en 2015, sino que cuando finalmente vio la luz a principios de 2016, con fiesta de presentación por todo lo alto en el Madison Square Garden (lo nunca visto, pagar una entrada para que un artista conecte su ordenador y te ponga su disco), Kanye decidió que el disco no estaba terminado y que iba a seguir retocándolo. West, tan excesivo en lo bueno y lo malo, ha creado una nueva definición de disco, el disco en movimiento, con cambios en las canciones y en su 'tracklist'. Para colmo también ha cambiado su forma de exponerlo, si al principio solo se podía conseguir como una exclusiva de Tidal, la compañía de streaming de Jay Z, al final cedió y puso el disco a disposición de otras páginas de streaming como Spotify, lo que llevó a algunos suscriptores de Tidal a denunciar a la compañía y a West por falsedad.

La vuelta del disco como obra de arte

Pero, a pesar de todo, el lanzamiento sorpresa parece claro que se ha impuesto, con 'Lemonade' de Beyoncé copando las listas de venta estadounidenses como antes lo había hecho el rapero canadiense Drake con su esperado 'Views from the six'. En el Reino Unido también se va imponiendo con el caso comentado de Radiohead o el lanzamiento este jueves 12 de mayo de la primera canción nueva en 22 años de los Stones Roses, con la única promoción de unos carteles con su logotipo inundando su ciudad, Manchester, unos pocas horas antes de su publicación. Su tercer disco podría aparecer en cualquier momento, como el esperado nuevo disco de Frank Ocean o la nueva obra de tu artista favorito.

Lo bueno del disco sorpresa es que ha conseguido volver a poner el foco en el disco como formato. En una época de descargas, YouTube o 'streaming' en el que el disco había caído en desgracia con la industria poniendo el foco únicamente en las canciones, el éxito de los lanzamientos sorpresa está haciendo que la gente vuelva a disfrutar escuchando un disco de principio a fin. La aparición en 2015 de 'To pimp a butterfly' de Kendrick Lamar supuso un récord de reproducciones con 9,6 millones de veces en un solo día. Y eso fue porque muchos, entre los que me incluyo, nos escuchamos el disco más de tres veces seguidas entero, porque era un disco como los de antes, una obra de arte para ser consumida como un todo.

El hecho de que una artista como Beyoncé, con decenas de singles de éxito, también se haya decantado por presentar sus canciones como parte de algo más, ya demuestra la vuelta de poder al disco que está demostrando esta estrategia. Aunque su anterior disco ya fue bastante aclamado por la crítica a mí me dejó algo frío, pero he de reconocer que he disfrutado, y mucho, con 'Lemonade'. Todavía hay un par de canciones que se me atragantan, como el single 'Partition', pero por lo general me ha parecido un gran disco. Uno que se siente orgulloso de serlo, en el que se nota una unidad, no solo temática, sino musical y, lo que es más importante, una ambición de hacer algo más que singles pegadizos. Y es que en un momento en el que el disco como formato parecía algo devaluado está bien que pase algo así, porque como dijo el añoradísimo Prince en la entrega de los Grammys del año pasado: "Los discos, como los libros y las vidas de los negros (haciendo un homenaje al movimiento Black Lives Matters), todavía importan"