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'¡Es el cambio, estúpido!'

lunes 23 de mayo de 2016, 13:29h
Confío, querido lector, en que no se me enfade por el título de este comentario, que coincide con el de un libro que aparece en estas horas y de cuya autoría me responsabilizo junto con mi compañero Federico Quevedo: perdón por la autocita y por comenzar, cual un Umbral en tono menor, hablando de ‘mi libro’. Y sí, sé que es un título algo airado -como bien sabe usted, la provocación, 'es la economía, estúpido', se le ocurrió a un asesor de Clinton e hizo fortuna-; pero, a estas alturas, supongo que estamos, quienes tanto tiempo llevamos de mirones de la cosa política, legitimados para albergar en nuestros corazones, y también en nuestros cerebros, un cierto porcentaje de cabreo ante el comportamiento de nuestros políticos.

Todos hablan, en mayor o menor medida, del cambio que piensan traer a nuestras vidas cuando ganen las elecciones dentro de un mes y tres días. Incluso, un partido político, que ya hizo fortuna a comienzos de los ochenta con el eslogan del cambio, lo repite ahora como lema central de su campaña. Y el líder de ese partido, es decir, Pedro Sánchez, quiere alzarse con la bandera de la renovación, y cierto es que, al menos, nos muestra un programa moderadamente regeneracionista. En el curso de un multitudinario desayuno este lunes en el foro Nueva Economía, le pregunté si seguía negándose a propiciar el único cambio posible con los datos de los sondeos en la mano, es decir, el que viniese de una alianza del PSOE con el PP y con Ciudadanos. “O sea, esa pregunta es una manera de seguir hablando de la gran coalición”, sonrió Sánchez, para, a continuación, mantener sus premisas anti-coalicionistas, quizá –me dio la impresión-- de manera menos tajante que en ocasiones anteriores, cuando el ‘no, nunca, jamás’ era la respuesta habitual ante cualquier alusión a ese pacto ‘con la derecha’.

Dijo Sánchez en ese desayuno que “el acuerdo siempre se hace con los distintos”. Y que quiere “tender la mano a derecha e izquierda”. ¿Entonces? ¿No es el PP el ‘distinto’? Y, al margen de Ciudadanos, con el que no se puede formar una mayoría suficiente para gobernar, ¿quién hay a la derecha, sino el PP? Confieso, dicho todo esto, no acabar de entender del todo bien al secretario general de los socialistas, persona hacia la que, por lo demás, profeso afecto y reconocimiento como persona honrada y que habla claro. O, mejor, sus palabras son claras, pero no tanto los conceptos que se encierran tras ellas: el único cambio posible, vistas las matemáticas electorales, y descartada una alianza con Podemos y otras fuerzas de signo separatista, es el que podrían los socialistas forzar a hacer a un PP que les necesita para gobernar. Y estoy seguro de que muchos de los planteamientos reformistas de Sánchez, incluyendo algunos cambios constitucionales, acabarían siendo asumidos, a regañadientes si usted quiere, pero asumidos, por Mariano Rajoy.

Otra cosa es que Rajoy no quiera irse así, por las buenas, porque, alega, ganó las elecciones de diciembre y probablemente ganará también, por la mínima, las de junio. Tampoco Sánchez, contra lo que hace Rivera, de Ciudadanos, se lo ha pedido. Es más: este lunes pareció rechazar incluso el pacto con un PP que haya sustituido a Rajoy, porque, dijo, "quien tiene que gobernar debe ser el que gane las elecciones". Quizá no se dio cuenta cabal Sánchez de lo que decía, pero era esta una manera como otra cualquiera de admitir que es muy posible que Rajoy las gane. Y vuelve así la pregunta: ¿y entonces?

Y entonces, pues eso: que es el cambio, estúpido. Y claro está que no lo digo ni por Sánchez, ni por Rajoy, ni por los emergentes. Es un lamento por todos nosotros, porque, a base de hablar tanto del cambio con minúscula, del hipotético, nos están boicoteando el Cambio, con mayúscula, que no es otro que el Cambio que es posible, y no el basado en conjeturas y esperanzas de imposible concreción.

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