San Isidro: ¡pum, petardo! con toros que no son toros y toreros que no son toreros

‘Hartos de tanta manipulación, transparencia en corrales’. El sanedrín sabio y exigente del 7 mostraba, al inicio del paseíllo, una pancarta con este lema, que fue muy aplaudida en respuesta al intento de las figuras, figuritas o figurones –pongamos que se habla/escribe de El Juli y Miguel Ángel Perera- de colar el toro sin trapío de una ganadería que tanto les gusta como la de Jandilla. Rechazado este encierro, se lidió otra de El Vellosino –encaste Domecq, ‘of course’- abantota y ayuna en general de sangre brava y fuerza. O sea que no era lo que se entiende por un toro de lidia.

Pero tampoco la terna fue lo que debe ser un matador de tanta experiencia como los dos mencionados o con tanta ilusión y fuerza arrolladora como López Simón, la revelación de Madrid –con tres Puertas Grandes- y de todas las plazas importantes el año pasado y en casi todo lo que va de éste. Así, El Juli birlongueó por acá y por acullá con el primero al que muleteó ventajista y vulgar. Estuvo tan mal que no le quedó más remedio que mejorar algo frente al cuarto, único que cumplió mínimamente en el caballo, con una labor industrial, despegada y con abuso del pico, de esas ‘oleadas’ y ‘orejeadas’ en provincias. Pero como desde el 7 se rechazó tanta mediocridad, con alguna mínima excepción en algún redondo suelto, gran parte del resto del público se puso de su parte antes de que el madrileño marrase con las armas toricidas.

Y con Perera, pues más de lo mismo: se hartó de pegar pases insustanciales a los de su lote, sin un gramo de sentimiento, inspiración y/o variedad, por lo que acabó frente a ambos enemigos -es difícil califiarlos como toros- metiéndose entre los pitones, que en el caso del quinto eran dos impresionantes y afiladas navajas albaceteñas.

Pudo haberse salvado de la quema López Simón -ya sumado al carro fácil de las ganaderías de las figuras-,que fue capaz de levantar el ambiente en el tercero con sus verónicas enjundiosas y con una faena fácil y con gusto en la que cruzándose y sin ventajismos exprimió al burel por ambos lados incluso con cierto desmayo, no para tirar cohetes, pero con toreria, antes de fallar a espadas.

Pudo haberse salvado, se insiste, pero del aprobado alto que logró e este su primero pasó a un más que rotundo suspenso de cero patatero con el de Domingo Hernández -otra de las ganaderías comerciales de la línea Domecq tan querida por los mandamases del escalafón- tras vover a corrales por invalidísimo el titular, que aportó cierta codicia y que desbordó al madrileño, contagiado de súbito por sus compañeros de cartel. Fue un epílogo a tono con la triste corrida virtual, sin bicornes ni coletudos ni ‘na’ de ‘na’. Hartos de tanta manipulación.

Fichs

Cinco toros de EL VELLOSINO, desiguales de presentación, mansos en general, descastados aunque nobles y muy flojos; 6º, sobrero de DOMINGO HERNÁNDEZ -sustituyendo al tiitular, devuelto por inválido-, justo de trapío, manejable. EL JULI, silencio; ovación con algunos pitos. MIGUEL ÁNGEL PERERA: silencio; silencio. LÓPEZ SIMÓN : ovación tras aviso; silencio. Plaza de Las Ventas, 25 de mayo. 18ª de Feria. Lleno.

CRÓNICA DEL FESTEJO ANTERIOR