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San Isidro: más triunfalista que triunfal

viernes 10 de junio de 2016, 11:13h

Casi en telegrama voy a intentar desmenuzar y justificar el título añadido de esta crónica.Si vemos el resumen –ficha de los festejos y estadística de la feria- podemos comprobar que los saldos finales dejan mucho que desear. Lo que más abunda en esas reseñas, y en un porcentaje alarmante, son toros casi inmóviles, y toros mansos descastados, desbravados desclasados, despistados, defensivos,desproporcionados…además de sososy “nobles”… con más inocencia que exigencia. Más que corridas de toros bravos parecen paradas de toros mansos o moruchos en todas sus versiones…de ahí tantos silencios, avisos, palmas de tango y de tongo etc. etc.

Claro que han ocurrido cosas interesantes en un serial de 24 corridas de toros en 30 días. La pregunta es: ¿son suficientes las cosas interesantes que hemos presenciado para que toros-ganaderos, toreros-toreos, y organizadores… sean capaces de crear, crecer o mantener la fidelidad a la Tauromaquia en general y al arte de torear en particular? Hay “figuras del toreo” que en este San Isidro 2.016 han pasado y paseado dos o más tardes en La Ventas cuyos resultados han estado en la linde del aprobado y del suspenso…y, en los días siguientes cortan orejas y rabos saliendo a hombros por Las Puertas Grandes de…¿hay, o intentan que haya -los profesionales más usureros y frívolos- una tauromaquia cabal en tres o cuatro cosos solemnes y una tauromaquia menor o casi banal en el resto de centenares de plazas de toros? ¿Y los riesgos? No, no está demostrado que en los festejos solemnes haya más accidentes que en los festejos menos solemnes… ni que los espectadores prefieran 50 pases, casi todos del montón… que 25 pases precisos y selectos.

Sí, la fidelidad y la continuidad en las taquillas, pasa por la ética individual y el compromiso genérico de todos y cada uno de los profesionales. Esas han de ser las normas y los cánones en los tratos y contratos de los despachos… y en la aptitud y actitud en el melodrama que ocurre en el ruedo. Sí, hay lugar para las excepciones o experimentos… porque una mala tarde o una improvisación vistosa la tiene cualquiera…pero, conste que la ética y el compromiso consigo mismo y con todo o casi todo lo demás… es la mejor garantía de respeto y de futuro. Esa altura de miras tendría que ser normal…pero también abunda lo anormal… a través de conformismos, privilegios, presiones, tensiones, limitaciones o equivocaciones. Por ejemplo: las llamadas figuras suelen venir con toros elegidos…los demás toreros lidian toros que suelen estar sumergidos en el más de lo mismo o peor. Afortunadamente, en estos casos hay excepciones… con alguna que otra inesperada sorpresa.

Otros ejemplos: en líneas generales los toros llegan a la muleta descompuestos por el esfuerzo en el tercio de varas,– aunque haya toros mal picados o les basta con medio puyacito -, y la movilidad en el tercio de banderillas…es decir, hay que recuperar y recomponer al toro normalmente a base de sobarlos, dominarlos y guiarlos según el carácter, energía y comportamiento del animal…no entiendo, ni apruebo, el exceso de inicios de faena de muleta citándolos en directo para torear “bonito” por alto, a media altura, o por bajo…no, no confundir el toreo “bonito”…con el toreo necesario, correcto, auténtico y bello. Y lo de irse a puerta toriles para intentar largas cambiadas o sucedáneos empieza a ser tan ignorante como cansino… porque suelen ser lances aislados, desasosegados…sin unidad ni serenidad.Las largas cambiadas a puerta toriles tienen un pase cuando los tres primeros toros han salido con fijeza y pies, –los tres restantes, al ser hermanos o primos, en teoría saldrán parecidos o iguales-, y el torero ha estado por debajo de las condiciones del primero de su lote. Lo otro, lo ignorante y cansino… es como si un espontáneo descerebrado invita a bailar un bolero a Carmen Lomanao a Carmen Martinez-Bordiucon música de “rocanrol”. Claro que el torero puede hacer de su capa un sayo…pero la lógica es casi siempre lógica…lo otro, es un desaguisado o petardazo como el del espontáneo y las Carmencitas.

¿Y el uso y abuso de pases aéreos, o de espaldas, sin haber demostrado la excelencia de verónicas y naturales…que son el fundamento y la sustancia del arte de torear? Con esa cantidad de mediocridades la Feria de San Isidro 2.016 ha sido… más triunfalista que triunfal. Es verdad que han destacado, con nota máxima, o casi, una faena magistral de Enrique Ponce que no culminó con los aceros. Una faena retadora –por muchos, por todos motivos- de David Mora. Y una faena reivindicativa del toreo de José M. Manzanares padre… plasmada por José M. Manzanares hijo, con uno de los toros más generosos de la Feria. Sí, el joven y veterano Manzanares, hijo, tiene calidades y cualidades de verdadera figura del toreo, pero…se había mal acostumbrado a un concepto del arte de torear… a distancia, por las afueras, a torear con empaque y prestancia fácil y ventajista, a torear en líneas rectas o paralelas…casi lo dábamos como un torero del sí pero no. Esa faena, con capote y muleta, fue más profunda que longitudinal, más de sentidos y sentimientos que de oficio, más de verdad que de mentira, más completa y unida que de pinceladas aquí o allá…como las faenas de Manzanares padre en sus mejores tardes…sí, casi todo está descubierto bajo el sol.

A la misma altura de esas tres faenas triunfales estuvieron en banderillas, Otero, Adalid y Fernando Sánchez; o César del Puerto y Javier Ambel Posada bregando y lidiando con el capote. Solo un peldaño por debajo estuvieron sus compañeros picadores Juan Bernall y Francisco Vallejo…vayan a ver a estos, y a otros excelentes “subalternos”, cuando los vea anunciados, porque en lo suyo, tienen categoría de figuras. Amigo, son toreros de “plata” que se complementan con los toreros de “oro”… podríamos asegurar que se brega para parar, se lidia para templar, se torea para mandar…siempre con el prólogo de fijar a los toros, y siempre con el epílogo de intentar la unidad del todo… desde que los toros salen por toriles hasta que se lo llevan las mulillas.
En una feria tan larga, y tan raquítica en balances artísticos, lo que he señalado, parece extraordinario, pero tendría que ser lo más normal y natural en el mundo mundial taurino. Que dos figuras del arte de torear, y un serio aspirante a serlo… hagan faenas importantes, incluso importantísimas… tendría que ser más norma que excepción en todas o casi las ferias y plazas que se precien de serlo.
La faena más meritoria de la feria, la protagonizó David Mora teniendo en cuenta sus circunstancias; la más fácil-difícil o más difícil-fácil la faena de Ponce; la más necesaria para él y para aficionados y seguidores la de Manzanares.
De la parte épica sus máximos exponentes han sido Paco Ureña y Rafaelillo. Talavante crece con firmeza y acierto. Varios toreros tienen que dar el paso de cortar una oreja a cortar dos al mismo toro si aspiran a mejorar en el escalafón. Otros toreros –con los matices, observaciones o puntualizaciones correspondientes- tendrán que reflexionar, superase, dejarlo o tomarse tiempos y espacios sabáticos. Los toreros auténticos, en general, son intuitivos e inteligentes…cada cual sabrá lo que le conviene decidir. ¿López Simón y Roca Rey? Sí, son dos jovencísimos toreros con mucho valor, valer, proyección y valía…pero, su faena de dos orejas tendría que haber sido de una…es otro dato triunfalista de la feria. Quizá sea un triunfalismo interesado y calculado porque están anunciados en todas las ferias de tronío…muchas controladas directa o indirectamente por su mentores…y haber salido a hombros en Las Ventas lleva más gente a los tendidos que si solo les hubiesen concedido un trofeo. Espero y deseo que estos toreros, y los que se suban al mismo o parecido carro, no les malee el falso triunfalismo y sigan madurando, perfeccionando y ahondando sus evidentes condiciones y expectativas. Ojalá sea así, y el sentido de lo cabal y de la responsabilidad… supere con creces sinsentidos como lo superficial o la fugacidad.

Tres o cuatro toros muy buenos, y ocho o diez suficientes, son poca cosa comparados con los ciento cincuenta y tantos que han desfilado por el albero. Una parte del público, no sé si maduro o inmaduro, ha sido insensible con Castella, Uceda o Encabo. La Tauromaquia, como todas las actividades en la vida, necesita un porcentaje mucho más alto de triunfos que de triunfalismos… para vislumbrar con ilusión y motivación el futuro…y las elites o elitillas taurinas, o genéricas, –como el falso bipartidismo social, político y económico casi total y establecido-, no parece que tengan intenciones ni voluntades en cambiar escalas de valores, orden de prioridades… y rumbos. Esas actitudes y aptitudes, a corto o medio plazo, perjudica a todos…menos a ellos, o a corruptores y corruptos.. En efecto, perjudica a casi todos para ser exactos. Hay que dar mucha más importancia a los hechos que a los dichos. Todavía, en esa peligrosa ambigüedad sigue estando el presente de La Tauromaquia.

Habrá que hacer o deshacer algo para recuperar o implantar la original, genuina e imprescindible credibilidad… credibilidad… que nos dé moral para seguir adelante con clarividencia y claridad. Se trata de no confundir realidad y publicidad.


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