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‘La hora oscura’, el amor y el fracaso del amor, frente a frente
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‘La hora oscura’, el amor y el fracaso del amor, frente a frente

sábado 11 de junio de 2016, 16:08h

“Ha llegado la hora oscura…” -dice Charles Baudelaire-, “… instantes fugaces que pasan de una forma a otra. La única forma de coserlos es la escritura" Y de escritura, de poesía íntima, salida de las mismas entrañas de Luis Cernuda y Charles Baudelaire, está llena ‘La hora oscura’, la segunda parte del montaje ‘Alma y Cuerpo’, escrito por José Manuel Mora y dirigido por Carlota Ferrer, que ya tuvo su primer destello en ‘La habitación luminosa’, ya comentada en estas mismas páginas.

La cita de los dos poetas, el español y el francés, vuelve a tener lugar sobre el escenario del Teatro Español de Madrid y a las dos mujeres que daban vida a Teresa de Jesús y Emily Dickinson (Irene Escolar y Silvia Abascal), les suceden ahora dos extraordinarios actores, Helio Pedregal y José Coronado, quienes se meten en la piel de Cernuda (1902-1963) y Baudelaire (1821-1867), respectivamente. Uno, Cernuda, homosexual, y, muy joven, exiliado a México, y, otro, Baudelaire, inquietante y oscuro. Nunca antes había visto recitar con tal fuerza y convicción, con ese arrebatador sentimiento y pasión del que ama o del que no puede amar. Sublime Helio Pedregal dando voz al Cernuda de Donde habite el olvido, “…Donde penas y dichas no sean más que nombres, / Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; / Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, Disuelto en niebla, ausencia, / Ausencia leve como carne de niño. / Allá, allá lejos; / Donde habite el olvido”. Y magnífico, tremendo, estremecedor José Coronado como Baudelaire, el poeta maldito de las Letanías de Satán, cuando declama en un crescendo imparable aquello de “Oh tú, el Ángel más bello y asimismo el más sabio / Dios privado de suerte y ayuno de alabanzas, / ¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!”.

Y, junto a los dos actores, repite también en ‘La hora oscura’, el músico y cantante Diego Garrido, que si en la primera entrega cantaba como ángel de blancas alas vestido también de blanco, en esta se pasa al lado oscuro como ángel negro con alas del mismo color, y, al final, se volverá también Arlequín. Y junto a ellos, el estupendo bailarín Carlos López como sutil manifestación del Deseo inaprehensible, fugaz y huidizo.

Antes de iniciarse la función, proyectada sobre el telón cortafuegos, una frase de Baudelaire resume lo que serán los poco más de 60 minutos de montaje: “Dios es el único ser que para reinar no necesita ni siquiera existir”, frase que repetirá más tarde el poeta francés en su diálogo con Cernuda. Todo comienza con el poeta andaluz viniendo por el pasillo central del teatro y subiendo despacio los cuatro o cinco escalones que llevan al escenario; Cernuda llama a la puerta de ese telón metálico. Abre Baudelaire: “¿quién eres?”, pregunta. “Un poeta”, le responde Cernuda, mientras que Baudelaire cierra dando un portazo. Una situación tan tensa como desconcertante que, sin embargo, y después de sus intensas conversaciones, quedará sellada al final con un beso en la boca. Y, después de la desaparición del poeta francés, Cernuda se apropiará de su sobretodo negro y, continuador de ese rito infinito que es la palabra hecha poesía, volverá a decir esas mismas palabras a otro joven poeta, encarnado aquí por el chico rubio (Diego Garrido, que se desdobla en varios papeles) que canta varias canciones intimistas en inglés. Cernuda le pregunta, “¿quién es Vd.?”. Y el chico responde: “un poeta”

Diálogo intenso

Y entre uno y otro momento, poesía, pura poesía, entresacada de las obras de los dos poetas que cabalga en diálogo vivo y tenso hasta el final. Todo discurre en una escenografía diseñada por Silvia de Marta, que mete de lleno al espectador en un gran salón cuya pared del fondo, revestida de madera a media altura, está llena de espejos y cabezas de animales disecados. No falta tampoco un urinario de caballeros. Es la casa de Baudelaire. Al fondo, en la gran pantalla, donde termina la pared, se proyectará más tarde el cortometraje –obra de Jaime Dezcallar- donde interactúan Baudelaire, que muestra su verdadera condición frente a una joven voluptuosa, lasciva y sensual, encarnada por la misma Carlota Ferrer.

Ana López Cobos ha diseñado el vestuario, que viste a Cernuda con traje claro y polo gris claro de manga corta y zapatos del mismo color, mientras que a Baudelaire lo sitúa descalzo, vestido de negro con mallas y blusón amplio y un gran sobretodo encima. David Picazo se ha encargado de la sugerente y onírica iluminación.

En un momento del montaje Cernuda pregunta a Baudelaire “¿quién es usted?”, a lo que este contesta que: “el fracaso del amor… El mundo es una colección de fragmentos imposible de conciliar entre sí… Mi secreto es mi verdadero yo, mi secreto es Lucifer”. Pero es Cernuda quien pone el dedo en la llaga al afirmar, en otro momento, que no hay solo un poeta, ni una sola poesía: “un poeta nunca es toda la poesía”. “Y a la poesía, como al amor, no se le puede conocer únicamente con el cerebro: si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido".

Una estupenda segunda parte de este manifiesto poético subido a las tablas a través del diálogo de cuatro poetas -dos mujeres y dos hombres- construido por José Manuel Mora que demuestra conocer muy bien los resortes de la poesía y el teatro, y un montaje exquisito de Carlota Ferrer que consigue, ya por tercera vez consecutiva, convencer al espectador de que estamos ante una de las directoras más interesantes del panorama teatral español.

‘La hora oscura’

Sobre textos de Charles Baudelaire y Luis Cernuda

Dramaturgia: José Manuel Mora

Dirección: Carlota Ferrer

Intérpretes: Helio Pedregal, José Coronado, Diego Garrido y Carlos López

Música y espacio sonoro: Diego Garrido & Mvr

Audiovisuales: Jaime Dezcallar (el cortometraje grabado juntoa Fernando Melero Pérez, Almudena Pedreño, Ana López, Marta Miguélez Bouzón, Iván Rivas, Víctor Bárcena, Enrique Sastre, David Picazo, Elisa Marinas y Silvia de Marta)

Fotografías: Javier Naval

Ayudante de dirección: Elisa Marinas

Teatro Español (Madrid)

Hasta el 12 de junio de 2016

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