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'The program' (El ídolo): Lance Armstrong, el hombre que mató al ciclismo
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'The program' (El ídolo): Lance Armstrong, el hombre que mató al ciclismo

miércoles 22 de junio de 2016, 16:30h
Stephen frears dirige un biopic sobre Lance Armstrong, el hombre que se vendió como un milagro, venciendo al cáncer y logrando ganar 7 Tours de Francia seguidos y que terminó siendo el mayor mentiroso de la historia del deporte. Como tal la película no es un alarde de originalidad, siguiendo el esquema ascenso y caída que parece inherente a este tipo de películas, pero está bien realizada y, sobre todo, cuenta con una excelente interpretación protagonista por parte de Ben Foster que da vida a un Armstrong a medio camino entre un deportista y un mafioso.

La figura de Armstrong no puede estar más desprestigiada, después de pasarse toda su carrera proclamando su inocencia, tuvo que reconocer que se había dopado, y que lo había hecho antes incluso del cáncer de testiculos que tuvo que superar. La película nos lo presenta como alguien obsesionado con ganar pero con el cuerpo equivocado para hacerlo, para ello no dudará en contactar con el polémico doctor Michele Ferrari que le convertirá en su principal alumno a la hora de consumir EPO. Lo malo de la película es que se centra únicamente en Armstrong y no vemos como el dopaje era algo absolutamente común en el mundo del ciclismo durante esos años. Desde luego algo tiene que contarlo en algún momento. Lo que sí que vemos es como Armstrong se convirtió en una especie de Padrino del dopaje, coaccionando a los corredores que levantaban la voz sobre las prácticas ilícitas y haciendo de la ley del silencio la norma fundamental del pelotón.

Por eso, el segundo personaje sobre el que se centra la película (además del periodista David Walsh que actúa como némesis de Armstrong) es Floyd Landis, el hombre que descubrió toda la trama. Landis, un ferviente menonita, fue reclutado por el US Postal de Armstrong, y entró en el programa de doping de éstos. Fue tras la primera retirada de Armstrong cuando, tras ganar el Tour él mismo, fue pillado por las autoridades francesas cuando el estadounidense se derrumbó y decidió tirar de la manta. La caída de Armstrong se produjo tras haber vuelto a competir en un Tour, donde quedó tercero, que ganó el español Alberto Contador pero, no porque le detectasen en ningún control, sino por las revelaciones de Landis que terminan por cuadrar con lo que llevaba diciendo Walsh durante casi diez años.

La película destaca por las actuaciones, sobre todo la intensidad de Foster, capaz de helar la sangre cuando aprieta las mandíbulas, ya sea para subir el Tourmalet como para defenderse con la misma intensidad de las acusaciones de Walsh. Es una película que se queda a medio camino sobre una de las épocas más oscuras del deporte en general y el ciclismo en particular. Varios años después de revelada la mentira son muy pocos los aficionados que no siguen mirando con un punto de desconfianza a uno de los deportes más bonitos que existen. La sombra de Armstrong y el dopaje sigue siendo muy alargada y, quizás, la película o el documental que falte sea cuando sepamos de verdad, hasta que punto estuvo implantado el dopaje dentro del pelotón.

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