¿Se apaga la luz antes espléndida de Pablo Iglesias?

Mayo 2014: llegaba el éxito en las elecciones europeas. Todo eran sonrisas y aplausos para un nuevo político y un nuevo partido que irrumpía con ilusión entre la ciudadanía para una nueva era política en nuestro país. Pronto se fueron conociendo algunas sombras en su pasado, pero un año después, en las municipales y autonómicas de 2015, se repetían los éxitos. Podemos se convirtió de la noche a la mañana en un partido aspirante a lo más alto, incluso a la presidencia. Algunas encuestas advenedizas aseguraban que incluso Iglesias sería el próximo presidente del país.

Pero después llegó el baño de realidad y aunque los resultados de las generales de diciembre de 2015 fueron maravillosos para un partido que debutaba en esas lides, pronto su entusiasmo y la euforia se convirtieron en decepción para muchos por la manera en la que quiso negociar con el PSOE un posible gobierno de concentración que paralizara a Rajoy y a un PP vencedor en las urnas. Pero lo peor estaba por llegar y pese a 'ganar' los debates electorales en todo este tiempo, en junio Podemos obtuvo unos resultados tan sólo modestos, igualando los 71 escaños que ya sumó con Podemos, sus confluencias e IU como socios en diciembre.

El CIS de hace dos días remataba la faena. El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera (3,96), seguido del secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez (3,93), era el líder mejor valorado por los españoles, según el último barómetro del CIS, atendiendo a los 4 grandes partidos presentes en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, Iglesias se quedaba con una nota paupérrima de 3,48, sólo siendo mejor que un Rajoy que se quedaba con un lamentable 3,35. También suponía cierto mazazo psicológico para Iglesias ver cómo su socio de IU Alberto Garzón le volvía a superar con creces, con una nota de de 4,55, mejor que la del resto de los '4 fantasticos'.

Futuro inmediato

Iglesias y Podemos han reabierto un debate interno sobre el futuro que espera a la coalición con IU, ya que la legislatura podría ser muy gris para ellos, sobre todo si se confirmara que el PSOE sostuviera su 'no' a la investidura de Rajoy y siguiera liderando la oposición y representando a la izquierda, aunque sea desde un ala demasiado moderada para los gustos de Iglesias. El futuro también de la propia Podemos está en el aire en cuanto a éxitos, y la primera prueba de fuego la tendrá que superar en Galicia y Euskadi el 25 de septiembre. Mal precedente han tenido ya para la actual negociación de la plataforma a elegir en las urnas gallegas, ya que las Mareas quieren un partido instrumental y la formación de Iglesias aspira mejor a una coalición que no le comprometa a perder las siglas de Podemos.

Otro punto que sigue muy caliente es el de las relaciones del líder con otros dirigentes de la formación, como Íñigo Errejón, quien le avisó de las posibles malas consecuencias de pactar con IU una coalición electoral, asi como la de otros líderes regionales que siguen discutiendo su autoridad y ganándole en las primarias a sus candidatos favoritos, como ya ocurrió en Cataluña con Albano Dante Fachin. Sin embargo, parece que acertó de lleno eligiendo a un antes discrepante Pablo Echenique como secretario de organización, poniendo fin a la etapa gris con Sergio Pascual.

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