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Mejor, imposible para empezar musicalmente el año: Pepe Rivero hace triplete en el Bogui

Mejor, imposible para empezar musicalmente el año: Pepe Rivero hace triplete en el Bogui

Con tres conciertos distintos y rodeado de otros grandes músicos

domingo 01 de enero de 2017, 09:37h

Uno de los grandes/grandes del jazz -y lo que le echen-, el pianista cubano Pepe Rivero, nos regala para empezar el Año Nuevo, en el emítico Bogui Jazz -¿dónde mejor que en esta Capilla Sixtina del Jazz?-, un trío de recitales. Tres, pero diferentes. Porque en este atractivo ciclo mostrará tres de sus múltiples facetas: 'Recordando a Bebo Valdés', junto a otro extraordinario músico como Javier Colina, la noche de Reyes; 'Dos Contrabajos y Uno sin: De la contradanza al danzón', también con Colina y Reinier Elizalde, al día siguiente, y 'Los boleros de Chopin' como epílogo el domingo 8. Los amantes del jazz en particular y los de la mejor música en general tienen esta imprescindible cita para empezar el año con buen pie, para que se les estremezcan las fibras sensibles.

Dos colosos de nuestro jazz, el contrabajista Javier Colina (quien tocó junto a Bebo en “Lágrimas Negras”) y el pianista Pepe Rivero (“heredero” natural de la tradición del maestro) rinden un bello homenaje a la figura y a la obra del pianista y compositor Bebo Valdés. Con ellos y 'Recordando a Bebo Valdés' se inicia este ciclo el viernes 6 de enero.

Bebo Valdés, un pianista cuyo nombre significa casi un siglo de la mejor música cubana. Aparte de su figura como pianista, la más reconocida, Bebo Valdés también es recordado y valorado como compositor, arreglista y director de orquesta. Dentro de la serie “[Recordando]”, en la que editan homenajes a diferentes figuras señalas del jazz por artistas de plena actualidad, el homenaje a Bebo Valdés reúne a dos músicos de sobra acreditados para mantenerlo fresco en la memoria del aficionado, como son los ya mencionados Javier Colina, quien participó de forma activa en la “popularidad” que Bebo alcanzo hace unos años en nuestro país, y Pepe Rivero, heredero natural de la tradición del maestro.

El danzón, protagonista el sábado 7

Al día siguiente llega el turno para 'Dos Contrabajos y Uno sin: De la contradanza al danzón', juntándose en el escenario, tres maestros indiscutibles de nuestro jazz (Pepe Rivero, Javier Colina y Reinier Elizarde 'El Negrón') en una sorprendente propuesta musical y escénica -compuesta por dos contrabajos y un piano-, con la que traen a la actualidad el cancionero de pianistas clásicos cubanos del Siglo XIX.

Rivero y Reinier 'El Negrón' se unen a Colina en una magistral propuesta escénica y musical -dos contrabajos y un piano-, con la que ponen en valor, de una manera sorprendente y novedosa pero llena de respeto y elegancia, el cancionero de pianistas clásicos cubanos del Siglo XIX.

Son muchos los medios de prensa y los periodistas que han destacado la originalidad de esta propuesta. Por ejemplo, Pablo Sanz, para El Mundo, escribió en su crónica del Festival de Jazz de Ezcaray 2015 lo siguiente: “Inusual fue lo de ese trío sin fronteras ni barreras que forman los dos cubanos y el navarro, por la belleza y la valentía extremas de su propuesta. Un piano y dos contrabajos hablando con liderazgo y autoridad propias, cara a cara, mano a mano, cuerda contra cuerda. O como bien dijo Pepe Rivero, una propuesta de contrabajos que te dejan sin trabajo…

La audacia del proyecto debiera verse en capitales con más abolengo musical, pero curiosamente se ve en plazas de jazz como Ezcaray, Melilla o el madrileño club Bogui. La idea consiste en desempolvar cancioneros de pianistas clásicos cubanos del siglo XIX, “de la contradanza al danzón”, citando a maestros venerables como Lecuona, Ignacio Cervantes, Manuel Saumell, Miguel Faílde… La experiencia va más allá de la excelencia compositora e interpretativa de los protagonistas, siendo tan sólo puntos de partida de un viaje musical henchido de cadencias melódicas, mucho lirismo y mucha sustancia gris”.

Por su parte, Ángel Castro, en Jornadas de jazz UNED-Melilla, consideró lo siguiente: “Tres animales asociados piel misterio del jazz que se encuentra con la raíz cubana y se repite en el danzón y le lleva la contra a la danza y los contrabajos, dos, se descargan con el piano por momentos tabernario, por momentos palaciego de un músico que parecen muchos músicos en uno tal es Pepe Rivero. La elegancia y la enorme propuesta que hace silbar el contrabajo hasta por el puente y la funda de Javier Colina en asociación y en provocación con esa manera bestialmente hermosa de obtener música de las cuatro cuerdas que dóciles le obedecen y cualquiera no a Rainier Elizalde, el Negrón. En definitiva, un prodigio, inolvidable”.

Chopin en versión 'riveriana' cierra el ciclo

Y como inmejorable cierre, turno para Chopin, con el maestro Rivero al piano, 'El Negrón', que repite, al contrabajo y le batería Georvis Pico con 'Los Boleros de Chopin', su extraordinaria adaptación a la música cubana (al bolero, al cha-cha-cha, sones, rumbas, danzones…) de la obra de Frédéric Chopin. Elegancia y maestría en la translación al mundo del jazz y del latin jazz de las composiciones del pianista polaco con la sutileza y originalidad de la adaptación a las músicas cubanas de la obra de Frédéric.

Pepe Rivero acaba de publicar una nueva edición de este trabajo, prologada por el clarinetista y saxofonista cubano, ganador de 14 Grammy Latinos, Paquito D’Rivera, que incluye 12 temas, más un “bonus track” dedicado a Telonious Monk y a Frank Emilio, canción que también suele estar en el repertorio en directo del maestro pianista manzanillero.

Según cuenta Paquito d’Rivera en el prólogo de esta nueva edición de “Los Boleros de Chopin”, la historia este trabajo se remonta al año 1986 cuando Olga Guillot, intérprete cubana de boleros míticos, en conversación con Julio Gutiérrez -autor de memorables boleros como “Inolvidable” o “Un poco de tu amor”-, se sentó al piano y comenzó a tocar un Nocturno de Chopin. Olga, impresionada, se acercó a Julio y le comentó afectuosamente: “Julio, si ese Chopin hubiera nacido en Cuba, seguramente hubiera compuesto unos bolerones de espanto, ¿no crees?”.

En palabras de Paquito D’Rivera, “en aquel momento, la ocurrencia de la Guillot nos hizo reír a todos. Esta anécdota la compartí con mi amigo el productor José Luis Rupérez, y nadie sospechaba que, 24 años más tarde, Rupérez sentiría la inspiración de dedicar un disco al músico polaco y que contaría para el proyecto con uno de mis pianistas favoritos, y no sólo mío, sino también de Celia Cruz: Pepe Rivero”.

En “Los Boleros de Chopin” suenan valses, nocturnos, impromptus, baladas, preludios y otros estilos explorados por el genio de Chopin, llevados al bolero, al cha-cha-cha, sones, rumbas, danzones… todo ello con ese toque jazzístico característico del maestro pianista y compositor manzanillero.

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