Tusk alerta de que existen varias amenazas exteriores para la Unión Europea y, entre ellas, cita “el cambio en Washington” porque coloca a la UE en una “situación difícil” al poner en cuestión los últimos 70 años de la política exterior estadounidense. “Las declaraciones de la nueva administración americana hacen que nuestro futuro sea altamente impredecible”, asegura el presidente del Consejo Europeo.
La llegada de Donald Trump se colocaría así en el grupo de la “China asertiva”, “la política agresiva de Rusia hacia Ucrania”, “la anarquía en Oriente Medio y África” o “el Islam radical”.
A nivel interno, Tusk también alerta del auge antieuropeo, nacionalista, “cada vez más xenófobo en la propia UE” y el “estado de ánimo de las élites proeuropeas” cuya fe en el proyecto integrador está decayendo.
“Hoy debemos ponernos de pie muy claramente por nuestra dignidad, por la dignidad de una Europa unida, sin importar si estamos hablando con Rusia, China, Estados Unidos o Turquía. Por lo tanto, tengamos el coraje de estar orgullosos de nuestros propios logros, que han hecho de nuestro continente el mejor lugar en la Tierra”, reclama Tusk para alentar una oposición a la “retórica de los demagogos”.
Tusk reclama a los Veintisiete no olvidar las importantes razones por las que surgió el proyecto europeo hace 60 años. “Nos hemos unido para evitar otra catástrofe histórica y, en segundo lugar, que los tiempos de la unidad europea han sido los mejores tiempos en todos los siglos de historia de Europa”.
El presidente del Consejo Europeo asegura que la desintegración de la UE sólo conduciría a la “dependencia real y factual” de las grandes superpotencias: EEUU, Rusia y China.
Ante esta situación, Tusk insta a tomar “medidas asertivas y espectaculares” para restablecer la seguridad exterior e interior, así como el bienestar socioeconómico de los ciudadanos europeos.
Por último, Tusk exige “defender con firmeza el orden internacional basado en el imperio de la ley” y mantener el papel de la UE como “superpotencia comercial abierta” protegiendo el “libre comercio justo”.
“No podemos rendirnos a aquellos que quieren debilitar o invalidar el vínculo transatlántico, sin el cual el orden global y la paz no pueden sobrevivir. Debemos recordar a nuestros amigos estadounidenses su propio lema: Unidos estamos de pie, divididos caemos”, concluye firme.
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