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PSOE: ¿abstención o gran coalición?

miércoles 01 de febrero de 2017, 17:14h

El partido centenario hace unos días celebró en Alcalá de los Gazules (Cádiz) el aniversario de la agrupación socialista más antigua del mundo rural en España. De paso por allí estaba el que fuera secretario general de los socialistas y diputado por la provincia de Cádiz Alfredo Pérez Rubalcaba, pues ya se sabe que cuando uno nace en Medio Cudeyo (Cantabria) justo en el polo opuesto de la península, lo más oportuno es hacerlo diputado por la tierra donde no tienes ni resto de ADN en tu sangre por más que busques en tus antepasados, en lo que se ha venido a llamar un cunero, término que se aplica a los candidatos o diputados que son presentados por sus respectivos partidos en un distrito electoral al que no pertenecen.

Como no podía ser de otra manera, la presencia de Rubalcaba en Alcalá de los Gazules, supuso una vez más el refrendo desde el aparato a la figura de Susana Díaz a la que cual Guardia de Corps, acompañó Elena Valenciano otra de las protagonistas del golpe de estado contra Pedro Sánchez, el mismo que en Sevilla a escasos cien kilómetros de distancia, convoco a sus seguidores para anunciarles su entrada en la campaña de las primarias para optar de nuevo a liderar a los socialistas.

Este veterano político que al igual que Rajoy se tiñe el pelo aunque está más calvo que el Presidente que todo hay que decirlo y también como aquél se deja la barba blanca sin teñir, se marcha a más de seiscientos kilómetros para, en la conmemoración del 130 aniversario de la mencionada agrupación andaluza del partido, soltar la mayor y florida chorrada que a un socialista se le pude ocurrir. Invocando al mismísimo fundador del partido Pablo Iglesias, declaró que: "fue en el V Congreso socialista (1899) cuando se decidió la posibilidad de pactar con la derecha, siempre desde el convencimiento de defender las libertades. Un partido como el nuestro confió siempre en las libertades y en las instituciones". Este alegato lo utilizó para defender la famosa abstención del PSOE que permitió a Mariano Rajoy volver a ser investido presidente del Gobierno.

Rubalcaba hizo un discurso vintage recordando episodios de aquellos comienzos del partido a finales del siglo XIX para hilar un argumento sin sentido, buscando paralelismos entre aquel PSOE y el actual, sobre todo para justificar ciertas conductas injustificables pues, ¿es que en aquellos tiempos alguien sería capaz de dejar vendido al líder del partido como ocurrió con Pedro Sánchez en octubre pasado? ¿En aquellos tiempos se ofrecía la imagen de un partido fracturado? La respuesta es una y otra vez no, rotundamente no. Acabó su alegato diciendo que “el PSOE es un partido reformista y que hace tiempo que abandonamos las revoluciones. Nos creamos así y seguimos así" pero una vez más, Rubalcaba no dice la verdad. Visto lo visto, deberían contratar a Conchita la del polígrafo de Sálvame Deluxe, que no iba a parar de poner cables después de cada mitin para verificar las afirmaciones de los oradores, pero analicemos esta última afirmación.

El concepto reformismo está tan apegado a Adolfo Suarez como el “puedo prometer y prometo” o Cebreros a su persona, pues nunca ha sido un credo de la izquierda tal y como quedó demostrado con el referéndum para la Ley de la Reforma Política del 15 de diciembre de 1976 defendido por el mencionado entonces presidente del gobierno, donde toda la izquierda española en aquella fecha aun en la semiclandestinidad, preconizó la abstención en dicha consulta popular, pues era claramente partidario de la ruptura total con las amarras del pasado estado franquista, desde cuyo seno se elaboró la mencionada Ley de Reforma, previamente aprobada por las Cortes de la dictadura. Por si existen algunas dudas sobre las ideas fundacionales del PSOE, remito al lector a repasar lo incluido en el Programa Máximo del partido de 1879 donde entre otras cosas afirmaba con rotundidad que: Esta sociedad es injusta, porque divide a sus miembros en dos clases desiguales y antagónicas: una la burguesía, que, poseyendo los instrumentos de trabajo, es la clase dominante; otra, el proletariado, que, no poseyendo más que su fuerza vital, es la clase dominada;

Que la sujeción económica del proletariado es la causa primera de la esclavitud en todas sus formas: la miseria social, el envilecimiento intelectual y la dependencia política;
Que los privilegios de la burguesía están garantizados por el poder político, del cual se vale para dominar al proletariado.

Por otra parte:

Considerando que la necesidad, la razón y la justicia exigen que la desigualdad y el antagonismo entre una y otra clase desaparezcan, reformando o destruyendo el estado social que los produce;
Que esto no puede conseguirse sino transformando la propiedad individual o corporativa de los instrumentos de trabajo en propiedad común de la sociedad entera;

Como puede comprobarse, la afirmación de Rubalcaba no tiene ninguna credibilidad, pues en aquellos tiempos cuando el fundador del partido se dirigía las masas, su discurso era enormemente más cercano a las tesis revolucionarias y radicales que a cualquier vestigio reformista como nos quiere hacer ver Rubalcaba. Pero ese argumentário absolutamente demagógico y equivoco por no querer calificarlo como se merece, no es más que la antesala de lo que se avecina en el Parlamento donde la gran coalición avanza a pasos agigantados ante el estupor de los votantes socialistas de las pasadas elecciones que se preguntan perplejos: ¿pero la abstención no era para esto, verdad?

PSOE y PP bloquearon recientemente en la Mesa del Congreso, la creación de una comisión de investigación sobre el rescate bancario ante el estupor de todos aquellos que nos sentimos perplejos tras conocerse el informe del Tribunal de Cuentas, que cifraba en más de 60.000 millones el coste del rescate por las ayudas a los bancos efectuado de manera entusiasta por parte del gobierno del PP, haciéndonos pagar a todos los españoles por el desmadre de las cuentas de las entidades financieras rescatadas, dirigidas por políticos sin conocimientos suficientes para estar al frente de cajas y bancos. Ante esta negativa de PP y el PSOE, que rechazaron la pretensión de Ciudadanos, los de Albert Rivera respaldados en esta ocasión por Unidos Podemos, han acusado a los dos grandes partidos de “cercenar la pluralidad” y yo diría, de volver a los tiempos del bipartidismo y de la reforma del Artículo 135 de la Constitución.

Que el PSOE que en otros tiempos se ha jactado de poner en un brete al gobierno por asuntos como Bankia, la CAM, Banco de Valencia etc., debía de ser el primero en estar a favor de la comisión, pedir explicaciones y exigir que se depuren responsabilidades por este dislate y que se investigue en profundidad el cómo y el porqué de tan masiva aportación de dinero donde a día de hoy nadie ha explicado suficientemente el motivo sin utilizar tecnicismos ni vaguedades en el más puro estilo De Guindos.El electorado socialista no entiende a sus representantes y con actitudes como esta, no hace más que cuestionarse el voto con vistas al futuro.

Mientras, Felipe González dice que para él quién se presente o no a las primarias del PSOE “es un asunto de carece de relevancia frente al desafío que para todos representa la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca”. Pues nada Felipe, ¡mantenlo hasta final de las primarias! Los militantes y votantes, agradecerán tu imparcialidad…….aunque yo personalmente, no me lo creo.

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