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Los 5 mejores discos de Black Sabbath
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Los 5 mejores discos de Black Sabbath

lunes 13 de febrero de 2017, 12:21h

El pasado 4 de febrero Black Sabbath dio su concierto de despedida en la ciudad que les vio nacer, Birmingham. Fuel el punto y final a una carrera que había comenzado casi 50 años atrás y que vio publicado su primer disco tal día como hoy en 1970. Así que vamos a homenajear a una de las bandas más importantes de la historia del rock repasando sus 5 discos fundamentales, los cinco primeros que nos dio su primera, y más importante, formación, Ozzy Osbourne, Tony Iommi, Geezer Buttler y Bill Ward.

Black Sabbath (1970)

El disco homónimo de Black Sabbath, publicado el 13 de febrero en Reino Unido, es uno de los discos más influyentes de la historia. Desde el inicio con la campana resonando y el lúgubre riff que lo abre todo es nuevo en él. Es una estaca en el corazón de los 60 del amor y la paz, un funeral por una década. El disco fue grabado en un solo dia, durante unas 12 horas en el estudio de grabación, lo que ayuda a su inmediatez. Evidentemente este es el disco que lo inició todo, si Cream y los zeppelin todavía le debían mucho al blues y la psicodelia, 'Black Sabbath' parece un género en sí mismo y puede considerarse el inicio del heavy metal tal y como lo conocemos ahora. 'The Wizard', con su armónica, está basada en el blues pero cuando entra el riff ya es otra cosa. Líricamente también es más oscuro, con referencias satánicas o a la obra de Lovecraft que se convertirían en el recurso recurrente para otro millón de bandas hasta convertirlo en un cliché. A pesar de contar con canciones tan buenas como 'Behind the Wall of Sleep', 'Evil woman' o, sobre todo, 'N.I.B.', lo mejor estaba por llegar.

Paranoid (1970)

El segundo disco de los Black Sabbath es, junto al 'Machine head' de Deep Purple, el disco más influyente de la historia del heavy. Pero si los Purple (a pesar de entregar un gran disco) ya avisaban de algunos de los males que podrían aquejar al género (las secciones instrumentales demasiado alargadas y, especialmente, las florituras vocales de Gillan), 'Paranoid' es la destilación de todo lo que lo hace grande, la oscuridad de las letras de Geezer Butler, la rabia de la voz de Ozzy Osbourne y, por encima de todo, el Amo y Señor del riff, Tony Iommi. Aquí están algunas de sus canciones más importantes, la titular (una canción que al igual que el 'Communication breakdown' de los Zeppelin, su gran influencia, está más cerca del espíritu punk que del heavy), la incisiva 'War Pigs' (la canción que iba a dar título al álbum, de ahí la portada), la potente y pesada 'Hand of Doom' o la increíble 'Iron Man'. Cualquier grupo o movimiento que haya tocado rock duro después de este disco se ha visto influido por él, de Motörhead a Nirvana, de Metallica a Queens Of The Stone Age.

Master of reality (1971)

Una tos seca da paso a uno de esos riffs gigantescos que a Tony Iommy le salían con tanta facilidad y al resto de la humanidad no. 'Sweat leaf' entraba como un elefante en una cacharrería y demostraba que Black Sabbath sonaban todavía más duros y pesados, y que después de una obra maestra como 'Paranoid', que les había colocado en el altar de los padres del heavy metal junto a Led Zeppelin y Deep Purple, con 'Master of reality' se adelantaban dos décadas al stoner rock o al grunge, cuyos principales grupos como Nirvana, Smashing Pumpkins o Soundgarden utilizarían el truco que usó Iommy en algunas de las canciones de este disco. El guitarrista, que tenía dos dedos parcialmente cortados desde joven, sufría al tocar, así que decidió bajar el tono de su guitarra varios tonos para ponérselo más fácil, el resultado es un sonido mucho más cavernoso y muscular, todavía más oscuro que los negros tonos a los que nos tenían acostumbrados, siendo el mejor ejemplo 'Children of the grave', una canción que según el bueno de Ozzy era lo más "cojonudo y brutal" que habían grabado nunca. Claro que 'Lord of this world' o 'Into the void' tampoco se quedan atrás.

Vol. 4 (1972)

El primer disco que produjo el propio Tony Iommi amplió la paleta sónica de la banda sin olvidar lo que la había hecho grande, principalmente esos riffs esculpidos en piedra por el propio guitarrista. Claro que también es el disco en el que las drogas comienzan a hacerse parte fundamental de la ecuación. Grabado en Los Ángeles, capital mundial de la cocaína en los años 70, durante su gestación se planta la semilla de la propia autodestrucción del grupo, con montañas de cocaína, y también heroína, siendo absorbidas por las fosas nasales de los 4 miembros de la banda (no era casual que la banda lo quisiera llamar 'Snowblind'). El disco comienza con 'Wheels of Confusion/The Straightener', una canción de más de 8 minutos en la que se notan influencias progresivas, los cambios musicales se hacen más evidentes con 'Changes', una bella balada compuesta por Iommi después de aprender a tocar el piano por su cuenta en la mansión de Bel Air que tenían alquilada. Claro que lo mejor viene con los momentos más potentes como 'Tomorrow's Dream', 'Supernaut', 'Snowblind' o 'Cornucopia', canciones enormes, principalmente la segunda, con uno de los riffs más memorables de la banda que da paso a uno de los solos más icónicos de Iommi.

Sabbath Bloody Sabbath (1973)

Con la gira de 'Vol. 4' las cosas habían llegado a un punto en el que el peligroso estilo de vida de la banda estaba comenzando a pasar factura. Tony Iommi se desplomó tras un concierto en el Hollywood Bowl, tras pasar varios días siguiendo una estricta dieta de coca. El principal compositor de la banda estaba sin ideas y la banda decidió abandonar Los Ángeles, donde iban a volver a grabar, por Inglaterra y alquilar el castillo de Clearwell (que ya había sido utilizado por Led Zeppelin o Mott The Hoople) para hacer su quinto disco. Fue en ese gótico ambiente (en el que no faltaban los fantasmas, según Iommi), concretamente en la mazmorra, donde el Señor del riff se sacó de la manga el de 'Sabbath bloody sabbath', el momento que según Geezer Butler salvó a la banda. Pero esa canción, una de las mejores del grupo tiene mucho más, por un lado está ese puente que es una evidencia de la musicalidad de una banda acusada de monolítica. También está el riff más heavy de la banda cuando Ozzy grita aquello de "los sueños se convierten en pesadillas, el cielo en infierno". Pero más allá de su canción principal, hay mucho más en este disco, 'A national acrobat' tiene un 'riff' que es, a la vez, puro Sabbath y muy funky, cortesía de Butler, 'Sabra cadabra' es tan buena que John Bonham quería tocarla cuando los Zeppelin se pasaron por el estudio de grabación y terminaron haciendo una 'jam' de dimensiones míticas, 'Killing Yourself To Live' es la canción favorita de la banda de Kirk Hammett de Metallica, 'Who are you' está compuesta con un sintetizador Moog por un Ozzy que, en palabras de Iommi, no sabía cómo utilizarlo, es también el momento más flojo del disco. Por último 'Spiral architect' es un gran cierre con un punto épico que le aporta el arreglo de cuerdas, demostrando que los Sabbath tenían amplitud de miras y que en este momento de su carrera les salía casi todo. Era la quinta obra maestra en cuatro años para una banda que volvería a entregar buenos discos (no se puede olvidar 'Sabotage' o 'Heaven and Hell') pero que no volvería a alcanzar las increíbles cotas de estos cinco discos.

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