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Off the record - 19 diciembre 2007

Off the record - 19 diciembre 2007

miércoles 19 de diciembre de 2007, 07:53h

¿CON LAS MANOS ATADAS?

Coinciden los analistas en que caben dos escenarios para la reducción del ritmo de crecimiento del PIB en el próximo año 2008, uno de ajuste suave y otro de ajuste fuerte, en cualquier caso con un panorama de moderada estanflación (el famoso estancamiento con inflación que tanto inquietaba a Samuelson).

En cualquier caso, crezca la economía en 2008 al 2,3% en el escenario de ajuste suave, o lo haga al 1,8% en el de ajuste fuerte, el superávit de las cuentas públicas se recortará o desaparecerá, por pura y dura matemática, con lo que se planteará el problema de lidiar con unas finanzas públicas que impedirán reducir impuestos para estimular la actividad productiva.

Si la política presupuestaria queda inutilizada para afrontar el proceso de contracción económica, será imposible instrumentar una estrategia anticíclica eficaz.

 

PARO Y CONFLICTO SOCIAL

Es probable que el mercado de trabajo no se haya enfrentado en España a una situación tan inquietante desde los primeros 80 y mediados los 90 del último siglo, lo que va a exigir un ajuste laboral intenso, ya sea vía precios o vía cantidades. Las empresas ajustarán sus plantillas en función de los costes de mano obra y despido, lo que en el sector de la construcción –temporalidad y mucha mano de obra inmigrante– generará desempleo y ¡atención! probable mayor ajuste de la mano de obra más cara que es la nacional.

Si esto llega a suceder no sólo significará más paro, sino la aparición de un tipo de conflictividad social inédita en nuestro país y extremadamente peligrosa en términos de convivencia.  

 

FAMILIAS Y EMPRESAS, HACIA EL CALLEJÓN

Las familias acumulan problemas: a) elevado endeudamiento, b) dificultades crecientes para la refinanciación de deudas en mercados no extraños, c) erosión de las rentas salariales por el crecimiento de la inflación, d) progresivo e inevitable descenso del valor de sus activos inmobiliarios, lo que disminuye su riqueza, e) pesimismo respecto a la evolución del empleo a corto plazo. Es inevitable que todo ello se traduzca en un serio descenso del consumo privado.

Peor aún es la situación de las empresas: a) incremento de los costes financieros, b) dificultades en el mercado de crédito, c) caída de beneficios, d) incremento de los costes de producción, e) altos tipos de interés que dificultan mucho los proyectos de inversión. Todo ello, en un marco de empeoramiento del horizonte económico del país, conduce a una caída de la inversión empresarial en bienes de quipo.

La acentuada restricción de liquidez es aún más grave para las empresas españolas, que dependen más que las norteamericanas del crédito bancario. En un entorno de inestabilidad financiera es inevitable que se agudice la aversión al riesgo.

Si los consumidores y las empresas pierden confianza en el futuro tenderán a reducir el consumo y la inversión de forma aún más intensa de lo que sugieren los fríos datos numéricos. Los indicadores de los famosos “animal spirits” de Keynes muestran en los análisis más reciente un claro y generalizado deterioro. Entre el penúltimo y el último mes de 2007, el índice de confianza de los consumidores ha pasado de -16,0 a -17,0. El de confianza del comercio minorista, de -14,0 a -16,0. El de confianza de la construcción desde 8,0 a -6,0…

 

LA RECESIÓN ES UN RIESGO REAL

Y queda lo peor, el riesgo de que Estados Unidos entre en recesión, hipótesis cada vez más asumida por los analistas, lo que conduciría a un aterrizaje especialmente duro de la economía española en 2008.

En el caso de España, el endeudamiento de las familias es ahora mucho mayor que en el ciclo expansivo 1986/1992, y sin embargo entonces se produjo la recesión de 1993. Ahora, no sólo es mayor el endeudamiento, sino que afecta a las capas de población de ingresos medios y bajos, y ello en un escenario de reducción crediticia, tipos de interés variables y pérdida de valor de los activos inmobiliarios.

 

LOS DATOS DE PREVISIONES PRUDENTES

Merece la pena repasar algunas cifras especialmente elocuentes de las previsiones económicas para 2008. El informe del que las recogemos opera, en busca de hipótesis lo más neutrales posible, sobre cinco fuentes muy distintas: el Gobierno, la Comisión europea, el FMI, la OCDE y el panel de Funcas, y genera, para cada item, dos cifras, una para el escenario de ajuste suave, que llamaremos A, y otra para el escenario de ajuste intenso o fuerte, que llamaremos B.

La tasa de paro para 2008 será de 8,8 (A) ó de 9,1 (B). El PIB precio de mercado será el 2,3 (A) ó el 1,8 (B), frente al 3,8 del actual año 2007. La formación bruta de capital fijo será 2 (A) ó 1,6 (B) frente al 5,8 de 2007 ó el 6,8 de 2006, aunque en la construcción será de -0,6 (A) ó -1,0 (B) frente al 4,1 de 2007 ó el 6,0 de 2006. La demanda nacional se estima en 2,8 (A) ó 2,4 (B) frente a la previsión de 4,6 de 2007.

 

MUY LIMITADO MARGEN DE MANIOBRA

Las perspectivas económicas han empeorado en los países desarrollados por la crisis de las “subprime”, la afectación de los mercados inmobiliario y financiero, la restricción de liquidez en los mercados de crédito, la subida del precio del petróleo, etc.

Pero este escenario de ajuste será peor en España por la acumulación de grandes desequilibrios, tanto macro (inflación, déficit exterior) como micro (alto endeudamiento de las empresas y de las familias), unido todo ello a la ausencia de reformas durante los últimos cuatro años, con el resultado de una estructura económica rígida, que se adapta mal, o por lo menos muy lentamente, al descenso de la actividad.

Otro inocultable problema de la economía española es la falta de margen de maniobra para que la política fiscal y presupuestaria ejerza un papel contra-cíclico, por la descentralización del gasto hacia las Autonomías y las administraciones locales.

Crece la inquietud y empeoran las previsiones para el horizonte a corto plazo de la economía española. Si ya nadie se atreve a poner en cuestión que 2008 va a ser un año de ajuste especialmente duro, cada vez son menos los que sitúan las previsiones de repunte antes de 2011 ó 2012. De momento, no es ya sólo que los impagados crezcan el 35% en las Cajas, sino también hay el dato merecedor de reflexión sobre el “parón” de la actividad que sugiere el fuerte descenso de las inscripciones registrales.

 

REDUCCIÓN DE IMPUESTOS POR RAZÓN DE SEXO

En estas circunstancias, es natural que Mariano Rajoy dedicara ayer, en el desayuno de Europa Press, importante espacio a la política económica. Estuvo acertado y eficaz en la crítica a la política económica, más bien a la carencia de política económica del cuatrienio de Rodríguez Zapatero.

Instalados el presidente y su fiel Solbes hasta 2006 sobre una etapa de extraordinaria bonanza económica internacional y en la cómoda inercia de la década prodigiosa 1995/2004 de la economía española, la receta de sonreír y no hacer nada ha llevado el país al umbral de una seria crisis de la que en este Off The Record hemos avanzado algunos datos y claves, que profundizaremos próximamente.

Todo iba bien en el discurso de Rajoy hasta que, inesperadamente, se deslizó por terrenos propios de la frivolidad presupuestaria de su antagonista y anunció, así como suena, “una reducción adicional del impuesto de la renta para las mujeres trabajadoras”. Sorpresa y estupefacción. ¿Por qué para las mujeres?

 

MEJOR, NO. IGUALES…

Alguien se ajustó el sonotone por si tenía interferencias extrañas (es broma, claro). Pero no es broma que un importante empresario, que además es economista, tras unos segundos con la boca literalmente abierta, dejó escapar su escandalizada perplejidad: “Creía que votaba a un partido defensor de la igualdad de todos los ciudadanos ante las leyes, pero veo que el estilo Zapatero ha conseguido adeptos incluso en Génova”. A ver, serenidad ¿a quién se le ha ocurrido esa original desigualdad tributaria por razones de sexo?

Hace casi un siglo, Alfonso XIII, en una cacería, miró con envidia las excelentes escopetas inglesas que llevaba uno de sus invitados, tomó una y la enseñó a su armero: “¿Podrías hacerme un par como ésta?”. El armero, vasco un punto arrogante, afirmó con énfasis: “Mejor las haré, Majestad”. Y Alfonso XIII, que tendría otros defectos, pero no precisamente falta de sentido del humor, se apresuró a proteger su interés: “¡No! Mejor, no. ¡Iguales!”. Pues eso también con los impuestos: todos iguales ante las leyes y ante el recaudador de Hacienda.

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