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Adultos activos

Estar aquí y ahora

viernes 16 de marzo de 2018, 14:02h

No importa tanto lo que hagamos sino cómo lo hacemos. Porque nunca será cuanto más, mejor sino cuanto mejor, más. Respirar, caminar, fregar, leer, trabajar, planchar, sentarse en silencio, compartir,... "saberse", "caer en la cuenta", despertar, ahí está la clave de la felicidad. La virtud más eminente es hacer, sencillamente, lo que tenemos que hacer.

Ayer ya no existe, ya pasó. No es sano que el sentimiento de culpa se apodere de tu libertad y de tu mente.

Mañana... es una hipótesis de futuro, ni siquiera una entelequia... serenarse, apreciar, valorar, sentirse agradecido, aquí y ahora... el resto es televisión, sometimiento, dependencia, fantasía... pero "saberse" reconocerse y aceptarse como somos, aquí y ahora, nos prepara para acoger a los demás, así como son, sin pretender cambiarlos.

No están ni el presente ni el mañana escrito... es como el tiempo que "no existe" sino que lo vamos haciendo, tejiendo, como me enseñó aquel anciano en Senegal: Vosotros los blanquitos siempre andáis apresurados por eso tenéis relojes, nosotros tenemos el tiempo que, como no existe, lo vamos haciendo. ¿Qué es más importante y mejor, citarte con una persona a las siete en punto o quedar con el amigo, en la plaza, al caer de la tarde?

Y no olvides que la balsa que te sirvió para alcanzar la orilla... no tienes que llevarla a cuestas. Todas las cosas, omnia, ta panta, todo cuanto sucede tiene su sentido y nos puede servir para tender puentes sobre las aguas turbulentas, como cantan Simon & Garfunkel; para que al otro puedas decirle "Stand by me, stand by me", y así, paso a paso, como aquel Unicornio azul, nosotros también nos sabremos buscando una canción, saberla compartir será nuestra misión.

Esta es la sabiduría en marcha de las personas mayores, adultos activos… saborear el presente, levantarnos, asearnos, vestirnos, desayunar, echar una mano donde haga falta y podamos, caminar, asombrarse con la maravilla del nuevo día… nunca ha habido ni habrán dos iguales, ese despertar al “des-cubrir” la naturaleza, los árboles, el césped, las nubes, la lluvia, la tormenta o la solana adaptándonos a ellas. Caminar, contemplar, poder llegar a casa, leer o enterarse de las noticias por otros medios; no depender de Iphones o de chismes que suenan a todas horas, y se diría que nunca podremos apreciar el silencio compartido… siempre es compartido… porque nuestros pulsos laten, nuestra piel transpira, nuestro organismo funciona como los de tantas otras personas, animales y el mismo cosmos. Al final, la sabiduría es ser capaz de contemplar el universo en una gota de rocío. Sabernos en sintonía con todos y con todo cuanto es y existe. Porque todo y todossomos… eso.

En las tradiciones milenarias de la sabiduría, de una u otra forma, se expresan así… salud-dándose, se juntan las palmas a la altura del corazón, se inclina un poco la cabeza pero con una sonrisa en el rostro, sin dejar de mirar a la otra persona musitas: Ham so, Ham so: Yo soy eso, Eso soy yo.

José Carlos Gª Fajardo, por la transcripción de lo que hoy, aquí y ahora, desborda mi viejo corazón.

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