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Doce mujeres forman parte de la plantilla de este prestigioso centro sito en Madrid

'El alma castellano-manchega' de la escuela infantil Diábolo, con la familia como eje de su filosofía pedagógica
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(Foto: Carlos García Sánchez)

"El alma castellano-manchega" de la escuela infantil Diábolo, con la familia como eje de su filosofía pedagógica

viernes 27 de abril de 2018, 12:52h

"La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras". La frase, nada baladí, pertenece a uno de los grandes filósofos de la historia, Jean Jacques Rousseau, y expresa la base sobre la que se sustenta la acción pedagógica de Diábolo. Una escuela infantil de enorme prestigio en la capital de España que siembra en sus alumnos valores como la tolerancia, el respeto hacia los demás, el amor por la naturaleza, la solidaridad, la expansión de las relaciones humanas y un largo etcétera siempre bajo el denominador común de la familia. Y que, como presume su creadora y gerente, la albaceteña Valle García Fernández, tienen y siembran "el alma castellano-manchega".

La fama de Diábolo, con varios lustros de antigüedad, ha ido aumentando año tras año y extendiéndose más allá del barrio de Embajadores en el que se encuentran sus modernas instalaciones. De lo que también Valle -que encabeza el total de dosce mujeres de la plantilla- se muestra encantada, aunque estima que "a la vez es un reto para seguir mejorando". Merced, entre otras cuestiones, a que, sin descuidar ninguno de los aspectos esenciales de la educación, para la escuela lo más importante es la familia, sin la que no podrían llevar a cabo el proyecto.

“Las familias de nuestros niños se involucran en todos los aspectos y en todas las actividades que realizamos, como la Escuela de Padres, la Experiencia Padres Integrados, talleres, excursiones, fiestas, eventos solidarios y muchas otras cuestiones”, como declara y publicó también el diario La Tribuna.. Sin olvidar sus colaboraciones todos los cursos con entidades como SavetheChildren, Juegaterapia, Acción contra el Hambre, Realidades y el Sueño de Vicky entre otras muchas.

Por tanto, el esfuerzo diario es para que los niños estén “cómodos, calentitos, alimentados, limpios y, sobre todo, queridos”, cual coincide gerente, profesoras y resto de trabajadoras del centro en su valoración. A lo que Valle agrega que nunca falta el cariño en Diábolo: “Gracias a todo esto, las familias pueden irse tranquilas y confiadas a trabajar dejando en nuestras manos su tesoro más preciado”. Una sensación en la que están de acuerdo, como certifican varias de esas familias -algunas oriundas de Castilla-La Mancha- que, tras saber del prestigio del centro, lo han buscado para sus hijos.

Dieta equilibrada para niños sanos

En cuanto al asunto de las comidas, en el que tienen cocina y cocinera propia, Toñi, por cierto también manchega -y “que bien merece una estrella Michelín”, como dice Valle-, gran parte de la materia proviene de Albacete, comprado en un establecimiento del Pasaje de la Carne, que llega a Madrid en envíos especiales y muchas veces aprovechando los viajes de Manuela o la propia Valle. Además de la carne para el cocido y otros guisos, no faltan las hamburguesas, salchichas, albóndigas y similares.

“Nuestros niños, que aprenden a comer solos, son listos, fuertes y sanos, eso sin duda, pero lo que nuestro menú les aporta es salud. Llevan una dieta equilibrada y saludable, adaptada a sus necesidades con estos productos de la tierra, a los que se añaden en ocasiones las indispensables morcillas”, indica Valle. Incluso cuando, durante el invierno, hacen un cocido ‘a la albaceteña’, ofrecen un vasito de caldo a las familias que vienen a buscar a los niños, e incluso a los comercios del barrio, en el que la popularidad de Diábolo es máxima. Y, para rizar el rizo, cuando nieva es turno obligado para atascaburras.

Otra de las positivas diferencias de Diábolo es el cuidado en un inevitable asunto como el control de esfínteres, debido a que muchos niños no están preparados para empezar el colegio con sólo tres años, algunos incluso con dos, -Valle cree que el primer ciclo de educación infantil debería cubrir un curso más-.

Y no oculta que, aunque la mayoría van preparados, el hecho de que en los colegios no los cambien si se mojan o se manchan y tengan que acudir los padres o madres, le parece una barbaridad: “Me atrevo a decir que es inhumano”. Esto es sólo un ejemplo, porque considera que con esos tres años, son personitas que necesitan mucha atención y cariño, evitando en la medida de lo posible ciertas situaciones de angustia y estrés “que podrían superarse fácilmente retrasando un curso el inicio del cole”.

Le ocupa todo lo relacionado con la educación y su no demasiado buena situación actual en España, y le preocupan muchas de sus deficiencias como el falso bilingüismo, el exceso de extraescolares y su combinación con los deberes, los diagnósticos ligeros de TDAH, las asignaturas que desaparecen, las que aparecen y las que mutan, los maestros quemados y los maestros que no pueden llegar a ser maestros, el tema de la conciliación, el estrés al que sometemos a los hijos, y las diferencias que soportan unos niños frente a otros por las posibilidades económicas que los separan (incluso dentro del mismo colegio).

Embajadora de la tierra

Todo ello a pesar de que tanto en sus estudios en Albacete, en el Instituto Bachiller Sabuco, como los posteriores ya en Madrid de Traducción e Interpretación (inglés y alemán) –de los que acabó dando clases-, así como en la Universidad Camilo José Cela, de Literatura infantil en lengua inglesa. Su brillante currículum incluye también sus labores como traductora –de más de una treintena de libros- para la editorial Paidotribo y, al mismo tiempo, para Mediaset como subtituladora. Y en esto llegó la crisis, que afectó fundamentalmente a los autónomos, como ella, ya con dos hijos –la chica llamada Mari Llanos, un nombre tan albaceteño, por l apatrona de la ciudad.-: “Decidí que no podía seguir así, de modo que mi madre y yo nos lanzamos a la aventura con nuestro proyecto”.

Eso sí, desde su aterrizaje en la capital de España, Valle ha oficiado como embajadora de la tierra, aunque no con la intensidad y la capacidad que le ofrece su ‘Diábolo’, donde todo el mundo sabe del orgullo de ella y de su madre, Manuela, cofundadora- por ser de Albacete. En el trato a las familias se observan, según reflexiona Valle, además del sentido del humor, el equilibrado carácter manchego con el que han ganado da la confianza que necesitan precisamente las familias para entregar a sus hijos cada mañana con los ojos cerrados.

Y es que, concluye, “como buenas manchegas, somos mujeres de espíritu noble, heroico y recto, lo que se refleja, además de en nuestro trato hacia los niños, en nuestro proyecto educativo y solidario”. Por tanto, viviendo con alegría que Albacete capital y la provincia –“con el tremendo, merecido y maravilloso auge del turismo rural”, destaca- sean cada día más conocidas y valoradas en Madrid -algo que también ocurre con elresto de las ciudades y pueblos de la región- en lo que ha influido sobremanera, aparte de la cercanía y excelentes comunicaciones, las redes sociales a través de fotos, vídeos, blogs y aplicaciones.

Y, claro, como embajadora, es justo y necesario, hablar de algo tan “sagrado” –así lo califica repetidas veces a lo largo de la charla- para ella como la Feria. No sólo por lo mucho que ha disfrutado, y lo bien que se lo ha pasado con su enorme variedad de ofertas lúdicas, incluyendo alguna que otra lágrima: “He llorado al ver cerrarse la Puerta de Hierros, lo reconozco”. No sólo, que también. Sino porque todos los amigos y conocidos, entre ellos ingleses y alemanes, que convenció para que la conocieran, primero se han sorprendido al ver que no les había exagerado, y después han vuelto tan contentos y han contado tantas cosas que, además de volver ya siempre que pueden, ellos mismos se convierten en embajadores.

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