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Una escisión violenta podría manchar el ya de por sí nada exitoso final de ETA
(Foto: Captura vídeo ETB)

Una escisión violenta podría manchar el ya de por sí nada exitoso final de ETA

jueves 03 de mayo de 2018, 09:59h

Según se puede leer este jueves en el diario 'El Español', los abogados de ETA temen que se produzcan escisiones internas de cara a su estrategia de disolución y que puedan violentar este proceso. Se trataría de IBIL y ATA, estructuras internas que estarían dispuestas a arruinar el fin de ETA, que aunque no ha sido aplaudido por las víctimas de la banda, sí que se ha tomado como un gran alivio para las sociedades vasca y española en su conjunto.

El líder de IBIL (Iraultzaileen Bilguneak, que significa "Núcleos revolucionarios") es Fermín Sánchez Agurruza, un ex miembro de ETA, detenido en los últimos años por pegar carteles y otros desórdenes públicos en torno a la actividad terrorista y a favor de los presos en las manifestaciones. Se le considera una persona violenta que no está dispuesta a aceptar este final firmado por la actual dirección de la organización terrorista. En 2014 había dejado su trabajo de profesor para organizar en Francia un comando, algo que fue desautorizado de manera inmediata por la dirección de ETA, que le obligó a regresar a lo largo de 2015 a España.

Sánchez Agurruza precisamente pegaba carteles de Amnistía Ta Askatasuna (ATA), Libertad y Amnistía en español, la otra organización en entredicho, en 2016, cuando fue detenido y pronto liberado. Fue concejal de Herri Batasuna en Ansoain (Navarra) y cumplió 10 años de cárcel por pertenencia a ETA.

Para muchos activistas, el EPPK (Colectivo de Presos de ETA), ha traicionado a sus 'soldados', como ellos los llaman, y crearon ATA como única organización que "lucha realmente por la situación de los presos". Consideran fundamental el objetivo de lograr la amnistía total de todos los presos y dudan de que la izquierda aberzale logre nada para Euskadi en su meta independentista.

Se estima que ETA ha estado en los últimos tiempos comandada por David Urdin Pérez, un navarro vinculado a Jarrai, la organización juvenil proetarra, y que sería el artífice del diseño del final de la banda para centrarse en la vía política legal, a través de EH-Bildu y el resto de formaciones abertzales que existen o puedan existir en el futuro. Los verdaderos jefes de ETA están presos, sobre todo tras la caída de sus últimas cúpulas en operaciones policiales, y serían también los más favorables a la disolución, con el objetivo de mejorar sus perspectivas penitenciarias.

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