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Daniel Luque muletea a su primer toro.
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Daniel Luque muletea a su primer toro. (Foto: Plaza1)

San Isidro: los toros aburren y los toreros…¡también!

Pésimo encierro de Torrehandilla, que debutaba, y ninguna inspiración de Luque, Galván y Lorenzo

martes 29 de mayo de 2018, 23:00h

El largo abono isidril nos obsequia todos los años con más de un festejo en los que no pasa nada. Nada reseñable. Bien por culpa de los bicornes o de los coletudos. O de ambos, como este martes con una corridita de los dos hierros de Torrehandilla mansita y blandita a la que ni Daniel Luque ni David Galván ni Álvaro Lorenzo supieron sacarle el poco partido que los toros tenían dentro. Hubo, pues, empate a aburrimiento.

Un veterano aficionado castizo, ya tras la muerte del tercer toro, proclamó que ojalá hubiera llovido más dando lugar a la suspensión del festejo, como el día anterior. Añadiendo con destino a los espectadores, ya en plan profeta, la frase dantesca de "abandonar toda esperanza" con respecto a lo qu epodía acontecer en la segunda mitad de la función. Y acertó de pleno. Lo cual tampoco tiene ningún mérito: era fácil dados los antecedentes de la primera parte.

En la que el comportamiento de los ‘torrehandilla’ y 'torreherberos', con esos malos mimbres que son su procedencia de Jandilla para hacer un buen cesto, fue similar para lo malo. Con cabezas ofensivas, pero mansos en los pencos, a los que acudían con cierta alegría hasta sentir el puyazo (o minipuyazo, por ser precisos), llegaban a la flámula con escasas fuerzas y codicias aunque con cierta movilidad, que no fue aprovechada por ninguno de sus matadores.

Máxime cuando de forma parigual trabajaban en plan ventajista en el cite , metiendo el pico de la muleta y sin rematar tras la cadera para quedarse colocado para el siguiente pase. De modo que sin la emoción del toro embistiendo con casta, la opción de calar en los tendidos haciendo el buen toreo quedaba descartada. Para más ‘inri’ Luque se dejó enganchar la muleta muchas ocasiones, lo que un Galván también destemplado no mejoró ni tampoco Lorenzo.

Con tales antecedentes, se insiste, era fácil predecir los consecuentes, y en nada cambió para bien el insípido espectáculo después. Incluso en el cuarto, muy mal presentado, Luque sufrió la afrenta de ver como el animal se derrumbaba en la arena durante la faena d emuleta -o lo que fuera aquello- teniendo que ser levantado a duras penas por tracción mecánica… de sus banderilleros: ora tirando de los cuernos, ora del rabo.

Algo se animó Galván en el siguiente, viendo que se le iba su única oportunidad en el abono sin decir nada. Pero, vana ilusión: tras unos estatuarios airosamente rematados con tres del desprecio, el gaditano volvió a las andadas ventajistas en un par de tandas de redondos y tampoco interesó mucho su arrimón final con el toro –el único con trapío- ya medio cadáver.

Y, a pesar de que en sexto lugar salió el sobrero, al devolverse el invalidísimo anunciado, tampoco hubo fiesta porque un Lorenzo espesote y sin pasión fue incapaz de ir más allá de algunos pases sueltos con la gente deseando marcharse. Y dando la razón al aficionado que se quejó de que no se hubiera suspendido un festejo tan aburrido por responsabilidad del protagonista de la tauromaquia, el toro, y de su antagonista, el torero. Y no olé.

FICHA

Cuatro toros de TORRREHANDILLA, 4º de TORREHERBEROS y 6º, sobrero, de VIRGEN MARÍA, desiguales de presentación, con 3º y 6º chicos y 5º con trapío; todos, excepto 6º, bien armados; mansos y descastados aunque manejables. DANIEL LUQUE: ovación; silencio. DAVID GALVÁN: ovación; silencio tras aviso. ÁLVARO LORENZO: silencio; silencio tras aviso. Plaza de Las Ventas, 29 de mayo, 22ª de Feria. Dos tercios de entrada.

Crónica del festejo anterior

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