El ataque al Rey le convierte en la clave del Estado democrático

Populistas y secesionistas acaban de darse un rotundo tiro en el pie. Trataron de realizar un ataque preventivo contra la posibilidad de que el Rey volviera a ocupar la escena política defendiendo la Constitución y han conseguido todo lo contrario: convertir a Felipe VI en la clave del arco de la estabilidad del sistema político democrático. Hoy, después de que el pasado jueves los Comuns, apoyados por ERC y JxCAT, hayan reprobado en el Parlament al Rey por “su posicionamiento (en torno al 1-0 del pasado año) y su intervención en el conflicto catalán”, además de promover “la abolición de la monarquía”, la figura del Rey se asocia con el Estado democrático en la mente de una enorme mayoría de españoles, quizás como nunca antes.

Eso en el plano simbólico. Pero el impacto de este error no es menor en el curso de esta coyuntura política. Incluso puede poner en cuestión la gran operación impulsada por Sánchez e Iglesias para aprobar los presupuestos y algunos otros elementos propios de un pacto de legislatura. Porque pone al Gobierno de Sánchez entre la espada y la pared. La presión para que reaccione ante el ataque al Rey en el Parlament es demasiado fuerte, incluso dentro del propio PSOE. Pero si Sánchez lleva el asunto al Tribunal Constitucional, populistas y secesionistas no se lo perdonarán jamás. Algo que deja en el alero el apoyo de ERC y JxCat en el Congreso para aprobar los presupuestos.

Desde luego, el ataque contra el Rey responde al temor de que, ante la pasividad del Gobierno de Sánchez, tenga que ser la Corona quien salga de nuevo ante la opinión pública para defender la Constitución. Por eso creo que se trata de un ataque preventivo. Pero, como se sabe, algunas veces los ataques de ese tipo precipitan la respuesta del contrario. Y si, como parece, el Rey sale fortalecido de esta embestida, su incidencia en la vida política se multiplicará. A lo mejor ni siquiera necesita hacer una intervención abierta.

Resulta increíble la capacidad que tienen los radicales para lograr que los que somos culturalmente republicanos, valoremos la monarquía parlamentaria como un factor de estabilidad democrática. Para muchos –y hoy un poco más- el Rey encarna el sentido de Estado que le falta a las representaciones políticas españolas. Y si es atacado por determinado tipo de gente, resulta una señal inequívoca de cuál es el sentido de la coyuntura.