En las actas de la última reunión del BCE de diciembre publicadas ayer, la entidad reconoce que las expectativas del mercado sobre una subida de tipos en la Eurozona se han desplazado desde mediados de año hasta finales de 2019. El motivo, la preocupación por la desaceleración económica de la zona euro, la volatilidad en los mercados y el alejamiento de la inflación del objetivo del 2%, que en diciembre se situó en el 1,6% frente al 2,2% de octubre. En las actas se subrayó que la situación seguía siendo frágil y fluida, y que los riesgos podrían recuperar rápidamente la prominencia o podrían surgir nuevas incertidumbres. Por ahora, los tipos de interés tendrán que mantenerse en los niveles actuales, lo que obliga al BCE a usar la comunicación y la orientación de la política monetaria como principales herramientas en el medio plazo y la política monetaria volverá a ser más dependiente de los datos económicos. En este mismo sentido se manifestó ayer el presidente de la Reserva Federal, y dijo que la institución puede ser paciente con la política monetaria y esperar mientras ve cómo evoluciona la economía. Además ha recalcado que la economía está creciendo con fuerza y el mercado laboral va por muy buen camino y se encuentra en una situación de pleno empleo, pero a diferencia de otras épocas la inflación ahora se encuentra controlada. Este cambio en el comportamiento de los precios permite a la Fed mantener unos tipos nominales por debajo del tipo neutral.