El galés Gareth Bale se ha convertido en el gran problema para el Real Madrid en las cuentas del verano. El club blanco necesita una fuerte renovación de su vestuario esta temporada, como planea tanto la entidad como su entrenador, Zinedine Zidane. Pero para esa regenaración del equipo hace falta hacer caja para acomerter las compras, y en el campo de las ventas se ha complicado la opción de Bale.
Con su actual estado de rendimiento -ya no se lesiona, pero juega poco y mal-, pocos clubes de Europa parecen interesados en Bale, y sobre todo, serán incapaces de hacer un importante desembolso de dinero por sus servicios, conociendo sus debilidades, tanto físicas como anímicas. El Madrid quería venderle obligatoriamente por unos 100 millones de euros, que aunque suponía recuperar la cantidad invertida en 2013 por él, con la actual inflación en el fútbol mundial sería perder dinero. Eso no importaba en Chamarín, que deseaban ganar lo máximo posible por su venta y pensar en nuevos objetivos.
El Madrid fichará casi seguro este verano a Eden Hazard del Chesea, por una cantidad que rondará esos 100 millones. Además, ya está fichado el defensa Éder Militao y vendrá el joven delantero brasileño de 18 años Rodrygo Goes, con lo que no habrá muchos huecos arriba para Bale. También saldrán Mariano, Raúl de Tomás y Borja Mayoral, estos dos últimos cedidos esta temporada.
Como destino para Bale había pensado en su regreso al fútbol británico, donde está muy bien valorado como ex jugador del Tottenham y jugador nacional de la selección de Gales, pero sólo el Manchester United en tiempos de Mourinho estaba oficialmente interesado en el 'Expreso de Cardiff', que es como se le conoce popularmente. Ahora tiene pocas novias, el Bernabéu no le quiere y le pita -otra vez ante el Athletic- y Zidane le ha indicado la puerta de salida poniéndole sólo como suplente. Lo peor es que el extremo se niega a salir y ya ha dicho a su agente que no quiere escuchar ofertas.
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