El PSOE ya ha comenzado a asumir que no le salen las cuentas para lograr la investidura de Sánchez ni en primera vuelta, por mayoría absoluta, ni en segunda, por mayoría simple. Por eso reconoce que tiene que pensar ya en nuevos partidos que quería evitar de su lado, como son ERC y Bildu.
Los socialistas tienen sus 123 diputados y sumarían, bajo un pacto, los 42 de Unidas Podemos y En Comú Podem. Ante esos 165 ya tiene asegurados también a su frente el diputado del PRC y el de Compromís, sumando 167. Para lograr la investidura necesita 176 apoyos en el Congreso, pero esos 9 escaños necesarios más se le están haciendo muy complicados al PSOE.
Ahora es donde comienza la última hora: ayer el PSOE daba un primer paso para reconducir sus relaciones con los nacionalistas vascos al permitir la presidencia del Parlamento de Navarra al candidato de Geroa Bai, la coalición vasquista que comanda el PNV. A falta de saber si habrá también un acuerdo para permitir que este partido siga al frente de la comunidad foral, los socialistas se han casi asegurado el apoyo de los 6 diputados del PNV a su causa, por lo que llegaría ya a un total de 173.
A falta de 3 apoyos más, sólo quedan las opciones de la abstención de varios diputados de ERC o de EH Bildu, ya que con el pacto con los nacionalistas en Navarra, el PSOE se ha cerrado las puertas a un respaldo de los 2 diputados de Navarra Suma o los 2 de Coalición Canaria, que sumarían 4 a su favor.
El alto riesgo de un fallido intento
Pedro Sánchez no se puede arriesgar, pese a la actitud de confianza que quiere dar de cara al público, a presentarse sin los apoyos suficientes porque provocaría, al perder la segunda votación, que se disuelvan las Cortes y haya que acudir de nuevo a las urnas en otoño.
La oposición tampoco tiene posibilidades. PP, Ciudadanos y Vox suman en total 147 noes, pero podrían agregarse a su postura Coalición Canaria (2 diputados) y Navarra Suma (2), quedándose aún así en unos cortos 151 diputados.
Otra cosa es alto precio que pagará el PSOE ya sea por conseguir la abstención de ERC como de Bildu. Descartados ya hace tiempo los apoyos de JxCat, el partido independentista más radical del catalanismo, el de Carles Puigdemont, que exige convocar un referéndum de independencia para dar sus votos o facilitar la investidura con su abstención, tampoco mejora el panorama haber conseguido la presidencia por medio de republicanos y abertzales.
La oposición insistirá en toda la legislatura que Sánchez es presidente con votos de 'golpistas' o 'proetarras' y será complicado que los socialistas saquen adelante Presupuestos y otras reformas o iniciativas legislativas.
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