Este miércoles se ha sabido que finalmente el dueño de la finca donde el niño Julen cayó al pozo de Totalán donde perdió la vida será será juzgado por un presunto delito de homicidio imprudente grave.
La jueza que instruye el caso en el Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga ha finalizado la instruccion y ha emitdo un auto donde concluye que David Serrano, propietario de dicha finca, dejó sin cerramiento el agujero del pozo por el que se precipitó el pequeño, que falleció poco después.
Ahora las partes, defensas y acusación, tienen 10 días de plazo legal para que se abra juicio oral o bien pedir el sobreseimiento de la causa.
David Serrano, familiar de los padres de la víctima, había comprado la finca en 2018 y para obtener agua, contrató a un pocero, quien a finales del pasado año realizó una serie de perforaciones, una de ellas de unos 110 metros de profundidad. Al no encontrar agua, se retiró el tubo metálico usado durante el proceso y tan sólo se tapó el agujero con unas piedras de hormigón, insuficientes a la postre. Según la jueza, el día de los hechos, el 13 de enero, dicho agujero estaba destapado porque Serrano había hecho unas comprobaciones sobre el terreno y habría olvidado volver a taparlo.
Los propietarios invitaron a sus familiares José Roselló y Victoria García, padres de Julen, para una comida familiar al aire libre. Fue cuando el niño cayó accidentalemente por el agujero del pozo abierto, durante un despiste de su padre, que debía vigilarle mientras su madre estaba realizando una llamada telefónica con motivo laboral.
La jueza asegura en el auto que el pozo estaba descubierto y sin proteciones ni medidas de seguridad, como se había asegurado. Tampoco alertó a sus familiares de la existencia del pozo.
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