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Restitución

martes 10 de septiembre de 2019, 10:09h

Nunca subestimes el poder de un referente. El primero siempre golpea más fuerte. No hay dinero, “fakes” ni medios que puedan frenar eso.
Porque no hay nada más complicado que gestar el molde de lo que está por venir.

Nadie imagina la terrible indefensión que genera ver como la gran industria va tomando lo mejor de tí impunemente y con alevosía, para repartir entre sus millonarias apuestas.

Si uno no debe olvidar a sus padres, quien es ó a dónde pertenece, ¿cómo olvidar aquello que le precedió a él o que inspiró a sus coetáneos, ayudándole a tomar forma cuando más lo necesitaba? ¿Cómo? ¿Porque la “Industria Mainstream” no cita a la figura y la identidad sustancial que les ayudó a desarrollar a la artista más internacional de este país?

“La identidad. El fondo. La sustancia. Los procesos creativos…

Ese reflejo verdadero que estremece, cada vez que desprendes el “continente” y sólo queda tu “contenido”.”

Sabía que si desarrollaba raíces fuertes y una metodología y estructura artística propia, arrojaría mucha luz en el camino de otras apuestas. Siempre he creado libremente y sin prejuicios. No había entrevista en la que no lo contara o biografía en la que no apareciera.

Nunca imaginé que emplearían todo aquello contra mí. Pero lo hicieron. Malamente. Sí. Sin “trá trá”. De la peor manera posible. Me atacaron como si de un virus se tratara con mis propias ideas, pensamientos, conceptos, estructuras y con la creatividad que venía desarrollando desde 2011.

Para encumbrar la figura de Rosalía no era necesario sepultarme.

Mientras todo el mundo reconocía la labor referencial de la “Mala Rodríguez” (sin duda mi gran referente del hip hop patrio), tan sólo unos pocos hablaban en redes de la verdadera damnificada y precursora. Durante meses eso pareció un ejército de perfiles de agencia de marketing ordenados en masa para confundir, polemizar y acabar con cualquier rastro de “Carmen Oh” y la “Salve Del Desamor” que publiqué en febrero del 2015.

Entonces un buen día empezó el goteo de mensajes de compañeros y seguidores que te citaban o escribían en redes… ¡DIOS SANTO!

De nuevo otro vuelco al corazón al ver el lanzamiento en “El País de las Tentaciones” donde se presentaba a una “artista y productora” sorprendente de nombre “Rosalía” que (cito textualmente) “crea sin prejuicios” y en su obra “Malamente” “historia de España”, “se concentran las tradiciones viejas y las nuevas”, “tiene partes del pasado y del futuro”, de “salve” “desgarro” “cristales rotos” y “sangre”. ¿Era ella? ¿O era yo? ¿Hablaban de su obra? ¿O de la mía? ¡¡Parecía sacado de “Pasión flamenco y electrónica” como mi “Carmen Oh”!! Lo reconocí todo. Cada palabra. Cada idea. Cada elemento… Como cuando gestas un hijo dentro de ti, me arrancaron de un tirón el cordón umbilical de una obra que me llevó muchos meses, sudor y esfuerzo producir.

Mientras avanzaba a duras penas en el artículo de “El País” fui capaz de abrir en otra ventana de mi portátil la noticia del lanzamiento de Carmen Oh! en Puro Cuatro. El dossier de medios que movimos. La pieza de TVE y Canal 24 hrs. Rompí irremediablemente a llorar. Busqué la estampita que hicimos de la “Salve Del Desamor”. La leí. La estudié junto a la estructura por partes de los videoclips tal y como hiciera yo años antes. Ví su video de procesos creativos. Identifiqué cada elemento mencionado por ella, en mis trabajos. Analicé cada detalle kitsh estructural ya empleado en Carmen Oh! Y en otros de mis anteriores trabajos, sevillanas, recuerdo los posters de “El Fary” y “Rocío Jurado” de “Imperfecto”, los tractores de “Rumores” las alusiones constantes al folclore más puro… Comparé después la estructura sustancial de la música. Sin duda también nuestros mismos elementos. Palmas, silencios… y sobre todo, rap, flamenco y electrónica. Pasión. Dolor y desamor. Empoderamiento femenino.

Mientras seguía llorando y observando los textos continuaba a la vez ejerciendo la lectura entre líneas. Recordé las veces que compañeros de industria decían “Voy a hacer eso, pero a lo grande”, “Voy a hacer eso, pero a lo grande”, “Voy a hacer eso, pero a lo grande” (…)

Continúe acumulando “casualidades”. Fotos en torno a los santos y ciertos arquetipos que varias referentes independientes veníamos trabajando, en mi caso desde 2010 con “Scream París”. Mucho nombre importante que apoyaba el lanzamiento. Querían darle mucha credibilidad. Una portada inspirada en La Ascensión de la Virgen. Luego una campaña de moda que resonaba con mi trabajo y stories con flores y sobre todo, ese video en que la artista comparte sus procesos creativos aludiendo a conceptos e ideas desarrolladas previamente en mi blog. (Algo muy enraizado a mi discurso artístico y musical desde el principio.)


Me fundieron con mis propias ideas, estructuras y conceptos. Aplicaron las cosas que venía contando en mi blog. Escudriñaron al milímetro mis entrevistas. Mis características diferenciales. Las de “Carmen Oh”. Las de mi obra. Debieron pensar que si una artista independiente había logrado tantísimo sola, cuando le metieran dinero a esa misma idea, la desarrollaran con gente de primer nivel y una cara joven, lo iban a reventar. Y así fue.

Me las quitaron “malamente” y se las dieron a ella. Quizá fue ella misma. No lo sé. Lo que sé es que a nadie le importó nada. Todos miraron hacia otro lado. “Arramplaron” con todo. Y no dejaron ni las raspas. Les faltó arrancarme el ALMA.


Se hizo el silencio en mí. El vacío que queda tras el expolio.



Mientras, yo… paralizada. Paralizada por la gente que me decía que les recordaba a mí, por unas u otras razones. Paralizada porque ninguna agencia ni compañía me quería. Paralizada por la enfermedad de mi madre. Por que me echaban de casa. ¡Joder! ¡Paralizada! ¡PARALIZAAAAAAAAADAAAAAA!

Me sentía como cuando te entrar a robar, se llevan lo más costoso y bonito, hasta esas putas piezas que te ha costado toda la vida tener y se lo llevan a su casa para montar su propia fiesta con sus amigos.

Paralizada. Sepultada. Sin dinero ni fuerzas como para librar un acto de restitución. Sí. De restitución al Referente.


De nuevo se hizo el silencio.

Le siguió el vacío.

El daño que queda tras los cristales rotos. Pero no los suyos. Los míos.

Las lágrimas.


(…) Abro un largo paréntesis que puedes rellenar leyendo los 4 anteriores artículos si quieres saber qué paso en ese tiempo; #ElNegocioDelPlagioSustancial, #ExpolioAlReferente, #OrgulloYAlevosia, #PlagioDeGuanteBlanco.

Pasaron muchos meses hasta volver a abrir la nota de prensa de “Puro Cuatro” y la de “El País”, para volver a subrayar las coincidencias literales pasmosas que me fueron arrebatadas. Quizá el “continente”* de la obra fuera distinto debido a la cantidad de “agentes desarrolladores”, recursos, inversión y que ella aportara lo suyo. Pero la identidad sustancial de Carmen Oh!, la mía propia, y la de mis procesos creativos, esos que generosamente llevaba compartiendo en medios, redes y blog desde el 2011, llegaron al mundo a través de otra mujer.

Nadie aguanta ésto.

Ella sacó su álbum y a los 2 días tenía un Grammy latino. Felicidades a todo el equipo. Enhorabuena a todos los que colaboraron en “La Ascensión” por su gran labor de documentación y su trabajo de #ExpolioAlReferente.

Y cuando el revuelo mediático estaba en lo más alto... Se filtró la noticia demostrando que ella a quien estaba copiando era a la mujer mas influyente del planeta. ¡Qué golpe maestro! ¡Esa agencia merecía un Cannes Lion de la Publicidad! Para arrancar de golpe y plumazo y acabar de sepultarnos a todas las “mierders españolas” y posicionarla “por asociación” en el top de las grandes del mundo.

Sí. Grandes. Acaben uds. si quieren la frase…

(…)


Hace poco leí un artículo nuevamente en el “El País” alabando su buen hacer sobre el escenario de Mad Cool Festival. Esa parte, me la quedo. Ojalá nunca olvide que lo más grande que puede ofrecer al mundo es ser ella misma en su mejor versión. Y lo recuerde bien, cuando cumpla 40 años, mi edad actual.


Me ofendió mucho como nos faltaba el periodista al respeto, llamándonos “envidiosas” a las artistas que nunca llegaremos dónde ella lo ha hecho.
Quizá habríamos llegado. O no. O quizá ya hemos llegado mucho más lejos. Eso según se mire. Pero en relación a si habríamos llegado a ese punto de éxito, eso nunca lo sabremos. Para eso habríamos necesitado los millones y estructura necesaria, controlar todas las variables a igualdad de condiciones y sobre todo tener “el santo coño” de usurpar a nuestras compañeras de generación sus mejores ideas, sin citarlas por supuesto, para encumbrarnos. Quizá algunas pensemos que por encima de la gloria se encuentra algo más grande.

Sería raro para mí acabar un pequeño capítulo de ésta, mi historia, sin recordar con tremenda humildad a los presentes y futuros que:

La MÚSICA,

Merece algo mejor y más grande que el dinero.
Merece artistas que sirvan al ARTE y a su IMPULSO CREADOR.
Merece CORAJE.
VERDAD.

TRANSPARENCIA.

Merece AMOR.

Pero sobre todo…
Merece RESPETO.



Firmado.

Maldita Monica Moss.



Bibliografía:

“Cuando el contenido es el continente” de Doctor Brand (Blog). * “El continente, más cercano al cuerpo, a la superficie o al packaging, estaría relacionado con la imagen que las marcas proyectan, con el parecer-ser de las personas, con lo que parece que somos.”

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