Aunque en estos momentos la prioridad es conseguir la abstención de ERC para alcanzar la investidura de Pedro Sánchez en segunda votación, PSOE y Podemos intentan paralelamente lograr otro objetivo: trazar un cordón sanitario a Vox en el Congreso de los Diputados.
Pero para eso necesitan no sólo una mayoría absoluta que impida que en la sesión constitutiva de la Cámara Baja, en la que los 350 diputados votan la constitución de la Mesa del Congreso, haya representantes de Vox en algún puesto, algo más que probable con sus 52 escaños que han conseguido en las urnas. Es preciso que el PP se una a ese objetivo, algo prácticamente descartado a día de hoy.
Según varias fuentes, como las citadas por la 'SER', el PSOE ya ha tanteado esta semana al PP al respecto, pero en Génova 13 no se van a mojar en un tema tan delicado. Aluden en este partido a los 52 diputados logrados por Vox como excusa para no impedir su acceso a las instituciones parlamentarias, pero se esconde detrás una razón de peso más que evidente: el PP gobierna en varias comunidades autónomas como Andalucía, Madrid o Murcia y en ayuntamientos como el de la capital, gracias a los apoyos del partido ultra.
Por ese motivo, los de Pablo Casado no van a ayudar a trazar ese cordón sanitario contra la formación de Santiago Abascal, aunque quizás algunos sectores del PP lo deseen en la intimidad para evitar que en el Congreso haya posiciones controvertidas por parte de miembros de la Mesa.
Con 57 escaños, Ciudadanos había logrado en la anterior legislatura 2 de los 9 puestos de la Mesa con sus diputados Ignacio Prendes y Patricia Reyes. Es de esperar que Vox consiga esos 2 mismos diputados. Es cierto que las fuerzas progresistas y nacionalistas se aseguran la mayoría absoluta para impedir que Vox entre en la Mesa que rige la Cámara Baja, pero si el PP no lo impide, será imposible evitarlo.
En estos momentos, la Mesa y el Congreso en general los preside la socialista Meritxell Batet, mientras que los 4 vicepresidentes son todavía los siguientes: Gloria Elizo (Unidas Podemos), Alfonso Rodríguez Gómez de Celis (PSOE), Ana Pastor (PP) y el antes mencionado Ignacio Prendes (Cs). A estos 5 principales cargos se les une 4 secretarios, repartidos a partes iguales entre PSOE, Unidas Podemos, PP y Cs. Es de suponer que esa proporción que ahora tiene Cs sea ahora ocupada por Vox o al menos cada uno de estos partidos se repartan un puesto para cada una.
El PP no va a querer ceder sus 2 puestos, y menos Unidas Podemos, por no hablar del PSOE, ganador de las elecciones, por lo que ya hay ocupados 7 puestos sólo con estos cálculos. Los 2 pendientes serían como mucho para Vox y Cs, aunque no se descarta que haya una gran alianza entre las fuerzas que luego pueden apoyar la investidura de Sánchez, como PNV y ERC, para darles voz en la Mesa.
Sistema de elección
Lo que casi asegura a Vox entrar en la Mesa es el sistema de elección que figura en los artículos 36 y 37 del reglamento del Congreso. El presidente se elige por mayoría absoluta y cada diputado puede escribir sólo un nombre en la papeleta. Pero para elegir a los 4 vicepresidentes y a los 4 secretarios, resultan elegidos, por orden sucesivo, los 4 diputados que obtengan mayor número de votos.
PSOE y Unidas Podemos echan cuentas y quieren convencer al resto de partidos progresistas y a los nacionalistas para repartir votos, pero cediendo parte de sus propios escaños a otros socios. Por ejemplo, el PSOE podría elegir hasta 2 puestos de vicepresidente y 2 secretarios con sus 120 escaños. Unidas Podemos, con sus 35 y la ayuda de Más País y otros partidos, obligarían a que el PP contraataque activamente votando a diputados de Vox para salvar a sus socios.
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