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Los mundonautas

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
miércoles 27 de noviembre de 2019, 11:28h

Este año 2019, políticamente descabalado, se celebra el quinto aniversario de la partida en 1519, de la flotilla española que completaría la primera vuelta al mundo con la llegada a Sevilla, en 1522, de la nave “Victoria” de 95 toneladas y con sus 19 tripulantes al mando de Juan Sebastián de Elcano. Salieron cinco barcos –“Concepción”, “San Antonio”, “Trinidad”, “Santiago” y “Victoria”— al mando de Fernando de Magallanes, nombre españolizado del militar de origen portugués Fernao de Magalhaes que había castellanizado su nombre tras adquirir la ciudadanía española y ponerse a las órdenes de Carlos I Rey de España tras ser despreciado su proyecto y su persona por el Rey Manuel de Portugal.

Magallanes era un marino de talento pero de carácter áspero y antipático. Su intuición era la existencia de una vía que permitiese sobrepasar las Américas y navegar hacia Las Molucas, las codiciadas Islas de las Especias a través del Océano que había descubierto Vasco Núñez de Balboa en 1513 desde las playas de Panamá, al que llamaría Mar del Sur y Magallanes rebautizaría como Océano Pacífico. Vasco había descubierto el otro océano pero el inmenso continente americano no parecía acabar nunca salvo en los impracticables mares polares del norte y sur, peligrosos y helados. A Magallanes le había llegado alguna información imprecisa de otro navegante que llegó hasta la inmensa bahía del Rio de la Plata y creyó que aquel gran espacio acuático era el final de América del Sur.

Magallanes no comprendió que su intuición producía rechazo en Portugal que monopolizaba el comercio de las especias por la ruta del Este, bordeando África y doblando el Cabo de Buena Esperanza, el camino que le había sido otorgado por el Papa. Era contrario a los intereses comerciales de Portugal que se abriese una nueva ruta ajena a su influencia y practicable hacia Las Molucas por el Oeste a través de una geografía dominada por los españoles. Magallanes proponía un proyecto comercial no interesante para Portugal ni justificado por una ilusión de dar la vuelta al mundo como hazaña geográfica, sin arriesgarse a un camino de vuelta costeando los litorales de influencia portuguesa hostiles al proyecto.

Los marinos españoles no tenían una obsesión mercantil sino un espíritu aventurero. Eran gente inspirada por los descubrimientos, las exploraciones y la gloria. Se embarcaban en todas las aventuras que encontraban patrocinio sin calcular los beneficios materiales ni los riesgos. Eran unos auténticos mundonautas dispuestos a embarcarse en aquellas cápsulas de madera que eran sus barcos como los astronautas de nuestros días se embarcan en la punta de un cohete sin estar seguros si explotará antes de tiempo, si orbitará o si regresará felizmente. Porque aquellas naves marinas eran espacios pequeños y frágiles, con reservas de agua y víveres limitados. Una escasa capacidad de resistencia ante las furias de la naturaleza, sin puertos de abrigo conocidos o previsibles y, lo que es peor que en la astronáutica, sin posibilidades de comunicación con sus bases. Eran cápsulas de madera donde sobrevivir dos años era una proeza física y mental más difícil que embarcarse en un vuelo espacial en nuestros días.

Me siento concernido cuando pienso en Juan Elorriaga que era uno de ellos. Maestre del “San Antonio” se vio sorprendido por los primeros traidores a Magallanes que, desencantados del encuentro del paso abierto en Rio de la Plata quisieron hacerse con la nave para forzar el regreso ante las inacabables y desoladas costas del Cono Sur. Fue apuñalado al oponerse al motín fracasado y fue sustituido, precisamente, por Juan Sebastián de Elcano. Si hubiese sido al contrario ahora yo me encontraría comentando la gloria de mis ancestros. Pero los mundonautas restantes siguieron su camino. El camino que aún era el de Magallanes que llegaría al Pacífico tras descubrir el estrecho que lleva su nombre, tras la Tierra del Fuego, terminada la Patagonia, en la punta más lejana del Continente. Un mal camino que, con el curso de los siglos, tendría que evitarse abriendo el Canal de Panamá.

Magallanes llegó a unas islas del archipiélago de lo que se llamaría en el futuro Filipinas y en la Isla de Mactán entabló una guerrilla con los pobladores de una de ellas que le costó la vida. Es a partir de entonces la hora de Juan Sebastián de Elcano que sigue como capitán de la nave Victoria cuyo nombre será profético, tras embarcar especias en las ansiadas Islas Molucas. Nuestro mundonautas piensa en las dificultades de emprender el dificilísimo camino de vuelta por donde habían llegado y le parece menos arriesgado el azar de encontrarse con portugueses siguiendo el camino de vuelta que Magallanes había querido evitar. Decide regresar bordeando África y dando por primera vez la vuelta al mundo tomando la ruta de Este a Oeste y teniendo que abandonar a otra nave, la carcomida “Trinidad” que era la única superviviente de la flotilla.

Un polémico historiador ha buscado un título peculiar para Magallanes: “Magallanes, el primer hombre que navegó todos los Océanos”. Lo que navegó o dejó de navegar Magallanes por encargo de la Corona española es una historia más trágica que gloriosa. La importancia de Juan Sebastián de Elcano es que empezó como maestre y fue capaz de regresar como líder de la circunnavegación del planeta. Fue el mundonauta triunfador, como lo fue el primer astronauta que pisó la luna. Cuando en septiembre de 2022 estemos en condiciones de celebrar la llegada a Sevilla de Juan Sebastián de Elcano es de desear que España siga unida y haya un ambiente político mejor que el actual y capaz de preocuparse por enaltecer nuestra propia historia que no es la sórdida memoria histórica del mal llamado progresismo. La histórica llegada de los mundonautas españoles es lo que deberemos celebrar, dejando descansar en paz al desafortunado Magallanes. Entonces se comprenderá que el comercio de las especias solo fue el prólogo de la gesta de los tripulantes de la nave “Victoria”. Nadie se preocupa hoy por las especias que pueden llegar en barco a través del Canal de Suez sin contar con las costas occidentales de África. Lo que brilla es el valor y fortaleza de los primeros hombres que fueron capaces de circunnavegar la Tierra.

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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