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Por Rogelio Pérez Bustamante, Catedrático Jean Monnet

Brexit: Segunda Parte

Brexit: Segunda Parte
(Foto: Twitter Boris Johson)
sábado 14 de diciembre de 2019, 18:11h

El 16 de noviembre ya anunciábamos en estas páginas la más que previsible victoria del partido conservador en las elecciones británicas y consecuentemente la salida de Gran Bretaña el 31 de enero de 2020. Efectivamente, el triunfo del partido conservador y la también previsible derrota laborista, cerca de 14 millones de votes del primero de estos partidos, frente a poco más de 10 millones de los laboristas se han traducido, gracias singular sistema electoral británico en 365 escaños conservadores frente a 203 laboristas. De este modo, el gobierno de Boris Johnson ha superado la mayoría absoluta fijada en 326 escaños, lo que supone tener las manos libres para el futuro.

La Unión Europea ha acogido con satisfacción la clarificación política de Gran Bretaña que le permitirá con toda seguridad vencer el último obstáculo del Brexit tras el ahora seguro pronunciamiento favorable del Parlamento Británico a favor del Tratado. Pero recordemos que esta es solo la primera parte del proceso Brexit, que pretenderá no ser largo y que, paralelamente, empezarán a notarse en Gran Bretaña las consecuencias políticas, económicas y sociales, mientras que la Unión Europea intenta poner orden en su nueva realidad geopolítica y económica, en la que evidentemente se notarán los efectos negativos de la pérdida de tan importante Estado miembro.

Recordemos que este proceso tiene dos partes: El Tratado Brexit destinado a articular la salida ordenada, tal como estipula el artículo 50 del Tratado de la Unión y la Declaración Política que orientará las negociaciones del Tratado Comercial consecuente. El Tratado Brexit establece las soluciones para tan grandes temas como la situación de los ciudadanos y de las empresas, la importante contribución económica que deberá abonar el Reino Unido en virtud de las obligaciones contraídas y finalmente la situación de aquellos escenarios complicados como son los territorios fronterizos con los Estados miembros, entre los cuales se encuentra la problemática cuestión del backstop en Irlanda del Norte.

Esta fue una cuestión decisiva que ha venido impidiendo la ratificación del Parlamento Británico desde el gobierno de Theresa May, hasta este mismo momento y seguirá siendo una cuestión sobre la que planea una futura y grave dificultad porque el Primer Ministro británico sigue sin reconocer la realidad de esta frontera aún después de la solución establecida, manifestando que la frontera será blanda e imperceptible cuando la realidad es que la frontera existirá con controles importantes que generarán continuamente el deseo de los irlandeses del norte y del sur de que definitivamente desaparezca y ese sí que será un problema político de altura.

El optimismo generado por los resultados electorales asegura, por tanto, que el 31 de enero Gran Bretaña quedará fuera de la UE, comenzando entonces la referida segunda parte del Brexit. La realización de un acuerdo comercial en el que la Unión Europea, bajo la dirección de Michel Barnier, confirmado en su puesto como negociador principal, establecerá las líneas que le convienen en estas futuras relaciones. En principio, esta negociación va a partir de la Declaración Política, acordada entre la Unión Europea y el Reino Unido, cuya primera versión establecida el 19 de febrero de 2019 fue revisada y publicada por la Unión Europea el 17 de octubre de 2019, en la que ambas partes se comprometían a trabajar juntos para salvaguardar las normas basada en el orden internacional, el estado de derecho, la promoción de la democracia, el mantenimiento de altos estándares de comercio libre y justo, de los derechos de los trabajadores, protección del consumidor y del medio ambiente y cooperación contra las amenazas internas y externas a sus valores e intereses, para lograr un acuerdo de libre comercio equilibrado.

La Declaración Política contiene 5 partes: unas disposiciones iniciales en las que se establecen las bases para la cooperación, sustentadas en los valores compartidos, como son el respeto y la salvaguarda de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, los principios democráticos, Estado de Derecho y el apoyo a la no proliferación de armas nucleares. En este contexto se comprometen a entablar diálogos e intercambios en diversas áreas, incluyendo la cultura, educación, ciencia e innovación y las opciones para una futura relación con el Banco Europeo de Inversiones.

Una segunda parte se centra en los objetivos y principios de la futura asociación económica, focalizándose en el comercio y la inversión en la que se prevé conseguir una relación comercial ambiciosa, sobre la base de un acuerdo de libre comercio, teniendo en cuenta que formarán mercados separados y distintos, que se gestionarán mediante procedimientos y controles aduaneros, creándose un área de libre comercio, respaldada por disposiciones que garanticen la igualdad de condiciones para una competencia abierta y justa, evitando innecesarias barreras al comercio de bienes y estableciendo ambiciosos acuerdo aduaneros. En esta parte se contienen los objetivos en materia de servicios e inversiones, servicios financieros, digitalización del comercio, movimiento del capital y pagos, propiedad intelectual, movilidad, transportes, energía y cooperación global, estableciéndose, finalmente, que la relación futura garantizará una competencia abierta y justa para garantizar la igualdad de condiciones.

La parte tercera de la Declaración va referida a los dos escenarios de la Política Interior y de la Política Exterior, estableciéndose con respecto a la primera una asociación de seguridad de Europa y de sus ciudadanos, la cooperación judicial en materia penal, el respeto a la integridad del orden legal de la Unión, Derechos Humanos y protección de datos personales, intercambio de datos y lucha contra el blanqueo de dinero y financiación del terrorismo. En Política Exterior de Seguridad y Defensa se proyecta una cooperación ambiciosa, estrecha y duradera, incluyéndose la referida a su vinculación con Naciones Unidas y OTAN, el establecimiento de un sistema de consultas cooperación y diálogo político, la relación en cooperación industrial y colaboración del Reino Unido en proyectos de la Agencia Europea de Defensa, la efectividad conjunta de las fuerzas armadas, la promoción de la seguridad y estabilidad en el ciberespacio y la cooperación en la lucha contra el terrorismo.

La cuarta parte va referida a los arreglos institucionales y horizontales, articulándose la forma jurídica de las futuras relacione, la gobernanza, dirección estratégica y diálogo, estableciéndose un Comité Conjunto responsable de gestionar y supervisar las relaciones futuras, estableciéndose que la seguridad nacional es responsabilidad exclusiva de los Estados de la Unión y del Reino Unido respectivamente y la parte quinta y última fundamenta que este proceso se desarrollará con acuerdos de buena fe, para finalizar la retirada del Reino Unido de la Unión, lo antes posible, pudiendo entrar en vigor a final de 2020.

Esta será, por tanto, la segunda parte del Brexit que como todo apunta comenzará a negociarse el 1 de febrero de 2020, esperemos que en un marco en el que no se produzcan nuevas incertidumbres, pero ya lejos del escenario triunfalista del gobierno británico y del alivio con el que la UE ha recibido el final de la primera parte. No podemos prever las consecuencias políticas, económicas y sociales que el proceso del Brexit traerá para Gran Bretaña.

Todo apunta que la máxima dificultad política, por encima de las previsibles dificultades que ocasionará la frontera irlandesa se encuentra en Escocia, en donde los resultados electorales reflejan una importante subida del partido nacionalista escoces más allá del 27% arrojando el número de 48 escaños de un total de 59 escaños, lo que consecuentemente supone un impulso para su voluntad independentista y la consecuente exigencia de un segundo referéndum que decida si Escocia continúa unida con Inglaterra, tal y como se estableció hace 300 años. Sin embargo, no es menor el riesgo que se corre en Irlanda tras unos resultados en Irlanda del Norte en los que las fuerzas nacionalistas han logrado, por primera vez, más escaños que los unionistas. En 2017 los unionistas superaban a los nacionalistas por 10 a 7, mientras que ahora los unionistas han bajado a 8 y los nacionalistas han subido a 10.

Entre las consecuencias económicas en las que cabe notar que lógicamente la clarificación política ha contribuido al fortalecimiento de la libra frente al euro y al dólar, es más que previsible que a la larga la propia libra se vea resentida, por mucho que Donald Trump ofrezca el mayor de los apoyos y la realización de un gran Tratado comercial preferente. Veremos en los próximos meses lo que supone la exclusión de Gran Bretaña del Mercado Interior, de momento Bruselas está preparada para cortar a Londres el acceso al mercado. Una preocupación especial afecta a la tentación de Londres de relajar las reglas para atraer inversiones, lo que en gran medida le convertiría en un paraíso fiscal, ya Theresa May reiteró su voluntad de tener la presión más baja para las empresas del G20 a lo que la Canciller Alemana manifestó que no aceptaría entrar en una carrera por ver quién ofrece el impuesto de sociedades más bajo. Los paraísos fiscales británicos están bajo sospecha. Por último, no cabe duda que la City podría ser la gran perdedora.

Nada asegura que este aparente triunfo brillante de Boris Johnson vaya a continuar a lo largo de su mandato. Sería mejor para él que en vez de exhibir esa amplia sonrisa de jugador de ventaja releyera la página 15 de aquella preciosa obra de Charles Dickens, “Tiempos Difíciles” en la que se dice: “Guíate en todas las circunstancias y gobiérnate por lo real. No está lejano el día en que tengamos un cuerpo de gobernantes imbuidos de realismo y ese Gobierno estará integrado por jefes de negociado, realistas, que obligarán a las gentes a vivir de acuerdo con la realidad y descartando cuanto no sea realidad.”

Rogelio Pérez-Bustamante

Catedrático Jean Monnet ad personam

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