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La Música

domingo 10 de mayo de 2020, 09:40h

Ya hemos pasado los primeros diez días de Mayo y estamos en Domingo.

Un día para nuestro generoso paseo diario. Para quizás una comida especial. Para un vídeo-aperitivo en familia o con amigos. Para una tarde de pelis o series. Para estar en casa, por no variar. Un nuevo Domingo escalando en nuestra desescalada. Terminando lo que creíamos iba a ser el último día de la Fase Cero, pero que se ha quedado en el último día de la semana, sin más. Otro Domingo de Primavera conviviendo con el COVID 19 y sin preguntarle mucho sus planes.

Y hoy mientras escribo, estoy escuchando una playlist de fondo que me hace pasar por todas las emociones. Que igual dibuja una sonrisa en mi cara, que deja caer una lágrima y no puedo ni ver el teclado. Que suspiro. Que me dan ganas de bailar. Que me altera el ritmo cardíaco, multiplicando las pulsaciones. Que me da paz. Que me dan ganas de volar y saltarme todas las fases. Que me hace soñar infinito. En definitiva, la magia de la música. La que tantas veces nos salva hasta de nosotros mismos. Esa que tiene el poder hasta de reconciliarnos con la vida. Que es capaz de cambiarnos el estado de ánimo y hasta nuestra actitud. Esa que nos entra por los oídos pero nos llega directamente al corazón y muchas veces hasta el alma.

Y la verdad, es que hasta en estos días de incertidumbre y de confinamiento, estamos viendo y viviendo la importancia de la música. Han sido muchos los artistas que han compuesto preciosas canciones para sobrellevar este momento. Pablo Alborán, Vanesa Martín, Coque Malla, Los Secretos, Juan Valderrama, Rozalén... Cediendo los derechos para los que más lo necesitan. Hemos disfrutado de una nueva manera de ir a conciertos, a través de una pantalla, en soledad pero a la vez con miles de personas. Canciones consagradas de nuestra historia musical han puesto Banda Sonora a esta pandemia. Y ya nunca las escucharemos o las cantaremos sin evitar acordarnos de este momento de nuestras vidas. Música para la esperanza, para dar energía, para la positividad, para soñar con los reencuentros. Música que habla de besos, de abrazos, de estar juntos, de volver, de disfrutar, de vivir, de libertad.

La música, esa que es capaz de llevarnos a un momento exacto en nuestras vidas. A nuestra infancia, a esos viajes interminables en coche dándole una vuelta y otra a la misma cinta. Esas cintas de éxitos o las que grabábamos de la radio, intentando pararlas cuando el locutor hablaba... Esa canción que nos recuerda a una persona, a nuestros padres, a nuestros hermanos... A un amor, a un amigo. Una salida, una película, unas vacaciones, un lugar, un viaje, un verano, un año. Y no recordamos lo que hicimos ayer, pero escuchamos una canción y vemos todos esos recuerdos con nitidez, hasta la portada del disco o del CD. Incluso las personas con Alzheimer no reconocen a los que más han querido, pero son capaces de cantar una canción.

El hechizo de la música, que nos regala minutos de felicidad, de baile, de llanto, de recuerdos... Hay un amigo que a diario le pone música a cada columna que escribo. Y me encanta que mis letras puedan evocarle una melodía o al contrario, que cada canción pueda asociarse con cada una de mis reflexiones. Es otra de las cosas que me maravilla de la música, que haya una canción para cada situación, para cada momento, para cada persona, para cada sentimiento, para cada estado de ánimo, para cada una de nuestras emociones...

Por eso cuando esto pase, que pasará... Recordaremos que hubo un virus que no entendía de armonía, sino de todo lo contrario. Que no iba al compás, sino totalmente desacompasado. Pero que nosotros le dimos la vuelta. Y fuimos capaces de acompasar la melodía y ponerle música alegre, optimista, solidaria, llena de vitalidad, de esperanza, de reencuentros... Y fue entonces, cuando descubrimos que se trataba de vivir, como diría Leiva, “Como si fuéramos a morir mañana”. Y empezamos a construir nuevos recuerdos para el futuro. Un futuro lleno de música y de nuevas canciones favoritas...

Esther Ruiz Moya

Periodista

Esther Ruiz Moya es comunicadora, creativa, escritora y motivadora. Premio Círculo Rojo 2021. Colaboradora en medios en España y Estados Unidos. Autora del libro 'Cuando esto pase...', sobre la pandemia y el confinamiento. Autora del podcast 'A Contraluz', disponible en Spotify

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