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Las 50 mejores películas de los años 50 (del 40 al 31)
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Las 50 mejores películas de los años 50 (del 40 al 31)

lunes 29 de junio de 2020, 07:47h

Se podría hablar de los años 50 del siglo pasado como de la edad de oro del cine clásico, los estudios de Hollywood todavía no habían entrado en decadencia y los mejores directores de todos los tiempos, como Alfred Hitchcock o John Ford, estaban en el momento más importante de su carrera, por si fuera poco fue la época en la que empezó a filmar otro gigante como Stanley Kubrick y las grandes estrellas dejaban paso a los rebeldes sin causa del Actor's Studio, con Marlon Brando a la cabeza. Pero es que, además, los años 50 fueron el despegue definitivo del cine de autor a nivel mundial, el mundo descubrió a Akira Kurosawa, Yasujiro Ozu o Kenji Mizoguchi en Japón, a Satyajit Ray en la India, a Ingmar Bergman en Suecia, al español Luis Buñuel en su periodo mexicano, mientras que en Italia Federico Fellini o Luchino Visconti cogían el testigo de los maestros neorrealistas, en Francia aparecía la revolucionaria Nueva Ola que cambiaría las reglas en la siguiente década y en España a la censura le salía un doble dolor de muelas con Berlanga y Bardem. (Del 50 al 41 / Del 30 al 21 / Del 20 al 11 / Del 10 al 1)

40. Cara de ángel (1952) Otto Preminger



Uno de los grandes clásicos olvidados del cine negro, Robert Mitchum y la 'femme fatale' más freudiana de la historia del cine, Diane Tremayne, interpretada magistralmente por Jean Simmons. La película da la vuelta a muchos de los clichés de este tipo de películas y juega a la perfección con ellos. Aquí es la buena, Mona Freeman como Mary Wilton, la que es activa sexualmente, mientras que Simmons/Tremayne tiene un aire de virginal inocencia. Eso sí, desde el momento en el que Preminger nos la presenta como una sirena que atrae a su víctima a través de la música de un piano, sabemos que no es lo más sensato acercarse a ella, pero, como dice el tango, ¿a quién no le gusta jugar con fuego?.

39. Candilejas (1952) Charles Chaplin



'Candilejas' es la última película que hizo Chaplin en EEUU antes de que su país de acogida le echara de malas maneras por sus supuestas simpatías comunistas. Es también la más melancólica de sus obras, en la que la balanza se decanta más por las lágrimas que por las risas, y la más autobiográfica, girando sobre Calvero, un artista de vodevil que había sido tremendamente popular pero cuyo arte ha quedado pasado de moda. Es inevitable pensar en el propio Chaplin cuando se ve la película, sobre todo cuando aparece el otro gran genio cómico del cine mudo, Buster Keaton, para interpretar la mejor escena de la película. Las malas lenguas dicen que Chaplin recortó la escena porque Keaton brillaba más que él, pero para ese momento la carrera de Keaton había desaparecido hace tiempo y fue Chaplin el que le echó un cable. Además ¿quién puede resistirse a ver a Charlot y a Pamplinas logrando unas últimas carcajadas juntos?.

38. Trono de sangre (1957) Akira Kurosawa



La primera adaptación de Shakespeare del maestro japonés, mucho tiempo después llegaría la subime 'Ran' (su particular visión de 'El Rey Lear'). En esta ocasión las oscuras pasiones de Macbeth se trasladan al Japón feudal y Kurosawa logra imprimirle la misma sensación de la irremediabilidad de la destino, de misterio e irrealidad que la obra original, a pesar de tomarse varias licencias con el argumento. Nunca el bardo inglés ha sido llevado mejor a la pantalla que en las adaptaciones de Kurosawa, lo que prueba la universalidad del primero y la genialidad del segundo. La interpretación de Mifune es de una fuerza incontrolable y la puesta en escena del director es sencillamente perfecta, como esos planos fijos en los que aparece la mejor Lady Macbeth de la historia, aquí Lady Asaji Washizu.

37. La jungla de asfalto (1950) John Huston



Otra de las grandes cumbres del cine negro, John Huston reúne a un hatajo de perdedores, una ciudad corrupta y nos cuenta con todo el realismo posible todo lo que puede salir mal en un robo, Sterling Hayden es un matón harto de la ciudad que solo quiere salir de allí, Sam Jaffe es el cerebro detrás del plan, metódico y frío, pero tiene una clara debilidad por las chicas jóvenes, Louis Calhern es el hombre de negocios arruinado que apuesta todo a un escabroso plan, mientras que Marilyn Monroe es la chica por la que cualquier hombre lo arriesgaría todo. No ha habido película posterior sobre robos o atracos que no se haya visto influida por ella.

36. Calle Mayor (1956) José Antonio Bardem

Una de las películas más duras y tristes que jamás se haya rodado, Juan Antonio Bardem no necesita una gran tragedia para hacer que se nos revuelva el estómago. Un grupo de señoritos de una ciudad de provincias se aburren miserablemente y deciden reírse de una pobre solterona haciéndola creer que uno de ellos está enamorado de ella. Una incisiva mirada a una época y un país en el que ser mujer era ser ciudadana de segunda. Una de las mejores películas españolas de todos los tiempos.

35. Solo ante el peligro (1952) Fred Zinneman

'Solo ante el peligro' puede parecer un 'western' pero no es otra cosa que una alegoría de la caza de brujas y el 'McCarthysmo', de como la sociedad estadounidense decidió mirar hacia otro lado y no hacer nada cuando unos matones impusiron su visión de lo que debía ser un "buen americano". Por eso cogen el género más relacionado con EEUU y ponen de protagonista al icono que representaba Gary Cooper. Un despreciable criminal está a punto de salir de prisión y todo el mundo sabe que lo primero que hará nada más salir será ajustar cuentas con el 'sheriff' Will Kane, este buscará aliados entre la gente del pueblo pero solo su joven esposa (Grace Kelly) estará dispuesta a ayudarle. Zinneman y el guionista Carl Foreman, en la última película que pudo firmar en 6 años tras ser incluido en la lista negra, saben cómo crear la tensión hasta el clímax final.

34. Umberto D. (1952) Vittorio de Sica



De Sica no cae en ningún efectismo y entrega una de las películas más honestas y austeras de la historia. 'Umberto D' sigue a un jubilado al que su mísera pensión no le alcanza para vivir. Nunca una película ha reflejado mejor la lucha entre la dignidad y las ganas de comer, pero también, la nobleza, la lealtad y la importancia de la justicia social para con los más desfavorecidos.

33. Los sobornados (1953) Fritz Lang



La mejor película de Fritz Lang en su etapa americana es uno de los clásicos absolutos del cine negro. A primera vista podría parecer una película mil veces vista, el policía bueno en una ciudad corrupta, pero es Lang el que se sienta detrás de las cámaras y se podría pensar que nos está diciendo una cosa bien distinta. De primeras aquí da la vuelta al mito de la 'femme fatale', y es que ese policía bueno, interpretado por Glen Ford, bien podría ser el 'Homme Fatale', un hombre que lleva a la perdición a todas las mujeres que aparecen en la película, puede que no lo haga aposta pero cada decisión que toma pone en riesgo o lleva a la catástrofe a todos los personajes femeninos, y cada vez que esto ocurre parece importarle bien poco, él sigue a lo suyo, su caso y su venganza parecen importarle más. No en vano la película termina con una frase que pronuncia el personaje de Ford que podría pasar inadvertida, "mantén el café caliente", si no fuera porque la escena más famosa de la película tiene al sádico de Lee Marvin desfigurando el rostro de Gloria Grahame con café hirviendo.

32. En un lugar solitario (1950) Nicholas Ray

Un melodrama noir en el que Humphrey Bogart y Gloria Grahame escenifican eso de no puedo vivir contigo, ni sin ti, en una película en la que el director, Nicholas Ray, pone toda el alma. No en vano Ray estaba casado con Grahame y su matrimonio se estaba haciendo pedazos mientras rodaban. Quizás por eso resuenan tanto esas palabras que el personaje de Bogart, guionista, ha escrito y no sabe cuándo utilizar: "Nací cuando ella me besó, morí el día que me dejó, viví unas pocas semanas mientras me amó".

31. Las noches de Cabiria (1957) Federico Fellini

Podría hablar de la dirección de Federico Fellini, de la increíble música de Nino Rota, del maravilloso guión de Fellini, Ennio Flaiano y Tullio Pinelli, podría escribir un libro sobre la actuación de Giulietta Massina, a la altura de su admirado Chaplin en 'Luces de la ciudad', pero voy a hablar de un final que es uno de los más hermosos y mágicos que nos ha dado el cine. Sin querer desvelar de más, Fellini nos podría haber dejado hundidos junto a su protagonista en el acantilado pero no lo hace y en esos planos finales hay toda una filosofía de vida, una que se parece bastante a eso que diría Woody Allen mucho más tarde "la vida está llena de soledad, miseria, sufrimiento, tristeza... Y sin embargo se acaba demasiado deprisa". Así piensan Federico, Gliulietta y Cabiria, no importa cuántas veces el mundo decida tirarla a la basura, ese corazón es tan grande que siempre se vuelve a levantar, y esa mirada, esa sonrisa y esas lágrimas valen más que todo el dinero del mundo.

>> Del 50 al 41

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