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El desencuentro económico

viernes 03 de julio de 2020, 07:51h

Como era previsible, la Comisión de Reconstrucción ha concluido con un único acuerdo firme, el que se refiere a al sistema sanitario. Ni en economía ni en asuntos sociales se ha podido alcanzar el pacto y salvo que haya un cambio de última hora, las divergencias se mantendrán a corto plazo. El supuesto consenso sobre la cuestión europea es todavía borroso: habrá que ver cómo se actúa frente a las condiciones concretas que pongan la UE para la entrega de los recursos financieros prometidos.

Mientras, han resonado informes de organismos internacionales y nacionales confirmando que la recesión en España será la más grave de la Unión Europea. El Banco de España no sólo ha mostrado su diagnóstico, también ha planteado su propuesta de recuperación. Sin embargo, parece que su planteamiento no ha sido bien entendido por los medios, que han titulado que el BE propone un plan basado en el incremento de impuestos y el recorte del gasto público. Y dado que ambos elementos operan muchas veces en sentido contrario, hay observadores que han interpretado esta propuesta como la de “los dos pedales, freno y acelerador”. Lo cierto es que el plan del BE se orienta a lo que constituye su principal preocupación, el comprometido estado de las cuentas públicas. Por eso su idea está clara: aumentar los ingresos y disminuir los gastos para reflotar las cuentas, si no queremos que el déficit y la deuda sean inmanejables en 2030.

Pero el BE distingue claramente entre corto y mediano plazo. Su propuesta está referida al segundo, por eso insistía en apostillar en su informe “tras la crisis actual”, “una vez que se supere la crisis actual”. Y lo cierto es que a corto plazo el BE solo urge a la preparación de un plan concertado para la recuperación tras la coyuntura actual. El problema consiste en que es precisamente en torno a la actuación a corto plazo donde emergen las mayores diferencias entre gobierno y oposición. Una parte del gobierno quiere empezar a incrementar los impuestos antes de que termine el año y la oposición sostiene que eso sería contraproducente para la regeneración del tejido empresarial y la recuperación de sus dividendos.

La propuesta del mundo empresarial ante la recesión es la habitual ante una grave crisis: apoyo coyuntural de parte del Estado en el plano financiero y el establecimiento de condiciones para recuperar las utilidades que animen a la inversión y los negocios. Al parecer la foto de este jueves que muestra la cita con patronal y sindicatos, además del rédito político que busca, está respaldada por la intención del gobierno de aprobar en el próximo Consejo de Ministros extraordinario nuevas medidas para ayudar a las empresas. Sánchez ha anunciado este jueves la creación de una línea de crédito ICO de 50.000 millones vinculada a la solvencia de las empresas. El Gobierno presentará también un paquete de medidas de reactivación del consumo, entre ellas algunas ya apuntadas como el plan para la renovación de vehículos o ayudas al turismo. Es decir, todo indica que uno de los elementos para enfrentar la coyuntura actual (apoyo del Estado al tejido empresarial) se estaría dando, aunque los representantes de las PYMES -que son los que tienen más necesidad- lo consideran insuficiente.

Pero respecto del otro elemento (condiciones para recuperar dividendos) hay todavía una densa bruma. Los pequeños y medianos empresarios aseguran que sin una contención de impuestos y con la liquidación de la reforma laboral les resultará imposible a muchos llegar a fin de año. Lo cual significará un incremento del paro, dado el hecho de que esas empresas proveen los tres cuartos del empleo en el país. Pero el sector populista del gobierno quiere todo lo contrario: aumentar los impuestos de inmediato y derogar por completo la reforma laboral.

Así pues, parece muy difícil que pueda haber acuerdo para las medidas a corto plazo entre gobierno y oposición. Y esa divergencia no será bien vista por Bruselas. Por lo que podría postergarse el acuerdo a la espera de las condiciones que plantee la UE. Puede que a medio plazo el pacto tenga más probabilidades de concretarse, aunque sea a pie forzado.

Por otra parte, el cierre de pequeñas empresas y el incremento del paro que provoca, tiene un importante peso en la otra grave amenaza que se cierne sobre la economía española: el aumento directo de la morosidad de hipotecas y créditos. Si la recuperación de los negocios se posterga mucho, no sería de extrañar que la crisis actual, que es de inactividad, se acabe transformando también en una crisis financiera. Y si eso sucede ni los fondos de la Unión Europea nos sacarán de la recesión.

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