Ejemplos que deben imitarse, en Honduras

Dos informes noticiosos esta semana, uno procedente de Estados Unidos y otro de Panamá, ilustran decisiones y enfoques que países como el nuestro deberían imitar, tanto para solucionar problemas ya existentes como para tener una visión de futuro y empezar al fin a construir un mañana mejor.

El primero es la decisión del Consejo Municipal de la ciudad de Los Ángeles, California, de prohibir las bolsas plásticas y empaques de gomaespuma en los comercios a partir del 1 de julio 2010, una medida para luchar contra la contaminación ambiental.  Al contrario de la madera, el papel y demás fibras naturales o incluso el metal y el vidrio, los plásticos no se descomponen con el tiempo y han creado en la Tierra un grave problema de contaminación, como la llamada "Sopa de plástico" que afecta la vida en los mares.

"Como antiguamente, antes de la llegada del plástico a la vida cotidiana, los clientes tendrán que llevar sus propias bolsas para transportar sus compras, o en su defecto, comprar una biodegradable por 25 centavos", señala la AFP.

El segundo, se refiere al anuncio de la agencia que administra el Canal de Panamá de que la vía interoceánica podría volver a ser ampliada mediante la construcción de un cuarto juego de esclusas si la demanda de transporte de carga alcanza los 689 millones de toneladas para el año 2035. Lo admirable es que los panameños están en la etapa inicial para la ampliación del Canal con un tercer juego de esclusas, que se espera atienda la demanda hasta más allá del 2025 que se prevé será de 600 millones de toneladas.

Aunque si las autoridades de Tegucigalpa, por ejemplo, imitaran a las de Los Ángeles, con seguridad tendrían que soportar una campaña del partido que no esté en el poder y les lloverían las demandas, lo cierto es que la urgencia de parar la destrucción del Planeta y sus consecuencias, como el calentamiento global, obliga a tomar decisiones fuertes e inmediatas.

Si después de construir "El Cajón" nuestros gobiernos hubieran hecho proyecciones y planificado la construcción de otras plantas hidroeléctricas en la medida en que la demanda fuera creciendo, -tal como lo están haciendo los panameños con su Canal-, no estuviéramos dependiendo ahora de una energía eléctrica generada con combustibles caros y contaminantes ni tuviéramos a la ENEE en una profunda crisis. Quizás hasta estuviéramos haciendo un buen negocio, vendiéndoles energía hidroeléctrica a los países vecinos.

Pero lo peor de todo es que, a pesar de los buenos ejemplos que podemos encontrar en muchos países y de las graves consecuencias que hoy estamos pagando por la falta de previsión, por haber sacrificado ante el altar del neoliberalismo la planificación, todavía hoy seguimos sin hacer nada concreto a favor del futuro.