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Las grandes noticias de 2007 (1)Y después de Castro, ¿qué?

miércoles 27 de diciembre de 2006, 13:52h
Santiago Carrillo, que tanto ha visto, tanto ha acertado y en tantas cosas se ha equivocado, puso este título a un libro que escribió cuando empezaba a avizorarse la transición española a la democracia: “Y después de Franco, ¿qué?”. Las previsiones contenidas en el texto han distado bastante de cumplirse, obviamente, y hoy ni el propio Carrillo, en sus extensísimas ‘Memorias’, parece querer recordar lo que allí decía. Pero esa pregunta se ha aplicado después a muchas otras situaciones, y hoy, cuando la vida de Fidel Castro parece hallarse en peligro y, desde luego, no existen posibilidades de su retorno al poder -digan lo que digan los encargados de decir otra cosa-, el mundo entero, perplejo, se interroga: “Y después de Castro, ¿qué?”.

Qué duda cabe de que el viejo comandante y añejo dictador va a ser una de las grandes noticias, acaso durante meses, del 2007 que nos llega cargado de retos, presagios, nubarrones y promesas esperanzadoras. Por eso, quisiera abrir una serie de artículos prospectivos acerca de lo que el olfato de un periodista ya veterano cree que podría pasarnos en el año que nos viene encima con esta pregunta: ¿qué va a ocurrir en Cuba, esa isla poblada de apellidos, humores e historias de españoles, una vez que acabe -ya está, de hecho, empezando a acabar- el régimen que primero liberó, luego tiranizó, a los cubanos?.

Vaya por delante que he planteado esta inquietud a muchos que, obviamente, saben del tema mucho más que yo, y jamás he recibido respuestas satisfactorias. Condoleezza Rice nombró a un asesor especial para la transición en Cuba, con quien almorzamos algunos periodistas españoles, y no encontré ahí ninguna solución definitiva, más allá de la de la prudencia y la moderación, lo cual me alegró bastante. La Administración Bush, tan extremada en tantas cosas, no va a cometer el error de dejarse guiar en esto por los más exaltados exiliados de Miami. O eso es de esperar, al menos.

Algunos cubanos respetabilísimos instalados en España, huyendo de los rigores de la dictadura, abogan por una transición ‘desde el sistema’, que estaría conducida por el hermano Raúl, que no tiene las adherencias tozudas de Fidel, pero tampoco su carisma: Raúl Castro sabe que él es figura de transición, pasajera, y lo mismo buena parte del actual Gobierno en La Habana.

La propia operación de imagen puesta en marcha para anunciar al mundo entero que lo de Fidel no es un final inminente, una operación que pasó por Madrid y por un médico español prestigioso, indica que hay cerebros que piensan, analizan la situación, y tratan de colocar colchones para que la noticia, cuando se produzca, caiga en blando. Esto, confío, no es aquel “Arias, ya estoy curado” con el que el octogenario general Franco regresó a un poder que jamás pasó por las urnas y que le duraría apenas unos meses más, tras haber cometido todas las barbaridades políticas imaginables. No; esto es otra cosa. El mundo, que espera a la Cuba democrática con los brazos y los intereses abiertos, aunque acaso debiera abrir más también los talonarios, no va a permitir que la transición sea ahora un desastre. Allí va a ganar la democracia y 2007 va a verlo. O va a comenzar a verlo.
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