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Mexico en la frontera de lo mismo

viernes 11 de enero de 2008, 22:30h

Más de tres décadas transcurrieron con la reiterada promesa del “cambio político”. La democracia que abriría las puertas de la abundancia y la bonanza. Equidad en las justas electorales y mayor bienestar para una población cada vez más empobrecida, por la falta de altura de miras de políticos ineptos que no han sabido aprovechar Tratados de Libre Comercio, apertura económica y materialmente se han enredado al no poder sacar adelante las necesarias reformas estructurales que hagan olvidarnos del “Ogro Filantrópico” estatal, para pasar a una sociedad de auténtica y libre competencia económica.

Transitamos en nuestro país, de crisis en crisis. Sea política, sea económica. Y siempre en los umbrales de la irritación social. Con los rescoldos de una guerrilla –EPR- que el año anterior hizo volar ductos en Pemex y que tiene a algunos de sus mejores baluartes en los grupos lumpen -El Barzón- que fueron los que impidieron que el blandegue gobierno federal de Vicente Fox, construyera un ambicioso, modernizador y necesario proyecto de nuevo aeropuerto internacional, en una zona adecuada, por su ubicación geográfica y de amplia posibilidad de expansión económica, como lo es San Salvador Atenco en el Estado de México.

Buscó legitimarse todo un sexenio en la presidencia de la República, Carlos Salinas de Gortari. Tuvo los arrestos necesarios para comprender que el mundo había cambiado y era necesario restar mucho del obsesivo paternalismo que tanto daño hizo a México por décadas de trasnochado izquierdismo sovietizante, que terminó con la debacle de la caída del Muro de Berlín. En lo político a Salinas le estalló la muerte de Luis Donaldo Colosio y el EZLN. Cuauhtémoc Cárdenas no lo dejó gobernar, lo sacó de sus casillas y le puso enfrente a quien luego traicionaría a Cárdenas: Andrés Manuel López Obrador, caminante de Tabasco a la ciudad de México, al frente de sus prosélitos en busca de “democracia”. Cuando es el día en que los habitantes del DF, no tienen acceso a información reservada del gobierno local, que en el ámbito federal, es de dominio público.

Con el antecesor de Salinas, Miguel de la Madrid, los mexicanos no nos salvamos de pasar de una pesada crisis. Esta fue de corte económico por el desatado populismo del extinto José López Portillo, quien recibió un país convulso de manos de Luis Echeverría que más allá de sus declaraciones, en “favor de los pobres” no hizo más que endeudar a México. Y con De la Madrid nace el “Frente Democrático Nacional”, cuando el inquieto Cuauhtémoc, lo que quería era un hueso en Pemex. Pero el ámbito de la política no se le daba muy bien a MMH.

Salinas y De la Madrid, abiertos a la nueva realidad mundial. Pero sin concluir reformas económicas ni lograr amarres políticos. López Portillo y Echeverría, producto de un decimonónico “nacionalismo revolucionario”, que hoy quiere reeditar en este 2008 Andrés Manuel López Obrador, quien no pudo ganar la elección presidencial del 2006, la cual literalmente le ganó por una nariz el panista Felipe Calderón Hinojosa.

¿Y el cambio de sistema político, con el fin del corporativismo, la endémica corrupción priísta que nos prometió Vicente Fox? Ni siquiera pudo cumplir el esposo de Marta Sahagún con pacificar Chiapas, ya no digamos en 15 minutos, sino en todo un sexenio. Los perredistas lo acusan todavía de haber realizado una “elección de Estado”, muy al estilo de las que efectuaba el priísmo en sus mejores tiempos de cooptación ciudadana. Fox jura que el no metió las manos para que ganara Calderón y cita como la mejor de sus muestras que su “gallo” era Santiago Creel, hoy presidente de la Cámara de Senadores.

Que todo cambie. Para que todo siga igual, parece ser lo que algunos analistas mexicanos consideran que ocurre desde hace más de treinta años en México. Con un factor que poco a poco se ha venido a convertir en un peligroso poder fáctico, que es el narcotráfico organizado. Por lo demás, que no se queje López Obrador de los hechos del 2 de julio del 2006, pues no pudo o no supo repartir algo así como 300 millones de pesos, aproximadamente 30 millones de dólares el día de la elección presidencial que se niega a reconocer que perdió, aunque ya más de la mitad del perredismo le dio la espalda.

En crisis el modelo de institución electoral “perfecta” de la que se jactaba el gobierno mexicano con el Instituto federal Electoral, cuyo consejero presidente Luis Carlos Ugalde, fue despedido por los ambiciosos senadores y diputados federales mexicanos, quienes no han podido ponerse de acuerdo sobre el nombre del hombre que lo relevará en sus funciones. A empezar este 2008, hay noticias, no se sabe con cuantos visos  de credibilidad, de que en Tamaulipas, los narcotraficantes habrían coptado y luego “asilenciado” –escrito así, en la jerga ranchera mexicana- a quienes no “cooperasen” con ellos o peor aun, hablasen. Más de 200 mil spots del PRD transmitidos por los medios electrónicos, de cuya procedencia económica nadie sabe.

El Congreso federal no se salva de la crisis que se avecina en diferentes frentes en México. Ya es cuestionado muy seriamente, por la discrecionalidad con la que maneja millones de dólares, sobre los que no tiene que rendir cuenta a nadie. Con terrenos y obra muy avanzada en el barrio de San Lázaro en la ciudad de México, a los señores senadores se les antojó construirse un edificio en pleno Paseo de la Reforma, en donde actualmente rentan un inmueble en esa misma calle, la más exclusiva de la ciudad de México. Nombres como el del corrupto priísta Héctor Hugo Olivares o el de un “vicecoordinador perredista” que solicita 20 mil dólares para “mejoras” a su “baño privado”, son motivo no sólo de indignación, sino también de escarnio entre la opinión pública mexicana.

Días estos en que la abrumadora mayoría de un pueblo integrado por más de 110 millones de personas, con salarios “mínimos” de seis dólares al día –como si estuviéramos en Haití- enfrenta tremenda e injustificada alza de precios en comestibles básicos, por la ineficacia de legisladores y secretarios de Estado, para poner orden en lo que podría convertirse en una protesta de grandes dimensiones, combinándola con los jaleos de aquellos redentores que gritan contra un Tratado de Libre Comercio, que abre las puertas a productos agrícolas de Estados Unidos y Canadá, para lo cual se dio un plazo de 15 años.

Por parte del presidente Calderón, se ha hecho público entre algunos de los más sobresalientes integrantes de su primer equipo, que esta situación de protestas anti TLC inquieta mucho a Los Pinos –así llamada en México la casa presidencial-, por lo cual el titular del Ejecutivo tuvo que regresar anticipadamente de sus vacaciones de invierno y el 4 de enero encabezar una reunión inesperada.

Y otra reunión más. Por el enfrentamiento de narcotraficantes contra elementos de las fuerzas de seguridad, lo cual reedita la página con la que empezó a gobernar hace un año Calderón y luego de que se habló que “había ya un acuerdo” con los grandes capos para “delimitar mercados” y dejar de lado “acciones violentas” que sólo ahuyentan a las necesarias inversiones extranjeras que requiere el país.

Protestas contra el TLC a las que se adherirán los precaristas que van en los aumentos a la comida, como parte de un desclasamiento que los condena a reducir sus ya de por si magras raciones diarias de alimentos. Pero eso sí, jalones entre priístas, panistas y perredistas por la designación del nuevo consejero presidente del Instituto federal, que les abrirá paso a la presidencial del 2012. Recrudecimiento de la lucha entre las fuerzas del orden público y narcotraficantes que son surtidos de poderosos armamentos desde los Estados Unidos.

2008, año electoral, en el vecino del norte, cuya política desde Washington se irradia hasta territorio nacional, a grado de influir en situaciones de gran nivel en lo político, social y financiero. 2008. En México se elegirán presidentes municipales y diputados locales en algunas entidades del país. En lo político esta aduana es crucial,  pues es la víspera del 2009, año de  elecciones intermedias, donde el presidente Felipe Calderón tendría que apostar a ganar una mayoría legislativa para apoyarse a impulsar los cambios estructurales que México necesita, y así fluyan las inversiones en los sectores energéticos y otros más, creándose mayores oportunidades de trabajo para la población y con ello distender la ahora enrarecida atmósfera social.

Para Calderón estos no son tiempos de búsquedas de legitimidad. Ganó la elección del 2006, con medio punto porcentual, lo cual en cualesquier democracia que se respete es válido y punto. Los propios perredistas, lo reconocen como presidente legitimo y no al otro que se autonombra así y a quien salvo algunas interesadas personas, apoyan en sus locuras, como lo fue el estrangular la circulación en la más importante arteria de la ciudad de México, lo cual es de esperar no quieran repetir los sectores duros del PRD y su malhadado “Barzón”, este fin de mes.

Calderón nunca ocupó un cargo dentro de la administración pública federal, salvo unos meses cuando se desempeñó primero como director de Banobras y luego como efímero secretario de Energía, de donde renunció para ganar desde muy atrás y con todo la candidatura presidencial panista y desde ahí vencer a López Obrador, quien insoportable no se cansaba de repetir como “acondicionaría” Palacio Nacional, cuando ahí viviera. ¿Querrá AMLO repetir su historia de “lucha presidencial” en el 2012? Todo hace indicar que así ocurrirá, con o sin PRD, cuando acaba de ubicar en el llamado FAP –que aglutina al PRD, PT y Convergencia- al ex dirigente nacional priísta, perredista y ex embajador foxista –todo un camaleón el tío- Porfirio Muñoz Ledo- y aún cuando sustituya al frente del perredismo un moderado Jesús Ortega, que no comparte los decimonónicos criterios izquierdistas del destemplado López Obrador.

Así como desde hace 30 años, México no puede concretar su transición democrática, pues lo más que se ha avanzado es una alternancia en el poder, con mucho sabor al más rancio priísmo, por parte de gobernantes panistas y perredistas. Y vamos de crisis en crisis, sea por devaluaciones que por fortuna ahora no se presentan gracias a un sólido manejo de las variables macroeconómicas que descansan en el responsable del Banco de México, Guillermo Ortíz Martínez. Crisis, sea electoral y de legitimidad presidencial. Sea de aumento de precios y falta de empleos antes reformas estructurales no concretadas. Sean de tipo político, con partidos envueltos en tremendas reyertas, como ocurre ahora mismo en las cúpulas y sectores más diversos del PRI y del PRD.

Calderón tiene a su favor estar sentado en la Presidencia de la República, con el reconocimiento de la Presidenta de la Cámara de Diputados federal, la perredista Ruth Zavaleta. Y el reconocimiento también del coordinador  del PRD en el Senado Carlos Navarrete.  Conocer los laberintos del Congreso y de su partido, Acción Nacional. Cabildear con los legisladores de todos los grupos políticos, apoyarse en un partido en donde con Germán Martínez Cáceres le ganó la partida al foxista Manuel Espino, son elementos muy aprovechables, para que Calderón aumente sus márgenes de gobernabilidad y con ello estabilice a México, en donde por cierto, la buena conducción económica en lo macro, pese a las protestas populares por el aumento de tortillas y frijoles, le permite la construcción de un país moderno, con fuerte apoyo de los sectores privados nacionales y extranjeros y con el apoyo de políticos jóvenes, ya sea de su propio staff o de mandatarios estatales de otros partidos políticos, que comparten sus proyectos de cambio.

Nada peor le podría pasar a Calderón que apoyarse en personajes que son acusados de haber participado en acciones ilegales contra la disidencia. Hace bien el presidente en no desperdiciar a políticos como su jefe de asesores Dionisio Pérez Jácome, o a la experimentada Elba Esther Gordillo. Y más ¿Es correcto pasar a un régimen semi parlamentario, como lo propone Manlio Fabio Beltrones, obsesionado con ser el próximo Presidente de la República, cuando ello significaría una virtual guerra política entre los más poderosos grupos priístas y una erosión del sistema presidencialista y federalista mexicano?

Para México en 2008, la situación no se presenta fácil. Como ocurre recurrentemente desde hace décadas. Lo malo es que la gente se cansa o no aguanta. Como aquel caballo de quien su amo estaba muy satisfecho pues ya se había acostumbrado a no comer, hasta que falleció.

Las asignaturas pendientes para el país son básicas. Reestructura de sus aparatos de elección democrática. Acotamiento del poder fáctico en que se ha convertido un Congreso de la Unión que sobredimensiona sus funciones en un régimen presidencialista como el nuestro. Seguridad pública que acabe con las  matanzas y desmanes desatados nuevamente por el crimen organizado. Impedir que el descontento social sea manipulado por el perredismo duro, no pocas veces conectado con la guerrilla. Buen manejo en nuestra relación con los Estados Unidos, pero sin perder de vista la necesidad de diversificar mercados. Buscar con realismo la posibilidad de que se amplié el mercado interno, las oportunidades de trabajo en México, única solución real para frenar los flujos migratorios hacia el vecino país del norte.

La agenda de México, necesariamente pasa por las soluciones políticas. Tenemos 36 años de no contar con un Presidente con experiencia en cargos de elección popular. Calderón fue legislador federal y dirigente partidista. Ello en mucho puede ayudarlo para impedir que México siga atascado en una transición política que ha durado más de tres décadas. Para que podamos trasponer la frontera de lo mismo.

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