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Petróleo, Irán y Al Qaeda, desafíos para 2008

martes 15 de enero de 2008, 19:27h

Cuando un presidente norteamericano enfila el último año de su mandato casi nadie le presta atención. Es un pato cojo que sabe que sus días en la Casa Blanca están contados. Los focos se centran en la lucha que mantendrá la larga lista de candidatos a sucederle hasta que en julio las respectivas convenciones demócrata y republicana designen a los finalistas. Pero, como George W. Bush ya no tiene necesidad alguna de agradar a ningún electorado potencial, podría ser posible que intentara despejar algunos obstáculos a su sucesor. El primero y más importante de ellos es Irán, convertido ya en el único representante de aquel triunvirato del eje del mal, una vez que se ha conjurado el peligro nuclear de Corea del Norte y que el avispero de Irak tiende a estabilizarse en la desgracia de su propia guerra civil entre chíies y suníes.

Que la CIA afirmara en un reciente informe que Teherán había renunciado ya en 2003 a los posibles objetivos bélicos de su programa nuclear, no ha convencido al presidente de Estados Unidos, que ya tiene sobre su mesa los ochenta emplazamientos de instalaciones relacionadas con ese programa, susceptibles de ser eliminados mediante bombardeos selectivos. A pesar de las intensas gestiones diplomáticas, nunca suspendidas, la arrogancia del presidente Mahmud Ahmadineyad pudiera colmar la paciencia de Bush, decidido a que Irán no represente una amenaza para los aliados árabes de Estados Unidos en el Golfo. Por supuesto, Bush no lanzará una acción de tal envergadura si no cuenta con los informes favorables de Israel y los de sus servicios de inteligencia sobre las consecuencias, es decir hasta dónde puede llegar la capacidad de respuesta del Irán de los ayatolás.

Para la principal potencia del planeta la cuestión primordial sigue siendo el aseguramiento de sus fuentes de aprovisionamiento energético, amenazadas por la competencia exterior de los grandes colosos emergentes de Asia, China e India en particular, cuya espectacular demanda puede disparar los precios del crudo hasta niveles insospechados; los 100 dólares parecían muy lejos hace un año, hoy se habla de 150 dólares sin ningún rubor.  China sobre todo ha dado un vuelco espectacular a las clasificaciones económicas, al situar a sus grandes corporaciones financieras y petrolíferas entre las primeras empresas del mundo. Sus excedentes en divisas son tan apabullantes que están en condiciones, más que de absorber o fusionarse,  de engullir los nombres más emblemáticos de la economía estadounidense y europea. En esa misma línea, los países productores de petróleo desbordan tanta liquidez que no dudan en acometer las obras y proyectos más gigantescos o extravagantes, como ya puede apreciarse ampliamente en toda la península arábiga. Por su parte, el primer país del mundo por sus reservas de petróleo, Rusia, va a retornar definitivamente a su antiguo papel de superpotencia. Además de controlar una buena porción del mercado europeo, está en condiciones de someter a toda Europa a su dictadura gasística, es decir a controlar por completo los suministros, ya que formalizará este año una alianza con Nigeria, el país con las mayores reservas mundiales de gas, y segundo proveedor de Europa de esa energía.

Todo ello tendrá una influencia decisiva sobre la región más caliente del globo, el Próximo Oriente, donde los dramas diarios del contencioso israelo-palestino están dejando paso a una geopolítica de más alcance: si Siria se aviene ó no a caucionar una solución pacífica para Líbano y si Irán suspende el flujo de armas hacia las milicias de Hizbolá aparte de su programa nuclear. Además, el demostrado apoyo logístico iraní a la insurgencia en Irak constituye otro factor de incertidumbre sobre la viabilidad del proyecto de transferir cada vez más responsabilidades al gobierno de Bagdad. En última instancia, comprobar si Irak se mantiene como un país con tres regiones autónomas o bien se delinea una confederación que deje a los kurdos en el norte, a los chíies en el centro y a los suníes al sur con plenos poderes en sus respectivas demarcaciones, todo ello mientras los ingleses se aprestan a marcharse, ya que el primer ministro Gordon Brown quiere diferenciarse por ese solo hecho de su antecesor Tony Blair.

Mientras tanto, la Unión Europea dará por concluida su expansión ya que el próximo mes de junio el presidente francés, Nicolas Sarkozy, reunirá en París a todos los jefes de Estado o de Gobierno de los países mediterráneos. El objetivo, crear la Unión por el Mediterráneo, un proyecto que tiene como finalidad primordial evitar la integración de pleno derecho de Turquía en la UE so pretexto de revitalizar con este nuevo proyecto el moribundo Proceso de Barcelona, surgido en tromba en 1995 a iniciativa de Felipe González. Muchas compensaciones habrán de ofrecerse a Ankara por esa renuncia, toda vez que los actuales dirigentes turcos, los islamistas moderados Abdulá Gül, jefe de Estado, y Recep Tayyip Erdogan, primer ministro, han logrado ganar su durísima pugna con los militares nacionalistas en base a su presunta capacidad por hacerse admitir en Europa como miembros de pleno derecho. Gül y Erdogan reclaman que se dé una oportunidad al islamismo que ellos representan de demostrar que es capaz de conjugarse con una democracia plenamente homologable con la occidental. La frustración que acarrearía una negativa de la UE podría traducirse en un impredecible aumento de la desconfianza del mundo musulmán hacia un Occidente que le cierra las puertas y que solo ofrece retórica vacía, además claro está de obligar a que Turquía mire en otra dirección, Asia sin duda, más agradecida con sus esfuerzos.

Turquía, como el resto de Europa, también se enfrenta a la amenaza del terrorismo de Al Qaeda, que ha demostrado su fortaleza desde el principio del año obligando a la anulación del rally Lisboa-Dakar. Su poder, a partir de sus bases instaladas presumiblemente en la accidentada frontera afgano-pakistaní, no hace sino crecer. Los talibanes dominan cada vez más territorio en Afganistán y, consiguientemente, multiplican la producción de opio y de los envíos de droga a Europa y Estados Unidos. Todos son desmentidos respecto de la posibilidad de que el arsenal de bombas atómicas paquistaníes (entre 65 y 110) caiga en manos terroristas, pero el futuro del país presidido por Pervez Musharraf es cada vez más incierto. Que el juerguista y corrupto viudo de la asesinada Benazir Bhutto gane las elecciones legislativas previstas ahora para mediados de febrero, no es garantía de nada.

Si miramos a América Latina, la principal incógnita sigue siendo el momento de la definitiva desaparición de Fidel Castro, cuya sombra política sigue proyectándose sobre el país, incapaz de iniciar su transición hacia otro modelo mientras el dictador caribeño siga guardando las presuntas esencias de la Revolución, aunque sea con respiración asistida. El principal aspirante a sucederle en la globalidad iberoamericana, el venezolano Hugo Chávez, va perdiendo fuelle tras los reveses del referéndum por la reforma constitucional y el mamoneo que con él han realizado los narcoterroristas colombianos de las FARC a propósito de una presunta liberación de tres secuestradas de renombre con gran aparato mediático. Sin la dignidad de haber dimitido tras ser derrotado en una consulta que planteó él mismo como un plebiscito personal, Chávez se ve compelido a aferrarse al poder, ya que la nueva boliburguesía de los nuevos bolirricos no va a permitirle que les deje de suministrar el pienso de la bolicorrupción. En todo caso, mientras el maná petrolífero continúe fluyendo, la presunta revolución bolivariana proseguirá alimentando a los Castro, Evo Morales y Daniel Ortega, mientras otros como el ecuatoriano Correa o el brasileño Lula da Silva lo mantienen a distancia, quedando por ver la postura final de Cristina Fernández de Kirschner en Argentina, decidida inicialmente a cambiar incluso los modos de gobernar el país.     

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