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2008, el año de los panameños

jueves 24 de enero de 2008, 18:51h

Panamá está viviendo un momento espectacular, un momento único por las posibilidades de futuro que tiene entre sus manos este pequeño y joven país. Panamá afronta este nuevo año con el reto de pegar el salto hacia la modernidad. La suerte está de cara, el futuro depende de que en los próximos años nuestros políticos, nuestras instituciones, nuestros empresarios y, sobre todo, nuestra sociedad se decidan a colaborar y aprovechen esta oportunidad de oro. En principio, la sociedad ya ha contribuido enormemente en este salto a la modernidad, lo hizo con el apoyo masivo en el referéndum aprobando la ampliación del Canal.

Panamá tiene en su haber 105 años de vida marcada por la estabilidad institucional, económica, social y política, tan sólo rota por la leve y rápida, aunque muy dolorosa, invasión de los EE.UU. de diciembre de 1989, fueron quince días muy duros en la historia del país, pero que afortunadamente han sabido asimilar.

La estabilidad económica del país se debe, en primer lugar, al hecho de que su moneda, el balboa, sea realmente el dólar estadounidense, como consecuencia hay una serie de factores clave como la baja inflación, y el fácil acceso a créditos bancarios con tipos de interés aceptables. Y el haber desarrollado una economía liberalizada desde hace décadas, incluso desde antes que otros países más modernizados. La red de bancos presentes en la Ciudad de Panamá es considerada la mejor de América Latina. En estos momentos es muy importante la previsión de inversión extranjera en el país, véase esto como un ejemplo de la confianza que las posibilidades del país despiertan fuera de sus fronteras. El Banco Interamericano de Desarrollo ha amparado la economía panameña calificándola como la “economía estrella de América Latina”.

La situación geoestratégica de Panamá es envidiable, un país que está entre dos océanos y entre dos continentes, con fuertes ventajas para el comercio internacional y el tránsito entre una y otra punta de América. Una ventaja que, sin duda, este país ha sabido explotar y aprovechar.

Recordemos su potencial turístico, sus costas bañadas por el Caribe y por el Pacífico, con un capital natural de enorme belleza y riqueza ambiental, y cuya conveniente explotación será una importante fuente de ingresos y de prestigio internacional en el futuro.

El actual Gobierno del PRD, presidido por Martín Torrijos, ha sabido avanzar hacia la modernización del país, realizando importantes y trascendentales renovaciones como lo fueron la reforma de la Caja del Seguro Social, la reforma del sistema fiscal, de la Justicia y de la Constitución. También ha dado un paso de gigante hacia esa transformación con el proyecto para la ampliación del Canal que obtuvo un apoyo masivo del país en referéndum, igualmente trascendental ha sido el cierre de las negociaciones para la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

La ejecución de obras públicas es otro síntoma de despegue y progreso, y en Panamá hay muchas y muy importantes infraestructuras en marcha como la Cinta Costera, el Corredor Norte, la Autopista Panamá-Colón y otras; por supuesto, también las obras de ampliación del Canal. Este horizonte está empujando a la economía de Panamá hacia el futuro, con una perspectiva de crecimiento superior al 10% anual para los próximos años, cifra a la que casi se llegó en el 2007.

Para conseguir este salto que puede dar lugar a la recalificación del país, es necesario luchar contra las bolsas de pobreza. Todo avance hacia la modernidad requiere de un impulso a favor de una mayor igualdad y equidad social, esto es, igualdad de clases sociales y estrechamiento de los abanicos salariales. Para ello, Panamá debe afrontar el reto de la educación, y extender los beneficios de la formación a toda la población para capacitar a los trabajadores menos cualificados y proporcionarles mejores oportunidades para el trabajo. Nadie duda hoy de la importancia de la educación como un elemento fundamental para el desarrollo económico, social, cultural y político.

La Ciudad de Panamá tiene, a primera vista, apariencia de metrópoli del primer mundo, pero no lo es; y, aunque tiene muchas posibilidades para serlo, le queda todavía trabajo por delante para conseguirlo. La tarea es apoyar todos los proyectos que están en marcha, inversiones, infraestructuras, proyectos nacionales y extranjeros; y de manera prioritaria, luchar contra la pobreza del país. La sociedad panameña no está polarizada entre ricos y pobres, existe una incipiente, y todavía débil, clase media que no está suficientemente asentada y sobre la que hay que trabajar para conseguir su transformación y despegue.

Entonces sí, cuando políticos, instituciones, empresarios y la sociedad al pleno estén dispuestos a colaborar y a asumir nuevos compromisos y responsabilidades, Panamá podrá ser un país del primer mundo.

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