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Gracies al xiquet de Xativa

Gracies al xiquet de Xativa

viernes 23 de mayo de 2008, 13:26h
La noche del jueves en el anfiteatro Ramón y Cajal de la Facultad de Medicina Carlos Berzosa, rector de la Universidad Complutense, presentaba el recital de Raimon y decía que se había encontrado con gentes a las que no veía hacia cuarenta años pero que se habían reconocido.

A mí me pasó algo parecido, pese a las arrugas, las calvas, las canas, o los kilos de más nos reconocimos y en algún caso nos emocionamos. Mi mujer, que en aquella época aun estaba en Primaria, observando al personal, me decía que las chicas han envejecido mucho mejor que los tíos.

Algún antiguo novio fondón y calvo paso delante de su antigua chica, que fue niña monísima y que ahora es señora estupenda e importante periodista, y mirando al frente paso de largo disimulando y sin atreverse a constatar lo que se había perdido.

Lo de anoche, tenia un pelín de nostalgia pero sobre todo fue una manera de decir  que aquello pasó, que hubo cárceles, represión, muertos, que a algunos los suicidaron y a otros los fusilaron, que no había democracia, que no había libertad, y que una de las pocas formas en que en España se podía suspirar por la libertad era cantando. Y que aunque en esta España nuestra había mucho indiferente, y bastantes fascistas, también había mucha gente, que cada uno a su manera, luchaba contra la dictadura aunque fuese íntimamente.

El ambiente festivo y a ratos emocionado de anoche era una manera de decir aquello pasó, no tenemos rencor, pero no hay que olvidarlo.

 No puedo dejar de acordarme de, creo que fue la primera vez que Paco Ibáñez cantó en Madrid, debió de ser en el año 67 en  el Paseo de la Habana puede que el restaurante, entonces una buena tasca, se llamara Casa Manolo. Allí recuerdo que estaba Gloria Fuertes y a Paco cantando aquello de: “una bruja bella, un pirata bueno, un príncipe malo…” y  hasta arrojarlos en el mar…

No estuve en Políticas

En el recital de Políticas, cuando “la ciutat era jove, aquell 18 de maig que no oblidare mai a Madrid”,  yo no estuve. Yo ya era un precursor de yupi, pero mis amigos profesores sí que estuvieron, mis hermanos pequeños también e incluso alguna moza con la que yo intentaba ligar y se negaba  diciendo que yo era un pequeño burgués. No estuve en Políticas pero al día siguiente sí que me lo contaron, sobre todo las carreras ante las cargas de los grises cuando al salir se gritaba democracia y libertad.

De Raimon si sabia, pues en el año 63 cuando estaba estudiando en California mi padre me mandó un single de 45 revoluciones, “El Vent”, de Raimon. Me lo envió y sin duda era un guiño político aunque, precavido como siempre, en la carta sólo decía que este chico que canta es de Játiva y allí fue alumno de su hermano Julio, que era catedrático de latín. De verdad lo escuche cientos de veces.

La primera vez que pude escuchar en directo a Raimon fue en el 76 en  el primero y único recital de los cuatro programados en el pabellón del Real Madrid, los otros tres fueron prohibidos. Fui con la amiga a la que me refería antes y que entonces seis años mas tarde  ya no me consideraba pequeño burgués, aunque  seguro que lo seguía siendo, o por lo menos el serlo ya no era impedimento para ligar conmigo.

En este recital ya hubo una primera fila en la que estuvieron buen número de  los políticos que harían la transición. A la salida había un tremendo despliegue policial. Los grises estaban por todas las esquinas, miraban torvamente como diciendo en cuanto nos den la orden os machacamos,  pero creo recordar que no hubo gritos y no cargaron.

Desde entonces creo que no me perdido ningún recital de Raimon en Madrid. Anoche demostró estar en plena forma, magnifico de voz y preciosos arreglos musicales. Antes solo venía con su guitarra ahora lo acompañan cuatro magníficos músicos. Un amigo bromeaba diciendo que Raimon antes venia solo con la guitarra porque con músicos se corre peor.

Anoche Raimon nos hizo tener añoranza, nos emocionó y, lo más bello, se emocionó ante la ovación unánime y enorme que le tributamos cuando acabó su actuación. Fue nuestra manera de agradecerle que en su día nos diera esperanza de que  la libertad era posible.

Al xiquet de Xativa sólo toca decirle ¡Gracies Raimon!

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