Por primera vez encontronazo entre Zapatero y Sebastián: Lukoil les divide

 En medio de ambos bandos se ha colocado un Pedro Solbes que cada vez goza de menos influencia en el seno del Gobierno mientras que la otra vicepresidenta, Maria Teresa Fernández de la Vega se alinea con las tesis de ZP.

   Poco se conocen de los argumentos que el Presidente esgrime para mostrarse partidario de la entrada de Lukoil. Se dice, confidencialmente, que el Rey está interviniendo y que fue el que puso encima de la mesa el interés de la petrolera rusa  por Repsol ,  nada más conocerse la negativa española por las ofertas efectuadas por dos empresas, una de Arabia Saudita y otra, una corporación china. Ambas rechazadas por su carácter público.

   En el trasfondo de toda la historia parece residir la  fuerte amistad que une a Zapatero con Luís del Rivero y la amenaza de este de presentar suspensión de pagos al no lograr la refinanciación de la enorme deuda de Sacyr Vallehermoso. Lo que desconcierta a la militancia del PSOE es el hecho de que ZP haya cambiado de opinión, en un relativo corto espacio de tiempo, sobre este asunto: ha pasado de una negativa rotunda a un sí, de acuerdo.

   Pero más desconcierta la actitud de Miguel Sebastián. Entusiasta y dispuesto no sólo a avalar sino a dirigir la entrada de Lukoil en Repsol, repentinamente ha cambiado radicalmente de actitud y ahora se opone al que hasta ahora ha guardado lealtad como si se tratara de un noble hacia Su Majestad en plena Edad Media. En medios socialistas creen que la maniobra del Ministro de Industria se ha producido por dos causas concretas: el sector energético se le echará encima si Lukoil entra en el mercado europeo de la mano de Repsol ya que sería el primer paso para llevar a cabo una operación de mayor envergadura que acabaría por poner en manos de la rusa gran parte del comercio mundial del petróleo, gas y electricidad.

   Pero, por otra parte, a Sebastián, le han impresionado mucho las manifestaciones de la vieja guardia socialista encabezada por alguien al que el Ministro no es que admire, es que lo adora y está en  el Partido por él. Felipe González. Y, según los mas cercanos, si Felipe dice que no, que no lo ve claro, Miguel Sebastián reconsidera su actitud y acaba por decir lo mismo. Aunque eso le cueste un serio enfrentamiento con "el jefe"